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Vivir con un salario mínimo

Por: Luis Eduardo Celis. Columnista Pares.


Estamos en la época en que las centrales sindicales, gremios empresariales, de la economía y el gobierno nacional, discuten el aumento al salario mínimo, es una vieja ritualidad, para darle formalidad a la dura realidad de que vivimos en una sociedad de tremenda vulnerabilidad para la inmensa mayoría de la población.


Vivir con un salario mínimo es estar permanentemente en un mundo de necesidades y vulneración de derechos básicos, empezando por el de la alimentación; no se puede vivir de manera digna con esta asignación, es sortear mil y una dificultad, y a ello están sometidos cerca de once millones de colombianas y colombianos que hoy devengan esa cifra, un sueldo donde lo básico para una vida digna no se puede suplir, solo mal vivir.


En esta ocasión las Centrales sindicales buscan que el salario mínimo para el 2021 sea de un millón de pesos, lo cual equivale a un incremento del 15% para que de $877.702 en los que se encuentra hoy, pase a $1 millón en el próximo año, sin contar con el auxilio de transporte.


Lo más seguro es que esta legítima aspiración de las centrales sindicales no se logre con el argumento de que es inviable económicamente, que desestimularía la economía y que hay muchos sectores que no podrían asumir estos costos laborales, todos esos argumentos son parte de la lógica de una tradición de acción política donde la riqueza se concentra, el estado está al servicio del gran capital y los grandes capitales no pagan los impuestos que deberían, de manera correcta y la falta de políticas para redistribuir y no concentrar.


Con la actual economía se pueden hacer otras políticas si hubiera voluntad para ello, el Estado podría promover acciones de subsidio a las pequeñas iniciativas, subsidiando parte de las nóminas lo cual haría por ejemplo viable la aspiración de las centrales sindicales de un mínimo de un millón de pesos, lo cual sigue siendo una cifra baja para suplir las necesidades de una persona, ya no se diga de una familia, alternativas habría si existiera compromiso y voluntad por transformar tantas desigualdades e inequidades, pero esa no es la realidad de la tradición política que ha conducido esta sociedad y mucho menos de este gobierno.


Ahora en tiempos de pandemia todos los indicadores sociales han empeorado. Hay más desempleo, quiebra de millones de pequeños emprendimientos, lo que lleva a la terrible cifra de un 21% de desempleo y una situación de recesión económica, en este duro panorama, se deberían promover otras políticas para la garantía de derechos a los más vulnerables, pero de ello estamos lejos, este gobierno solo le ha dado recursos importantes al gran capital y para los millones que lo requieren, para algunos de ellos porque tampoco es para todo el universo, pequeñas asignaciones económicas que son más que ofensivas, o que significa la cifra de $330.000 que es el monto máximo de los programas asistenciales, que no son respuesta adecuada para necesidades vitales de las familias que viven en la dura pobreza.


Hay que avanzar a nuevas políticas, que garanticen derechos, hay que formular la renta básica, como lo han propuesto varios congresistas y donde ya hay proyectos concretos presentados en el Congreso de la República, renta básica que se puede financiar si hay voluntad de ello, vamos a ver si ese mínimo vital para alejar el hambre en casi la mitad de la población colombiana es posible de establecer.


Nadie vive de manera digna con un salario mínimo, ninguna familia puede desarrollarse en sus potencialidades con dos salarios mínimos por ejemplo, solo logran no morir de hambre, esa no es la vida que merecen, hay que salir de esa ignominia que hoy viven millones, se puede si hay otras políticas y otras lógicas de vivir en sociedad, lo cual pasa por nuevos poderes, nuevos gobiernos, nuevas sensibilidades.


Las centrales sindicales no van a lograr su aspiración de un millón de pesos para el salario mínimo del 2021, desafortunadamente, no con este gobierno. Será una tarea que seguirá pendiente, como hay tantas en la sociedad colombiana.


Les recomiendo la lectura de: “Salario mínimo, vivir con nada” de Andrés Felipe Solano, para que nos aproximemos desde esta buena pluma a un drama humano que no debemos dejar perpetuar.


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