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Vientos de cambio

Por: Luis Eduardo Celis

Este domingo son las elecciones a Congreso de la Republica y consultas presidenciales. Sin exagerar será un día histórico que marcará un antes y un después.

Todas las encuestas dan que la consulta más votada será la del Pacto Histórico, donde de manera holgada ganará Gustavo Petro. Igualmente, se prevee que la lista al senado de mayor respaldo ciudadano será para esa amplia confluencia de izquierdas y movimientos sociales, agrupada en ese sugestivo nombre: Pacto Histórico.

La izquierda colombiana hasta hace dos décadas fue pequeña electoralmente, su mejor desempeño fue en las elecciones de 1986 donde la Unión Patriótica, liderada por Jaime Pardo Leal en las presidenciales, logró el 6.5% de la votación, una cifra pequeña, muy pequeña. Aun así, contra ese movimiento político liderado por el Partido Comunista y producto de unas negociaciones de paz con las FARC y el gobierno del presidente Belisario Betancur, se le abalanzaron las derechas criminales y las mafias en alianza con importantes actores estatales para producir un genocidio que en lo fundamental sigue en la impunidad.

Otro momento destacado para la izquierda fue la importante bancada que obtuvo la AD-M-19 en la Asamblea Nacional Constituyente y en el nuevo congreso elegido en 1991. Desafortunadamente, este movimiento se diluyó entre las dificultades de cohesión y rumbo por parte de sus dirigentes y la ausencia de garantías de un sistema político plagado de mafias, corrupción, ventajismo y abiertos desequilibrios entre los que tienen amplio acceso a recursos económicos y a los medios de comunicación, y los marginados de estas posibilidades. En síntesis, una precaria democracia y de ñapa, plagada de violencias.

Cuando la derecha dura y de abiertas complicidades con el paramilitarismo y las mafias ganaba la presidencia en 2002 con Álvaro Uribe Vélez, la izquierda se agrupaba en el Polo Democrático, con el liderazgo de Lucho Garzón. Allí se juntaron todas las izquierdas y vino una primavera para la marginal izquierda colombiana y la sociedad empezó a tener como referente a la izquierda a la par que iniciaba el colapso definitivo del viejo bipartidismo liberal-conservador, que habían regido toda nuestra vida republicana.

En las elecciones de 2006, se dio el mejor desempeño de la izquierda hasta el momento, cuando un prestigioso Carlos Gaviria le ganó una consulta a Antonio Navarro Wolff, sin duda un peso pesado de la izquierda. Logró con 26% ser la segunda fuerza en esas presidenciales, donde volvió a ganar en primera vuelta el presidente Álvaro Uribe, con esa amplia alianza de derechas donde hay de todo: civilistas formales y criminales de amplio prontuario.

Desafortunadamente, el prestigioso maestro Carlos Gaviria no dio la talla de dirigente político y rápidamente el Polo Democrático Independiente empezó a perder liderazgo y sintonía con la sociedad, se volvió a la estrechez y el sectarismo, lo cual se corroboró en las elecciones regionales del 2007, donde bajo el liderazgo de Carlos Gaviria se optó por una estrategia de candidaturas propias sin ninguna viabilidad en Cali y Medellín y la nefasta candidatura de Samuel Moreno Díaz, con los resultados ya conocidos. Aunque esto último, por supuesto, que no es responsabilidad de Carlos Gaviria, si se dio bajo su mandato como máximo líder del Polo.

El Polo se debilitó. Poco a poco fueron saliendo liderazgos importantes como Lucho Garzón, Antonio Navarro Wolff y Gustavo Petro, para nombrar algunos. Se expulsó al Partido Comunista en una genuina expresión de sectarismo e irresponsabilidad política ante la importancia de un proceso de paz con las FARC en 2011. Todo eso llevó a que nuevamente cundiera la dispersión, a el fortalecimiento del Partido Verde y a que Gustavo Petro siguiera consolidando su camino de liderazgo político en otras toldas políticas que él ha liderado.

Ahora hay nuevamente una amplia confluencia de las izquierdas y del movimiento social organizado, fundamentalmente los indígenas, afros, de campesinos y las barriadas populares más organizadas, junto al movimiento magisterial y sindical. Todo ello con el liderazgo de Gustavo Petro, quien disputó la presidencia en 2018, donde logró el 44% del respaldo ciudadano, de lejos los mejores resultados de un líder de izquierda en toda nuestra vida republicana.

El liderazgo de Petro ha crecido en estos cuatro años del nefasto gobierno del presidente Iván Duque, ha crecido la inconformidad social y el deseo de cambio y Gustavo Petro es quien mejor representa ese anhelo de otros aires para una sociedad con tanta pobreza, violencias a superar, corrupción rampante y un sinfín de inequidades y exclusiones. Todo eso está en el ambiente y el signo de los tiempos es transformaciones, no continuidad de esta inercia política donde tiene a la sociedad colombiana en unos indicadores sociales tan precarios y tanta barbarie por superar.

Las elecciones de este domingo van a mostrar qué tanto cambio y ruptura hay en la sociedad colombiana, qué tanto respaldo obtiene el Pacto Histórico en su consulta presidencial y su lista a Senado y Cámaras. Los números dirán qué tanta fuerza hay para disputar la presidencia en mayo.

Postdata: mi voto en la consulta presidencial del Pacto Histórico será por Francia Márquez, quien entra a las grandes ligas de la política colombiana con fuerza y argumentos; al senado por mi amigo y juicio y compromiso en la acción política, Antonio Sanguino, número 22 en la lista de la coalición Centro-Verde-Esperanza y Cámara Bogotá, por la lista del Pacto Histórico.


 

*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido su autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.

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