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¡Ya se murió!

Por: Miguel Ángel Rubio, Coordinador

Línea Jóvenes en Riesgo y Participación Juvenil

Entrevista a Yolanda Henao, licenciada en sociales, activista política y madre de Héctor Fabio Morales, joven asesinado el 07 de mayo de 2021 durante el Estallido Social en la ciudad de Pereira.


Miguel Ángel Rubio (Pares): Yolanda, muchas gracias por este espacio. ¿Si pudieras pensar en este momento en Héctor Fabio y pensar en un animal, con qué animal identificarías a tu hijo?


Yolanda Henao: yo a Fabio lo identificaría con una ardilla.


Pares: ¿por qué?


Yolanda Henao: porque Fabio era alegre, dinámico, explorador, juguetón, donde él estaba, estaba la alegría y así como la ardilla que trabaja, trabaja, trabaja, así era Fabio. Era un muchacho trabajador, buen compañero de trabajo, buen hijo...


Miguel Ángel Rubio (Pares): ¿qué animó a Héctor Fabio a involucrarse en el movimiento social, en el Estallido?


Yolanda Henao: el momento mismo, la dinámica de la situación. Fabio no era de un partido político, no, pero en mi casa todos salimos a marchar, o sea el 28 de abril arrancaron las marchas y yo salí. Pero el 01 de mayo es emblemático porque es el día que marcha el trabajador, entonces ese día yo Salí a marchar con mi nieta de 13 años, con mi hijo de 15 años, con mi hija que trabaja en Comfamiliar y es enfermera, salimos a marchar por la salud y marchamos ese 01 de mayo. Fue una experiencia muy bonita.


Pares: ¿era la primera vez que Héctor marchaba?


Yolanda Henao: no, Héctor no marchó con nosotros, pero nos dio para que tomáramos el agua, él nos cubrió esos gastos que conlleva salir a marchar, que la agüita, que el almuerzo, que todo eso. Y eso lo sensibilizó. El 02 de mayo salieron los motociclistas, era la fuerza misma del momento histórico que estábamos viviendo, más la familia que ya había salido el 01 de mayo y ahora los motociclistas...eso lo animó, “no mamá, yo voy a salir mañana que tengo libre”. Y salió a marchar, salió a recorrer todo Pereira en la moto, porque ese 02 de mayo se dedicaron fue a andar en esas motos toda la ciudad y recorrieron toda la ciudad, y finalmente fueron a dar a la glorieta de Corales a tapar la vía, que era lo que hacíamos todos los días a las cinco de la tarde, tapar la glorieta de Corales.


Miguel Ángel Rubio (Pares): ¿y el después salió el 07, el 09?


Yolanda Henao: no, él salió el 02 de mayo, estuvieron todo el día, recorrieron la ciudad, porque eso fue un recorrido grande.


Pares: ¿pidió permiso en el trabajo?


Yolanda Henao: no, estaba libre, tenía el día libre. Y resulta que el 02 de mayo sucede ese evento en Corales, esa loca que les tiro el carro y atropelló a varios muchachos, y uno de ellos hubo que recogerlo de ahí de la calle, porque lo aporreó. Y en medio de todo lo que pasó allá, a la muchacha le rompieron el vidrio del carro, a ella la volvieron una nada con pintura, pero la dejaron seguir porque ella iba para el Nogal. Cuando ella llega al Nogal detrás de ella se fueron todos esos muchachos motorizados, porque le reclamaban el seguro del carro para poder cubrir los gastos y poder atender al muchacho que había quedado aporreado ahí.


