Una alocución, muchas crisis: el sistema de salud, el gabinete y la palabra presidencial
- Ćscar A. Chala
- hace 23 horas
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Por: Oscar A. Chala, investigador de la LĆnea de Democracia y Gobernabilidad

Anoche, 15 de julio, el presidente Petro volvió a ocupar el espacio del prime time de la televisión nacional para hacer una alocución. Estaba programada para el pasado lunes, pero el presidente decidió cancelarla y proyectarla con la misma agenda que se habĆa planteado frente a la crisis de salud que vive el paĆs.
No es para menos. En menos de 4 dĆas comienza la Ćŗltima legislatura del Congreso de la RepĆŗblica y el gobierno tiene su mira en que, en medio de las correrĆas polĆticas electorales que se avecinan y la reducción de la actividad del Congreso en estos meses, se apruebe el Ćŗltimo paquete de reformas antes de terminar su gobierno, entre los que se encuentran el Ćŗltimo intento de Reforma a la Salud y una nueva Ley de Financiamiento.
A pesar de la importancia de su discurso (pues sentaba la postura del gobierno oficialmente frente a la crisis de la salud y la disputa que tiene con las EPS), la alocución terminó haciéndose mÔs relevante por las declaraciones extravagantes que dio el presidente a lo largo de la mÔs de hora y media que duró hablando. Luego, en el Consejo de Ministros que le siguió, se sinceró con su gabinete, al que acusó de ser inoperante y de no cumplir el mandato popular.
Lo que queda claro, es que la alocución y el Consejo de Ministros de anoche dejaron a la luz que la crisis no es solo en el modelo de salud, sino también en el liderazgo del presidente y en su relación con su propio gabinete de ministros.
āLa crisis de la salud es otra expresión de la disputa por el modelo de paĆs

El centro de la alocución presidencial āque quedó cubierto por la dispersión discursiva del presidenteā estuvo sobre la crisis que vive en estos momentos el sistema de salud en Colombia y la disputa entre las EPS y el gobierno frente a la financiación del sistema.
En una alocución de 1 hora y 48 minutos, el gobierno Petro señaló que la crisis ha sido resultado de la mala gestión de los recursos de la salud por parte de las EPS, a quienes acusa de despilfarro y corrupción, debido a una presunta desviación de fondos de la ADRES en los últimos años para suplir gastos ajenos a la operación del modelo de salud.
El centro de la discusión frente a la crisis de la salud estÔ sobre 2 puntos:
1.Ā La discusión alrededor del cĆ”lculo de la Unidad de Pago por Capitación (UPC)Ā que, si bien ha tenido incrementos nominales, su ajuste real no ha sido suficiente para cubrir el costo efectivo de los servicios del Plan BĆ”sico de Salud (PBS), especialmente considerando el perfil epidemiológico de transición de la población, el envejecimiento demogrĆ”fico y la inflación mĆ©dica. Esta subfinanciación ha generado un dĆ©ficit estructural en las EPS que, para compensar, han recurrido a la dilación en pagos a prestadores, al racionamiento implĆcito de servicios (barreras administrativas), o al endeudamiento. Con la insuficiencia de la UPC tambiĆ©n se ha limitado la capitalización de las IPS, que no reciben los recursos a tiempo.
2. Por otro lado, las EPS adeudan, segĆŗn datos de la ContralorĆa General de la RepĆŗblica, mĆ”s de 25 billones de pesos a las IPS por servicios ya prestados.Ā Esta deuda se clasifica, por un lado, en deuda corriente āque son las obligaciones que las EPS deben pagar en el corto plazoā, y la deuda vencida (o mora), que son las obligaciones con un plazo de pago superado, que terminan por generar intereses y penalidades.
Las EPS, al ser los "grandes compradores" de servicios, a menudo imponen plazos de pago extensos o condiciones desfavorables a las IPS, especialmente a las mĆ”s pequeƱas o a las ESE pĆŗblicas, que tienen menor capacidad de negociación. AdemĆ”s de ello, las EPS estarĆan negando el pago por diferencias en la factura o no conformidad con los servicios, lo que estarĆa generando un volumen significativo de cuentas mĆ©dicas presentadas por las IPS, lo que conlleva al retraso de pagos.
