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Aumenta la trata de personas en Colombia

Por: Alejandra Téllez, Asistente de Investigación

Línea Convivencia y Seguridad Ciudadana



La trata de personas es el tercer delito más lucrativo, seguido del tráfico de armas y la venta de drogas. En la legislación colombiana este crimen incluye dos delitos, por un lado, está el tráfico de migrantes, que se entiende como todo aquel que promueva, facilite o participe en la entrada o salida de personas del país sin que se cumplan los requisitos legales y conlleve fines lucrativos (Artículo 188 Código Penal). Por otra parte, está la trata de personas, que consiste en el traslado, captación o acogida de personas fuera o dentro del territorio con el fin de explotarlas (Artículo 188A Código Penal). La trata de personas lleva consigo una violación a los derechos humanos, pues se esclaviza o explota a un sujeto convirtiéndolo en una mercancía y dejando de lado su voluntad y libertad.


La trata de personas está altamente asociada con el turismo sexual, pues la mayoría de las víctimas están en condiciones de esclavitud sexual. Mujeres, niñas y adolescentes se ven más afectadas por este delito, pues en el mercado de la prostitución son ellas las que reciben más ofertas. En este sentido, se tiene conocimiento sobre la existencia de agencias de viaje que ofrecen dentro de sus paquetes recorridos sexuales, incluso con menores de edad en el país. Haciendo de Colombia un destino con alta oferta de servicios sexuales y así mismo una alta demanda con buenos pagos. Esto resulta evidente a la hora de visitar lugares como el Parque Lleras en Medellín, la Ciudad Amurallada en Cartagena o el barrio La Candelaria en Bogotá, lugares en los que se encuentra una alta oferta de servicios sexuales dirigidos a extranjeros y en donde, sin ningún tabú, se encuentran, incluso, menores de edad.


Diagnóstico Nacional


Según el Ministerio de Defensa, entre enero y agosto del 2023 se registraron 521 casos de trata, de los cuales 255 fueron víctimas de trata de migrantes y 266 de trata de personas. Esto representa un aumento del 56,9%, puesto que en este mismo periodo para el 2022 la cifra fue de 332 víctimas de trata. Según el Ministerio de Defensa, a diario se registran mínimo dos víctimas de este delito. Sin embargo, Roció Urón, coordinadora de la lucha contra la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes de UNODC, que las cifras no corresponden a la realidad, ya que muchas de las víctimas por miedo prefieren no decir nada o se les hace difícil poder ir o contactar a las autoridades. Por esto, ella asegura que las cifras reales pueden ser 10 veces más a las oficiales.


Con respecto a la niñez, según Eso no es cuento, una campaña en contra de la trata de personas articulada con la ONU y diferentes entidades colombianas, existen más de 55.000 menores de edad que son víctimas de la trata de personas en el país, de los cuales las niñas entre 12 a 14 años representas mayor vulnerabilidad. De igual manera, según el informe sobre la trata de personas en Colombia 2023, se descubrió que en Cartagena hay varios casos de niños venezolanos que están siendo explotados bajo la mendicidad forzada por parte de familiares y conocidos. Por otro lado, Colombia ha llegado a ser el cuarto país de América latina con mayor turismo sexual infantil.


Según una investigación realizada por el diario El Espectador y medios de la alianza rebelde de Venezuela, se descubrió que el Tren de Aragua y el ELN han estado operando en redes de tráfico sexual, teniendo gran influencia sobre todo en la frontera colombo-venezolana, pues allí cuentan con bares y demás establecimientos en donde explotan sexualmente a las afectadas de este delito. Además, gran cantidad de sus víctimas son mujeres y niñas venezolanas migrantes en condiciones de vulnerabilidad. El modo de operación es mediante una agencia de marketing por redes sociales con ofertas de trabajo en Colombia, Perú y Chile. Colombia no solo es receptor de víctimas, sino también cuenta con una ruta por tierra, económica, con escasos y débiles controles migratorios que facilita las rutas de tráfico en el cono sur.


Sumado a lo anterior, Colombia se ha convertido en origen, tránsito o destino de la trata de personas y migrantes por la situación que se vive en la Selva del Darién, pues este lugar se ha configurado como una importante ruta de migrantes ilegales. Existen varios testimonios de falsos guías llamados coloquialmente como “Chiligueros” que dan falsas indicaciones, o inclusive cobran de 40 a 50 dólares por migrante que pase.

Caracterización de las víctimas


Se puede identificar si una persona es víctima de trata cuando se evidencia que la persona no administra su dinero, o la remuneración de su trabajo es muy baja. Segundo, la persona no puede dejar su lugar de trabajo o cumple con ciertos requisitos para poder hacerlo y tercero la persona no tiene control sobre sus documentos de identificación.