Ella pasa la barra del Nogal y entonces se baja del carro y empieza a gritarles a ellos porque yo tengo el audio y el video que dio a la portería, les grita vándalos, gamines, desocupados, cojan oficio, bueno, ella los trato muy mal. Pero Héctor cuando vio que todos esos muchachos motorizados se iban a meter allá al Nogal, que iban a vandalizar, porque donde logren entrar lo vandalizan, Fabio, puso la moto de él, no de frente, sino a hacer bloque, la moto de él es una moto muy grande, entonces se paró delante de la moto para impedir que esos muchachos que ya estaban tan acalorados entraran a vandalizar. Pero también hizo que ella saliera y les viera la cara, cuando ella sale trae como un muchacho que dice ser un abogado. Después también, como a las dos de la mañana, el muchacho salió a pedir excusas por las redes sociales, a decir que lamentaba mucho los hechos, que él no sabía cómo habían ocurrido, que les pedía excusas a todos esos muchachos, porque él los amenazo con que les iba a judicializar todas esas motos.


Todos esos acontecimientos marcaron el final de la vida de Héctor, porque yo siempre he defendido que a Héctor lo mataron por esos hechos que pasaron el 02 de mayo en la glorieta de Corales y finalmente terminan en la portería del Nogal, porque los compañeros que cuidan allá, los guardas de seguridad del Nogal son compañeros de Héctor, o sea, pertenecían a la misma compañía, Cootravir (Compañía Privada de Vigilancia). Entonces ellos, cuando ven a Héctor ahí, no saben como qué hacer, no pueden ellos salir a atacar a esos muchachos porque ahí hay un compañero de ellos, pero tampoco ven a Héctor como el compañero, porque Héctor está de civil, participando de la marcha. Y ahí en ese momento hubo como una concertación, porque no hubo ni presencia policial, ni del Esmad. Ahí no llegó nadie, eso lo disolvieron, lo lograron organizar ellos, los guardas de seguridad que les pedían a los manifestantes no entrar y Fabio que los apoyó. Ustedes acá no entran y no entraron. Ese día y esos hechos que pasaron el 02 de mayo en la portería del Nogal para mí marcaron el final de la vida de Héctor.


Miguel Ángel Rubio (Pares): ¿cuántos años tenía Héctor Fabio?


Yolanda Henao: 24


Pares: era muy joven


Yolanda Henao: un peladito.


Pares: ¿cuánto llevaba en Cootravir?


Yolanda Henao: cuatro años


Miguel Ángel Rubio (Pares): ¿cuál fue la reacción de la empresa al momento de enterarse de la muerte de Héctor Fabio?


Yolanda Henao: Fabio el 06 de mayo hizo noche, o sea que el 07 él estaba post-turno, estaba en la casa para acostarse a dormir. Cuando llegó por la mañana me dijo: “¿usted por qué está tan arreglada, doña Yolanda, usted para dónde va?”. “Mira que vamos a ir a una velatón en el CAM de Dosquebradas por Lucas”, que ya Lucas estaba en San Jorge. Y me preguntó “¿y usted en qué va a ir, si no hay gasolina, si no hay transporte?”. Yo le dije “pues me voy en un intermunicipal, algo tiene que salir”. Entonces él me dijo “voy a acostarme la mañana y almuerzo, y nos vamos juntos para Dosquebradas”. Por eso nosotros ese día andábamos juntos, porque salimos de la casa juntos para ir a participar de la velatón del Concejo Consultivo Departamental de Mujeres y por Lucas.


Cuando llegamos al terminal, ya Héctor Fabio me dijo, “yo no veo que esté pasando nada”. De verdad las calles estaban vacías, no se veía así como nada de violencia. “Yo me voy a ir para el Viaducto, hoy que tengo libre y cuando usted baje del CAM (Alcaldía de Dosquebradas) me recoge en el Viaducto y nos vamos a mercar”, porque a Fabio le pagaban los 07 y esa empresa es súper cumplida. Entonces nos íbamos a ir juntos para quedarnos en Cuba a mercar, como la situación estaba tan complicada y no sabíamos si íbamos a irnos juntos o no, quedamos en que si no nos veníamos juntos nos veíamos en Cuba a las 6:30 p.m. Me dijo “hágale pues”. Y él se fue al Viaducto, pero hasta el terminal llegó conmigo, pero se fue al Viaducto, y se fue a pie, cómo estarían las calles de vacías...Y ahí se bajó en esa Locomotora del tren y arrancó a pie para el Viaducto, yo fui a Dosquebradas, participé de la velatón y de venida, porque ya eran como las cinco, pues yo me iba a bajar en el Viaducto a buscarlo, pero era imposible, el Viaducto era lleno total.