De hecho, el presidente, en su alocución, indicó que existirĆa un interĆ©s particular en el pago de anticipos a clĆnicas y gestores farmacĆ©uticos "cercanos a los dueƱos de la empresa y a los polĆticos", lo que termina generando que otros proveedores se queden sin pago y se genere la deuda.
No obstante, la crisis en el modelo de salud tambiĆ©n es una crisis polĆtica que supera el marco de la discusión tĆ©cnica. En especial, porque manifiesta un sĆntoma mĆ”s de la reconfiguración y la transición polĆtica que vive el paĆs, y que estĆ” enmarcada en la consolidación de dos grandes bloques polĆticos en disputa por el modelo de democracia y de paĆs para los próximos aƱos: el progresismo con un modelo que defiende la justicia social como respuesta a la desigualdad, y unas nuevas derechas emergentes que, a travĆ©s del discurso del libre mercado, la seguridad y el orden quieren mantener el modelo económico y social de los Ćŗltimos 30 aƱos.
Frente a esta crisis, la discusión se aterriza en cómo se puede transformar el modelo de aseguramiento, la intermediación financiera y el papel del Estado en la garantĆa del derecho a la salud, en la que el bloque progresista ha asumido que el modelo debe ir hacia un sistema pĆŗblico garantizado por el Estado, en el que el giro de los recursos sea directo y el enfoque estĆ© centrado en la prevención y no en la cura, y en la que el bloque conservador aduce que los cambios que se deben introducir al sistema no deben transgredir la base de la Ley 100 de 1993, que es la existencia de las EPS como intermediarias y el modelo mixto, en el que los recursos pĆŗblicos son administrados por entidades privadas.
āEl gobierno profundiza en su lógica de privilegiar la lealtad ciega

Posterior a la alocución, el presidente realizó su Consejo de MinistrosĀ semanal, en el que declaró de manera abierta estar molesto, de nuevo, con su gabinete e indicó que realizarĆa nuevos cambios, de cara al cierre de su gobierno que desde el próximo 7 de agosto entrarĆ” en su recta final.
Como lo seƱalamos en nuestro informe anterior, en el que rastreamos las redes de poder que conforman al gobierno de Gustavo Petro, y tambiĆ©n en este artĆculo, el presidente parecerĆa estar optando por fortalecer sus vĆnculos con nuevos funcionarios a partir de la lealtad polĆtica, como una estrategia para enfrentar la crisis de confianza que atraviesa al interior de su gabinete, y, al mismo tiempo, como un intento por sostener su proyecto polĆtico en un contexto en el que percibe que ciertos sectores institucionales del Estado lo amenazan con su abierta oposición.
No obstante, este descontento se ha convertido en un sĆntoma crónico que, de cierta manera, ha sido la misma ancla que tambiĆ©n ha contribuido a la crisis en la ejecución que existe dentro de los ministerios, pero tambiĆ©n habla de la frustración del presidente frente al cumplimiento de su programa de gobierno.
De hecho, las reacciones del presidente han girado en torno a seƱalar que sus objetivos mĆ”ximos, como aumentar el gasto pĆŗblico para la inversión social o reducir la carga de subsidios a la gasolina y al gas natural, no se han terminado de cumplir, y ha exigido mayor determinación por parte de sus funcionarios para cumplir con esas metas mĆ”ximas, por lo que uno puede rastrear que, eventualmente, la frustración del gobierno girarĆa sobre la imposibilidad de implementar grandes transformaciones en el paĆs en corto tiempo.
En parte, la falencia en las cifras de ejecución responderĆa a este afĆ”n del gobierno por tratar de cumplir con una agenda ambiciosa sin tener en cuenta los problemas que siempre ha acarreado la burocracia administrativa colombiana en tĆ©rminos de la lentitud en la ejecución de programas y proyectos, asĆ como tambiĆ©n de los lĆmites para la implementación de los mismos.
