Por: Walter Aldana. Especial para Pares.
La clase media no es ni pobre ni rica, es decir ni recibe subsidios del gobierno, ni tiene la plata suficiente para abordar los gastos del mantenimiento en esta emergencia del Covid-19 sin ingresos; he ahí nuestra tragedia.
Es en medio de todo privilegiado respecto a otros sin techo y condiciones básicas, es un conglomerado de habitantes de Colombia que mayoritariamente con su voto, han ayudado a elegir a quienes nos tienen hoy casi en imposibilidad de responder al virus.
Las mujeres y hombres de la clase media tenemos tarjeta débito, de crédito, deudas de vivienda, del vehículo, de pronto de un viaje ya hecho o por hacer, esa clase media colombiana vivimos al debe, y no me vengan con el cuento de: “ahorre”, y voy a explicar por qué.
Del millón de reconectados para el servicio de agua, por lo menos doscientos mil pertenecen a la categoría de clase media. En la gobernación y la alcaldía de Popayán aún no ha contratado a los profesionales 2020 con la vergonzante figura de (orden de prestación de servicios), gracias a la flexibilidad laboral del modelo económico imperante.
A los exponentes de este sector de la sociedad (vergonzantes muchos de ellos), nos llaman a diario otros pertenecientes a nuestra misma capa de la población desde los call center, oficinas de cobro telefónico, audio-torturadores, no sólo a exigir el pago de las cuotas atrasadas, sino en el colmo de la violación al derecho a la intimidad con la pregunta de ¿cuándo le pagan? ¿por qué no paga? etc.
Y la mayoría de esta clase media esperando un contrato para cancelar deudas y sostener a su familia, es llamada por el gobierno para que “aporte” su formación y capacidad profesional en brigadas de apoyo, se arriesgue a contaminarse con el virus y no obtenga emulación económica con que sufragar los gastos de casa.
Esos trabajadores de la salud que hoy los grandes medios de comunicación llaman “HÉROES”, pero que se les paga pírricos salarios con el sistema de contratación, no se les da dotación, ni infraestructura, hacen parte también de la clase media, con hijos, padres, abuelos, en peligro de contagio; los hombres y mujeres de nuestra fuerza pública igualmente, así como quienes hacen parte de los organismos de socorro (cruz roja, bomberos y defensa civil).
Entonces y en resumidas cuentas, no vengan con sus discursos de doble moral judío cristianos de que; “todos somos responsables”, con el esfuerzo de todos salimos de esta”, pregunto ¿Salimos para lo mismo? Claro que conocemos nuestros deberes y los estamos cumpliendo, pero la responsabilidad de la crisis no es de todos, la izquierda no ha gobernado este país.
Y, al salir de la pandemia los bancos volverán a ganar 9 billones de pesos, Fenalco impondrá (a la clase media) acuerdos colectivos para bajar salarios “temporalmente”, y después de conseguir un contrato de tres o cuatro meses seguiremos sin capacidad de ahorro, porque estaremos pagando las deudas atrasadas.
No es el problema de este gobierno (aunque este es el más débil de cuantos hemos tenido), es como diría Álvaro Gómez Hurtado: la crisis del régimen. Es el secuestro de la rama legislativa y judicial por parte del ejecutivo a punta de prebendas (contratos y puestos), es la de partidos políticos que se conforman con instalar 180 vallas para recordarnos que debemos bañarnos las manos, qué pobreza de alternativas.
Dónde está el presidente que nos dio la ley cien y privatizó el servicio de salud (que se la regaló a los ricos), y los otros que hicieron reiteradas reformas laborales y tributarias que fueron con el paso del tiempo empobreciendo a esta clase media.
De esta saldremos, la crisis la superaremos; y pos pandemia, los industriales, comerciantes y banqueros tendrán que ganar un poco menos, en las calles y en las urnas. Las y los colombianos, haremos que prime lo humano sobre el capital, también existe plusvalía en la solidaridad con el mundo que nos rodea.
walteraldana2@gmail.com // 31 de marzo 2020
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