No pues qué me iba a bajar, ya venía en el carro, una ciudad sin gasolina, seguí para mi casa. Yo ya había salvado mi situación, digamos, ya seguí para Cuba. Resulta que cuando yo llegué a Cuba y lo busqué en el Guadalupe Zapata ya eran las 06:10, “ve, tan raro si vamos a mercar por tardar a las 6:30, ya tenemos que estar mercando, porque si no, no nos alcanza el tiempo”, pensé. Pues como no lo encontré seguí para mi casa, llegué ahí a mi casa a las 06:30 y mientras yo buscaba las llaves en mi bolso, mi sobrina me llama al teléfono, me dice “¿tía, dónde está la mona”, porque a él le decíamos la mona. “Está en el Viaducto”. Me dijo “¿él qué camiseta tiene?”, yo le dije “la blanca, porque me estaba acompañando a una actividad del Concejo Consultivo”. Y me manda una de esas fotos de esos grupos de WhatsApp, que ya rodaba la foto de él caído, caído ahí en el Museo de Arte, o sea la foto rodó inmediatamente, porque la foto salió ahí mismo en el WhatsApp.


Entonces yo pues llamé al vecino que tiene carro, “¿usted me hace un favor me lleva ya para el centro?”, “claro doña Yolanda, ¿qué pasó?”. Yo le mostré la foto y le marqué a mi hija, que es enfermera de Comfamiliar, “Luisa, ¿a dónde llevan los muchachos que caen heridos en la calle?”, entonces ella me dijo “mamá, deme el nombre y la cédula que yo lo busco en el regulador”, “no cómo así, ¿y si no tiene nombre?”, “cómo así, ¿entonces cómo lo voy a ir a buscar?”, “no mami, entonces siéntese, que fue a Héctor, Héctor está baleado y lo único que tengo es esta foto”. Y se la mandé al WhatsApp. Entonces ya ella me devolvió como a los cinco minutos la llamada y me dijo, “ma, está en Los Rosales”. Entonces ya venía yo con Rubén por la Avenida Sur, de todos modos íbamos a llegar al San Jorge, porque nosotros decíamos que de alguna manera tenía que haber llegado al San Jorge. Pero ya cuando Luisa me dice que no, que estaba en Rosales, entonces Rubén me llevó allá. Llegué a la clínica a las 07:00 pm.


Cuando llegué a Rosales, le dije a la niña de la recepción “venga, un joven que acabaron de traer baleado, Héctor Fabio Morales, es que yo soy la mamá”. Cuando yo terminé de decir “la mamá”, sale un policía. Hermano, pero un policía así todo Yanqui y me cogió así de la mano, yo sentía que mi bracito estaba perdido. “¿Usted qué es de él?, Yo, “la mamá”. “Bien pueda” y me entró casi que a estrujones y me llevaron hasta la camilla con Héctor y me pararon a mí así, face to face, entonces el policía me preguntaba: “¿ustedes qué hacían en la calle?”, “estábamos marchando”, “¿ustedes estaban juntos?”. No, porque la verdad a él lo mataron solo, nadie vio, sólo lo que esa cámara del Museo de Arte arroja. “¿ustedes por qué estaban marchando?, ¿a ustedes quién les pagó pa que salieran a marchar?”. Y yo tranquilamente le contestaba, “a nosotros nadie nos pagó, salimos libremente, yo estaba en Dosquebradas en el Concejo Consultivo, él estaba en el Viaducto”.


“¡Es que él es enfermero!”, dijo el policía. “¡Síiii, ah, yo que soy la mamá no sabía que él había estudiado enfermería!”, “pa que vea usted todo lo que sabe”. Me acuerdo que ese señor me miró tan feo. “Es que él es enfermero de primeras líneas”, dijo. “Qué pena con usted, él es mecánico automotriz y trabaja en una empresa de vigilancia privada que se llama Cootravir”. “No señora, nosotros tenemos las pruebas”. “Ah muy bueno, hagan lo que tengan que hacer”.