No hay un tipo de persona en específico que pueda caracterizarse como víctima de trata de personas, sin embargo, sí existen una serie de condiciones que las hacen más vulnerables. En primer lugar, encontrarse en bajos niveles socioeconómicos agudiza la posibilidad de ser víctima, como se ha dicho anteriormente, el ofrecimiento de puestos de trabajo es un mecanismo de engaño para el reclutamiento de las víctimas. Por otro lado, están las personas migrantes, pues en condiciones irregulares de migración se pone en riesgo la seguridad y múltiples derechos humanos, ya que pueden transitar por rutas que se utilizan para trata de personas y migrantes, añadiendo que la necesidad de migrar los expone a recibir falsas ofertas hacia otros países. En tercer lugar, están las personas víctimas del conflicto armado, puesto que se encuentran en una condición de vulnerabilidad alta, que para los grupos armados que pueden contar con redes de tráfico de personas resulta más fácil su captación.


Ahora bien, las mujeres y las niñas representan la mayoría de las víctimas, primero porque un gran porcentaje del fin de la trata de personas tiene que ver con la explotación sexual o prostitución, servicios que en su gran mayoría son ofrecidos hacia hombres heterosexuales con ideas machistas escondidas por el velo de lo masculino. Cabe recordar también que la pobreza tiene rostro de mujer, pues existen diferentes barreras sociales, culturales y económicas que ponen a las mujeres en condiciones desiguales frente a los hombres, propiciando que en mayor medida sean ellas las que más se encuentren en situaciones de vulnerabilidad económica.


Por otro lado, teniendo también en cuenta que existe una serie de desigualdades estructurales debido a los roles de género. En vista de esta problemática, el pasado 29 de julio la Defensoría del Pueblo emitió el comunicado 274 en el cual expone cómo a través de las duplas de género que son grupos de la Defensoría del Pueblo que están encargados de atender casos de VBG, se logró acompañar a 236 víctimas entre el 2018 a junio del 2023, de las cuales el 89%, es decir 212 víctimas, son niñas, adolescentes y mujeres. Por otra parte, el 25,4%, 60 víctimas, están relacionadas con tráfico de migrantes con fines de esclavización.


Con respecto a la caracterización de las víctimas, según el Grupo de Lucha Contra la Trata de Personas, en el 2022 el 82% de las víctimas de estos delitos eran mujeres, y la finalidad de estos respondía en un 73,6% a explotación sexual. Para este año, los departamentos más afectados según el Ministerio del Interior son la ciudad de Bogotá con 128 casos, Valle del Cauca con 113, Nariño con 69 y Antioquia con 67. De las características de las víctimas se pudo identificar que el 54,6% pertenece a estrato 1 y el 64,4% cuenta con educación hasta la secundaria. Quienes cometen este delito buscan que sus víctimas se encuentren en alguna condición de vulnerabilidad socioeconómica y/o cultural, pues así será más fácil captarlos, mediante falsos puestos de trabajo, o demás promesas y así poder trasladarlos.


Del mismo modo, según la recomendación general número 38 del Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer, se determina que las mujeres y niñas migrantes irregulares tienen mayor riesgo de ser víctimas tanto en el tránsito como en los centros de acogida, las fronteras y el país de destino. Por último, en contexto de conflicto armado, las mujeres y niñas viven situaciones diferenciadas en donde se propicia la normalización de la violencia de género, además de que sus cuerpos son usados como botín de guerra, exacerbando la violencia sexual y la posibilidad de ser víctimas de trata de personas.


Reflexiones


Para concluir, la trata de personas y el tráfico de migrantes es un fenómeno de atención nacional e incluso transnacional, en el que Colombia tiene un rol fundamental, pues las redes de trata operan en todos los niveles en el territorio, desde la reclusión, hasta las rutas de tráfico y la recepción de víctimas. El Decreto 1818 del 31 de diciembre del 2020 expone la estrategia nacional para la Lucha contra la Trata de Personas 2020-2024, en donde se plantea el objetivo de garantizar una coordinación articulada y sostenible de forma interinstitucional para abordar la problemática, desde la prevención, la asistencia y la protección de las víctimas, además de la sanción del delito en el territorio. Sin embargo, parece ser que el enfoque que se le ha dado para solucionar este problema es reaccionario e incluso débil, ya que, por un lado, no se ha logrado disminuir los casos de trata, sino, por el contrario, han aumentado casi el doble, y, por el otro, la Defensoría del Pueblo en casi seis años ha acompañado a 236 víctimas, lo que ni siquiera representa la mitad de los casos ocurridos tan solo este año.


En el mismo orden de ideas, aunque la estrategia nacional contra la trata de personas plantea un enfoque de género, este solo aparece como un apartado más, pues ninguna línea o estrategia de acción cuenta con un enfoque diferenciado frente a las mujeres o niñas, quienes son las que más sufren este delito. Esto resulta importante a la hora de plantear políticas públicas, pues reconoce que las mujeres y niñas viven contextos diferenciados que las ponen en mayor medida en peligro frente a este delito. En ese mismo orden de ideas se hace necesario una nueva estrategia anti trata, no solo para plantear un enfoque de género interseccional más real, sino también porque en el 2020, año en el que se pensó el plan, las realidades nacionales eran otras, e incluso el número de víctimas de enero a agosto de ese año eran 189, mientras que para este año 2023 ya se registran 521.




 

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