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¿Vieron los chats publicados por la W Radio?

Por: Ghina Castrillón Torres. Politóloga feminista.




La niñez en Colombia está tan vulnerable y empobrecida que es abusada bajo transacciones de trescientos mil pesos y algún Iphone.


Me quedo corta si digo que sentí indignación, rabia, tristeza, miedo, o tal vez fue una mezcla de todo eso, cuando leí los chats revelados por La W Radio donde se expone la forma cómo Stefan Andrés Correa, un ciudadano estadounidense, acordaba encuentros para abusar de niñas entre 10 y 12 años en ciudades como Medellín. Según reporta el medio, este criminal de 42 años, de Miami, Florida, confesó a las autoridades que en los últimos dos años viajó 45 veces a Colombia para abusar sexualmente de niñas.

 

Hoy Colombia le está fallando a su niñez y este es sólo uno de los tantos casos que reflejan esta realidad.


Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar entre el 2020 y 2023 en el país 1.264 niños, niñas y adolescentes fueron ingresados a proceso de restablecimiento de derechos por motivo de trata de personas con fines de explotación sexual, siendo Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca en donde se reportaron más casos.


Adicionalmente, según cifras preliminares publicadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal, entre enero y febrero de 2024 se han presentado 389 casos de presuntos delitos sexuales en contra de hombres menores de 18 años y 2.170 casos en contra de mujeres menores de 18 años, para un total de 2.550 en dos meses. Siendo entre los 5 y 9 años el rango de edad en donde mas se concentran los casos contra los niños y, 10 y 14 el rango de edad de las niñas víctimas.

 

Esto significa que en Colombia diariamente aproximadamente 42 niños y niñas han sido víctimas de agresiones sexuales. Y podría ser mas grave, teniendo en cuenta los subregistros.

 

Pero entonces, revisar el número de casos nos permite tener sólo un panorama de lo que significa una realidad que no es aislada. El hecho de que haya una reciente concentración mediática en el tema de la explotación sexual infantil en ciudades como Medellín, no significa que sea un fenómeno nuevo. Eso sin contar que todavía a muchos medios les cuesta llamar la problemática por su nombre y usan desafortunados eufemismos como el famoso “turismo sexual”.

 

Esto debe ser llamado por su nombre: explotación sexual infantil. Y debe ser combatida con la contundencia y urgencia que merece. No son sólo algunos extranjeros llegando al país a buscar menores a las cuales abusar. Claramente todo esto está respaldado por fuertes redes criminales.

 

No podemos permitirnos ser indiferentes ante esta violación sistemática de los derechos de los niños y niñas. Si bien es central fortalecer el trabajo de investigación, desarticulación y judicialización de estas redes criminales. Se deben tomas fuertes medidas para prevenir que mas niños y niñas continúen siendo víctimas.


Y para la prevención es esencial abordar las causas profundas de este fenómeno, que están relacionadas fuertemente con la desigualdad socioeconómica y las pocas garantías en la protección de derechos fundamentales. Se debe revisar cómo están funcionando las unidades especiales de atención a la niñez. Se debe fortalecer las capacidades de las comisarías de familia, inspecciones de policía, personerías, del ICBF, y de todos los espacios en los que se debería estar atendiendo a la niñez.

 

No podemos permitirnos tanto silencio y apatía. 

Como escribió en sus redes sociales una colega que admiro enormemente: “no sé por qué no estamos quemando todo”.

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