Y en ese momento que él me estaba como acosando con las preguntas pasó el médico. Yo recuerdo que yo le dije al doctor, “vea doctor no pierda insumos, no pierda esfuerzos, que ese man, ese man que está ahí, que es el hijo mío, está muerto, mírele las uñitas moradas, es que ya uno sabe que ahí ya no hay vida”. Entonces el médico me dijo, “vea señora, usted puede tener razón, usted no es médico, me imagino que no, pero le voy a decir una cosa, si yo no hago hasta lo último por él, usted después viene y me demanda a mí porque yo no utilicé los recursos que tenía para salvarle la vida a su hijo”. Yo le dije “usted tiene toda la razón, no le voy a decir que no, pero también le voy a decir una cosa, no es justo que usted siga gastando insumos en un cadáver, declárelo muerto ya”.


A Fabio una de las balas le entro por acá (señala el cuello y la parte izquierda del cráneo) y le salió por acá, entonces esto acá se hinchaba así, pero usted veía como un globo inflándose. Entonces el médico me dijo “usted ve esto (porque era que yo estaba ahí parada), yo tengo que evitar que esto explote y para eso yo tengo que llevarme este joven para el quirófano”. Y yo volvía y le decía “¿y pa qué gasta insumos, ahí ya no hay vida, usted me va a entregar un vegetal a mí, usted cree que él moralmente soportaría ser un vegetal?, no haga eso, ayúdelo a bien morir, porque en esa cabecita ahí ya no hay nada”. El plomazo se veía por donde entró y por donde salió bien clarito, se veía ahí. Estaba entubado, le hacían, le inflaban ahí la cosita esa, la respiración asistida. “¿Usted para qué pierde insumos ahí?”. Dijo: “yo por lo menos tengo que hacer eso, yo voy a subir con usted al quirófano”, yo le dije “ah no, yo no tengo ningún problema”, y en ese momento la enfermera me dijo, “vea, tiene que ir a traer unos pañales”, porque él estaba ahí en pelota.


Entonces yo salí a la puerta, pero cuando yo fui a salir, el policía me volvió a agarrar la mano: “usted no se puede ir de acá”, “¿y es que usted cree que yo me voy a ir?, yo ni a usted, ni a la ley, ni a nadie le debo nada, no me voy a ir”. No me explico cómo me dejaron entrar. Yo que recuerde, y fui mamá de cinco muchachitos, a uno no lo dejaban pasar de la puerta. A uno siempre le decían: está en cuidados intensivos, y pensaba: “aterrada estoy de estar acá, estoy tan segura de que ese man está muerto, qué aterrada estoy de estar acá”, pero vea voy a salir porque ella me mandó por unos pañales, le dije al policía.


Y fui a la puerta. Cuando yo salí de esa puerta, toda esa calle de Los Rosales donde están los tótems estaba llena, estaban los de judicial, GOES, policía verde, la prensa...Al que más recuerdo es al TVA (noticiero de televisión regional Telecafé), noticias, la prensa, esa calle llena, los supervisores de Fabio, tres compañeros que llegaron ahí mismo, bueno. Yo me paré ahí en la puerta y le dije a mi hija que estaba allá con la tía, y la tía estaba llorando, porque la tía sí quedó hecha pedazos, entonces le dije vea “Luisa que hay que traer dos pañales desechables porque a Fabio lo van a subir al quirófano”, “¿y a qué?”, mi hija también ya había entrado y lo había visto y se había vuelto a salir.” “¿Y a qué?”. “ah, yo no sé, pero a mí me dijeron que trajera dos pañales”, “ah bueno ma, éntrese, ya se los llevo”.