Ese afÔn también ha aparecido en la pugna entre el Ejecutivo y la Corte Constitucional frente a los decretos de emergencia económica y social tanto en La Guajira, como el Estado de Excepción regional en el Catatumbo, donde varias de estas directrices han sido derrumbadas por la corte por vicios en su trÔmite, asà como falencias técnicas internas, en la que la jurisprudencia ha señalado que se han extralimitado en sus funciones y misionalidad.
Esto, en tanto el gobierno ha intentado usar esta figura para realizar algunos experimentos territoriales frente a algunos aspectos de su agenda de reformas, especialmente frente a la implementación del nuevo modelo de salud.
āCorolario: el presidente Petro vuelve a referirse de manera desobligante en tĆ©rminos raciales y de gĆ©nero

Sin embargo, lo que quedó impreso en la opinión pública frente a la alocución presidencial y el Consejo de Ministros fue la dispersión discursiva que el presidente tuvo a lo largo de la noche, que se manifestó en dos momentos.
Primero, en la alocución presidencial, Gustavo Petro tuvo varios lapsus donde se refirió, entre otras cosas, al choque de trenes que tiene con los grandes medios de comunicación, a quienes acusó de tergiversar la información de la ContralorĆa para generar una narrativa favorable a las EPS, ademĆ”s de haber āexpropiadoā la seƱal y el espectro electromagnĆ©tico, que deberĆa ser pĆŗblico.
AsĆ mismo, hizo varias referencias al pensamiento dialĆ©ctico como base fundamental del pensamiento filosófico para evitar el engaƱo mediĆ”tico y como herramienta de acción, asĆ como equiparó la situación actual del paĆs con la colonización espaƱola y llamo a una segunda independencia; mencionó la posibilidad de trasladar la Estatua de la Libertad de Nueva York a Cartagena, en honor a San Basilio de Palenque como el primer territorio libre de AmĆ©rica; relató cómo algunos mĆ©dicos uribistas lo han insultado y una situación en Pereira donde una pareja se molestó por falta de atención; y hasta narró la peculiar situación de los hipopótamos en Doradal, conectĆ”ndola con la adoración a Pablo Escobar y proponiendo su traslado a la India.
Por otro lado, estas dispersiones se acompasaron luego con las declaraciones en el Consejo de Ministros, donde fue mucho mĆ”s directo en sus crĆticas. Al referirse a las tensiones internas en el Ministerio de la Igualdad, el presidente Petro mencionó: "A mĆ nadie que sea negro me va a decir que hay que excluir a un actor porno que creó el sindicato de trabajadores sexuales de Paris. Yo estuve hablando con ellos de Marx, si quieren saber quĆ© hacĆa en ParĆs (...) con el libro de Marx subrayado".
Sus declaraciones sobre las mujeres tampoco pasaron desapercibidas. Frente a los conflictos internos en su gabinete, seƱaló: ā"Por eso los mayores problemas de este gobierno es la pelea de vendetta a muerte, porque se tiran a las personas, mĆ”s en las mujeres. Oiga, oiga, nosotros tenemos que demostrar que el poder debe ser de las mujeres, pero ā sĆ© que ya me van a levantar a palo maƱanaā, pero (sic) aquĆ sabemos cómo es. Yo me pasĆ© el 80% de mi tiempo en la alcaldĆa āno tanto en la presidenciaā atendiendo los conflictos entre las mujeres internos (sic), no de afuera, sino aquĆ. Eso es terrible, yo me canso".
Estas declaraciones, junto con la dispersión, han generado especial ruido en los movimientos sociales cercanos al gobierno, quienes han seƱalado que el presidente, con este discurso, estarĆa privilegiando una narrativa conservadora y subordinada, en la que las comunidades afro y las mujeres seguirĆan sufriendo de violencias vedadas, incluso dentro de un gobierno alternativo que dice defenderles y representarles, al mismo tiempo que demostrarĆa el interĆ©s del gobierno por fragmentar los discursos de estos movimientos para hacer mĆ”s fĆ”cil su integración al proyecto del Pacto Histórico.