Por: León Valencia
Las elecciones del 13 de marzo dijeron muchas cosas, pero no las dijeron todas. Dijeron que Gustavo Petro es de lejos el candidato favorito para ganar la presidencia; que la derecha encontró en Federico Gutiérrez su candidato para disputar el triunfo; que la coalición Centro Esperanza, a pesar de todos sus errores, está viva y tiene en Sergio Fajardo un candidato sereno y resistente y un equipo interesante para encarar la primera vuelta.
Esos resultados forzaron decisiones trascendentales. La renuncia de Oscar Iván Zuluaga, candidato del uribismo, quien abrazó de inmediato a Federico Gutiérrez; y la declinación de las aspiraciones presidenciales de Germán Vargas Lleras, quien está ahora disponible para alianzas de primera y segunda vuelta.
Dijeron también que el Partido Liberal, con 15 Senadores y 32 representantes a la Cámara será un jugador clave en primera y segunda vuelta.
No dijeron, en todo caso, cuánto seguirá marcando en las encuestas Rodolfo Hernández, quien antes de las consultas había surgido como un competidor de cuidado; tampoco dejaron claro si Ingrid Betancur y Luis Pérez mantendrán la caña en las próximas semanas.
En la euforia por los resultados de las consultas, Gustavo Petro y Federico Gutiérrez lanzaron la consigna de ganar en primera vuelta. Cosa muy difícil. Pero si la consigna se hiciera realidad, Petro sería el más posible ganador.
Veamos la dificultad. Los votos de las consultas congregaron aproximadamente 12.400.000 votos y la votación de la presidenciales puede llegar a 19.000.000 de votos, con lo cual faltaron más de seis millones por contar. De estos 19 millones, los 5.883.750 votos del Pacto Histórico representan, aproximadamente, el 30%. Aún al Pacto y a Petro le faltan muchos votos para llegar al 50% más uno que les daría el fantástico triunfo en primera vuelta.
Ahora bien, estas son, desde luego, matemáticas frías. Falta por ver qué dicen en los próximos días las encuestas y las alianzas. Muy pronto sabremos del impacto de estas consultas en la opinión y en las filas de los partidos que no estuvieron en ellas. Si las encuestas no ponen a ningún candidato por encima del 40% y la favorabilidad sigue dispersa como hasta ahora, al tiempo que las alianzas se demoran y difuminan, lo más seguro es que vamos a una reñida competencia en primera vuelta y a una, aún más reñida, en segunda vuelta.
Cesar Gaviria y el Partido Liberal, al igual que Germán Vargas Lleras y Cambio Radical, venderán caro su apoyo. Son grandes jugadores políticos y no se resignarán a estar por fuera de las definiciones presidenciales. El apoyo de estas fuerzas agrega a maquinarias y esto no es desdeñable, pero en el ambiente de transición y de cambio que se siente en Colombia, también restan en el lado del voto de opinión que será sin duda protagonista en estas elecciones.
Las señas de la Coalición Centro Esperanza han cambiado. En estos días, después de la consulta, han mostrado la unidad que les era esquiva en la campaña hacia la consulta. Tienen un equipo que combina bien experiencia en campañas y gobierno y a la vez nuevas caras en la disputa nacional. Y, sobre todo, han mostrado una disposición a correr toda la primera vuelta en busca de los votos del centro de la trama electoral.
El Partido Verde -que en los meses previos a la consulta tomó la extraña y contradictoria decisión de mantenerse en la Coalición de la Esperanza y al mismo tiempo declarar la libertad de sus militantes para votar en dos consultas y por el candidato que bien quisieran- tendrá que definir ahora una posición certera. Los partidarios de Gustavo Petro en las filas del Verde sólo eligieron un senador, Inti Asprilla, con la quinta votación de los 13 de la Coalición Centro Esperanza. A esta corriente le resultará difícil insistir en la libertad de los militantes para las elecciones de primera vuelta.
PD. Desde las elecciones de 2014, Pares había advertido graves irregularidades en la escogencia de los jurados, en los E14, el preconteo de votos y el software de escrutinio. El Consejo de Estado ratificó esta apreciación en la sentencia sobre el Partido Mira. Ahora estalla el escándalo en cabeza de Alex Vega. Desde @parescolombia animamos a todos los partidos y movimientos a que soliciten un registrador Ad hoc que garantice la transparencia en las elecciones presidenciales; por todas las investigaciones que hemos realizado en los últimos años, concluimos que Alex Vega no es confiable.
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