Yo volví y me entré, pero yo entré tan impactada de ver esa calle hervir de gente, que yo decía ay Dios mío, que irá a pasar. Bueno, pero en fin, ya volvía a entrar, cuando entré el de la Fiscalía, un señor ahí normal, se presentó “yo soy…”, nunca me pude grabar el nombre de ese señor, “yo soy el de la Fiscalía y necesito que usted haga una declaración”. Entonces el policía lo sacó, “no, usted acá no le puede tomar la declaración, tiene que ser allá afuera, pero ella no se puede salir”. Yo pensaba dentro de mí, “¿será que estoy detenida?”, el policía me insistía: “usted no se puede salir”. Bueno, mi hija trajo los pañales, yo se los pase a la enfermera y verdad eso fue en minutos le pusieron el pañal, le acomodaron con una venda, ahí me entregaron la ropa, cuando el salió para el quirófano, la muchacha le entregó al policía el maletín, porque Fabio iba con un morralito a la espalda, entonces la pelada le tiro el morral al policía, entonces el policía me lo entregó a mí y me dijo “señora, yo quiero que usted me haga el favor y revise qué hay ahí”, “sí, claro”, yo recuerdo que sacudí el morral y cayó la sudadera, el pantaloncillo, la camiseta, él llevaba una camiseta puesta que era la de Canserbero, él era de Canserbero total; pero cuando lo mataron él tenía la camiseta blanca, que ahí está en la foto.


Entonces yo recogí toda la ropa y volví y la metí al morral, y cogí la billetera y la abrí, ahí estaba todo, la cédula, la tarjeta del pago, la platica suelta que él llevaba, porque él llevaba platica suelta, todo, todo, todo estaba ahí; pero los tenis no. A mí me llamó la atención, pero en el momento solo pensé que qué raro y listo.


Yo recogí la maleta y era con la maleta pa allá y pa acá, ya no la podía soltar, porque de verdad yo no sabía qué hacer con eso. Subimos al quirófano, cuándo el entró al quirófano, llamó la jefe y me llenó una encuesta de la que no recuerdo, no he podido jamás recordar qué preguntas habían, yo recuerdo que yo me senté y las llené, porque ella me pasó el lapicero, porque yo recuerdo bien que yo me senté llené todo, y ella me puso el maletín, yo tenía el maletín aquí, me dijo “yo tengo que sacar ese maletín de acá, porque eso está contaminado”, y yo le dije “ah no, tranquila, yo ya terminé”, le entregué la hoja y me salí con el maletín y todo pa afuera. Y el de la Fiscalía ya venía subiendo la escalera, entonces me dijo “¿será que le hago la declaración acá?”, le dije, “acá no”, “¿por qué?”, “si me necesita, espéreme en la calle, eso está lleno de gente, vaya espéreme allá que allá no se va a perder, de acá no me puedo ir, el policía dijo que yo no me puedo salir de acá”.


Yo ni lloré, ni grité, yo no perdí el control, yo no perdí la cabeza, no. Lo único que no recuerdo es qué decía en la encuesta. Bueno, resulta que a las 09:30 salió el médico del quirófano y yo le dije “¿y entonces?, ¿usted hasta qué horas lo va a declarar vivo y él no está vivo?”, “¿usted por qué insiste?”, me dijo. “Yo salí a hablar con usted, ¿usted se quiere despedir de él?”, y yo “sí, claro, nosotros nos queremos despedir de él”, “entonces vaya traiga a su hija”, porque ya la habían visto vestida de enfermera y ya la habían visto entrar y salir. “Vaya pues traiga a las personas que se quieran despedir”. Yo subí con la novia, mi hermana que estaba destruida y que quedó destruida, con mi sobrina Ana María, que era como la hermanita de él, a mi hija y yo. Le dije a la niña de la recepción, “vea, a mí me dieron autorización de subirlas a ellas, porque nos vamos a despedir de él”, pero le dije así pasito, y me dijo “vayan entrando de a uno para que toda esta gente no le caiga encima”, porque de verdad la gente era pendiente, echaba ojo, miraba. Bueno y yo no sé cómo fue que yo tuve que volver a salir en todo caso, cuando yo salí el de la Fiscalía volvió y mientras entraba mi hermana y eso yo salí a la calle, el de la Fiscalía me dijo “¿cuándo le tomo la declaración?”, “¿cuál declaración?, ah ve y de una vez les quiero decir que ¡ya se murió!”. Entonces el de TVA “¡ay señora, entonces para una entrevista!”, “le voy a decir a usted y que de usted lo tomen todos los demás: si ustedes mañana publican en primera plana que mi hijo era un primera línea, o que mi hijo era un enfermero de primera línea, los voy a demandar porque yo soy la mamá y mi hijo es mecánico, no enfermero, así que ustedes me van a tener que demostrar eso con hechos y además me van a decir en qué tiempo un pelado que trabajó hasta 16 y 18 horas, porque los compañeros no podían pasar ni de la Virginia ni de Dosquebradas, iba a ser primera línea, con eso que les quede bien clarito y si ya pueden poner el titular, ¡ya se murió!”. Y fue yo decir “¡ya se murió!” para que todo el mundo empezara a coger su carrito, su motico, su cosita y adiós…


Yo me volví a entrar, subí al piso del quirófano, de verdad nos dejaron entrar, nos pusieron esos gorros de cirugía, guantes, la bata de bioseguridad, los zapatos, nosotros nos reunimos todos alrededor de él, así él en pelotica, hicimos oración, la novia es de esas personas espirituales, entonces hicimos oración, el médico nos permitió con tranquilidad, dijo “vea, no se preocupen, si ustedes se quieren quedar ahí toda la noche, las dejo, yo no tengo afán, el de la Fiscalía que espere, de todos modos a él le están pagando”. Y nos quedamos ahí un rato, hicimos oración, como que intentamos todas como sanar la herida ahí, dejarla ir y a las 11:30 pm ya salimos de ahí, porque nosotros nos demoramos, y yo fui la última que salí.


Salí al corredor y venía el de la Fiscalía, le dijo al doctor, “¿usted mañana va a pasar a cargos disciplinarios porque usted no debe hacer eso?”. Le dijo el doctor “vea, a mí no me amenace, primero ella es la mamá, tiene todos los derechos, segundo la hermanita que va allá con ese uniforme es mi compañera de servicios, bueno ella es enfermera, entonces yo a mi propia compañera le voy a decir no de malas le mataron a su hermano y la Fiscalía no me deja que usted se despida de él, tercero ella es la novia y tiene sus creencias, ¿por qué no se puede despedir de él?, ¿cuál es el problema? Usted no se preocupe, allá se lo voy a entregar, así como lo tengo acá entubado, con la bala que tiene ahí, usted no se preocupe por nada, ahí se lo voy a entregar”. Y de verdad nosotras salimos y la jefe y el médico se devolvieron y tal cual estaba en esa camilla, tal cual lo bajaron al sótano, ya había llegado el carro de Medicina Legal que fue quien lo recibió y a mí misma me tocó reclamar el papel ahí en la recepción pa poderlo ir a llevar allá, para que Medicina Legal ya lo recibiera. Y eso ya eran las 12:00 de la noche, ahí nos dieron las 12:00 de la noche y eso fue todo.


Pares: Yolanda, ¿de dónde saca usted esa capacidad de resiliencia y esa calma?, porque la muerte de Héctor Fabio contrasta con la muerte de Lucas, que nos dio tan duro en Pereira. Y sin embargo a usted la vimos en redes, en medios, con esa calma, con esa temperancia, con esa por supuesto tristeza; pero uno dice esta mujer ¿de dónde saca esa calma?


Yolanda Henao: porque yo no tengo problema con la muerte, o sea la muerte es un proceso natural para todos los que nacemos y finalmente de acá nadie va a salir vivo, como decía un amigo mío. El dolor, la angustia, lo que me saca la piedra, es la manera como le arrebatan la vida a un ser humano como él, es que él era un ser humano maravilloso, es que usted no encuentra un solo sujeto en la vida que le diga que Fabio era una mala persona, ¿cómo le arrebatan la vida? ¿Y de dónde sacó la fuerza?, de las injusticias. Yo viví el genocidio de la Unión Patriótica, yo enterré a todos mis compañeros de la universidad, y de ahí saqué la fuerza que tengo ahora, porque mi propio hijo, el que está en Argentina, él no vino al entierro de Héctor porque él decía, “yo les advertí, yo les dije no salgan” y dice “antes dé gracias a Dios que no los mataron a los dos, dé gracias a Dios que no se llevaron si no uno, porque ustedes se lo fueron a buscar”.


¿Cómo el pueblo colombiano aún siendo mi hijo acepta que acá es normal que usted no pueda hablar porque si habla lo matan? Y es el hermano y él no vino al entierro, porque él decía, “yo no me voy a ir a meterle el fuego a ustedes mismos, que se fueron a buscar ese dolor de cabeza, yo les advertí”. Y es la verdad, el día antes nos había dicho “no salgan más a la calle, en Colombia no se puede protestar, salir a la calle es buscarse lo que no se les ha perdido”, “ya lo encontraron”. Entonces, ¿de dónde saco la fuerza?, de que ya lo he vivido antes, más me dolieron muchísimo mis compañeros de la universidad, y los enterré, al propio Bernardo Jaramillo, yo era una enamorada de las ideas, del país que él quería construir, de él como sujeto, yo era una admiradora, una enamorada de Bernardo Jaramillo, también tuve que ir a enterrarlo.


Entonces uno ya tiene como costra, ya sabe, y si yo era consciente de eso, ¿por qué ahora me voy a volver migajas?, al contrario, tengo que ser fuerte, porque este país tiene que cambiar, porque esto no puede volver a suceder y mire yo todos los días me levanto con esa meta, hay que hacer historia, hay que hacer memoria, hay que conocer la historia para no repetirla y, ante todo, ni una mamá más tiene que llorar a su hijo, porque eso no, ¿qué cosecha un país que entierra a sus hombres? ¿Qué va a cosechar?, esa es la meta con la que yo todos los días me levanto y allá apunto el 06 de mayo para que sea un día de fiesta, sea un día de crecimiento, sea un día de abrazos, sea un día de mensajes de esperanza, sea un día de ver que este gobierno va a permitir esos cambios por los que esos muchachos murieron.


Miguel Ángel Rubio: perdón te interrumpo Yolanda, ¿el 06 de mayo qué va a suceder en la ciudad?


Yolanda Henao: el 06 de mayo vamos a tener una feria empresarial en conmemoración de víctimas en la plazoleta de la gobernación, todo el día. Conmemoración para las víctimas, vamos a tener olla solidaria, tenemos ochenta mujeres con sus emprendimientos en la plazoleta de la gobernación, buscando crecer como emprendedoras, como empresarias, como mujeres, tenemos presencia institucional, va a estar el Ministerio del Trabajo, va a estar el SENA, va a estar la Comisión de la Verdad hablándonos del legado de su legado, y estamos nosotros diciéndole a la vida sí, la vida es bella, la vida es maravillosa y la vida sigue y tenemos que hacer un país en el que valga la pena vivir.


Miguel Ángel Rubio: ¿cuál es la forma más bonita en que los pereiranos podemos recordar a Héctor Fabio?


Yolanda Henao: yo creo que en la fiesta, Fabio era una persona alegre, Fabio era una persona servicial, Fabio era acomedido, hoy en día encontrar gente acomedida es difícil, pero Fabio era acomedido, servicial, alegre, conversador, él era de jugar con los niños, o sea y él tenía un actuar que yo se lo admiro y que es una de las banderas que recogí, era que él en diciembre destinaba la mitad de la prima, en la mitad de lo que ganaba en la empresa de la prima en diciembre, lo destinaba a llevar regalos a niños de zonas vulnerables y yo recogí esa bandera y ya dos navidades he hecho novenas en barrios vulnerables, donde pasamos la tarde, hacemos la novena, los nueve días llevamos regalos, esa es una de las banderas que sí recogí de la vida de él.

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