Por: Walter Aldana. Columnista Pares.
Estos días de agite político o politiquero, ha venido a mi recuerdo el impase de las autoridades norteamericanas con el tema del balserito: Elián Gonzáles fue un niño que en 1999 fue sacado de Cuba por su madre sin permiso de su progenitor, cuando este tenía cinco añitos. Por más que sea Cuba el enemigo encarnizado de los gringos, estos no dudaron – por obvia acción- de la justicia americana, el devolver a su padre y a la isla caribeña, el menor.
Cualquiera diría que cedió y la pelea se la ganó el comunismo al capitalismo, pues no, la pelea la ganó la LEGALIDAD, de lo contrario se abriría paso a la excusa ideológica para pisotear la ley y por ahí mismo la constitución.
El ungido por aquello de “votar por quien diga Uribe”, sale obedientemente a la defensa de su mentor político, con los argumentos de que debe permitírsele defenderse en libertad y que la medida de aseguramiento es “un gran desequilibrio”, haciendo referencia a la presencia de ex-guerrilleros de las Farc en el parlamento colombiano.
El argumento de la “defensa en libertad”, es rebatido por la votación UNÁNIME de los cinco magistrados, quiere decir esto que el acervo probatorio es de tal contundencia que se considera por los togados que el senador podría ejercer presión sobre el proceso estando sin la medida de aseguramiento que se concreta en arresto domiciliario.
El desequilibrio, lo argumenta el “mandatario” de los uribistas, basado en el plan de hacer trizas los “acuerdos para la terminación del conflicto armado y la construcción de una paz estable y duradera”, en su desacuerdo con lo pactado, muestra de ello es la parsimonia de su implementación en todos los terrenos.
Lo cierto es que gústele o no al presidente, a su partido y a quienes por el votaron, el acuerdo está blindado por ser incorporado al bloque de constitucionalidad a través de la refrendación que el Congreso hizo por medio del fast track (vía rápida), figura contemplada en el acto legislativo número 1 de 2016 que redujo el número de debates en el Congreso para aprobar leyes y reformas constitucionales, en la brega por cumplir el acuerdo.
Responder de esa manera, ante un fallo frente a una inicial decisión de la justicia con relación a un acto criminal de una persona, (poniendo en peligro toda la institucionalidad que él representa como primera autoridad de Colombia), eso no es lealtad, ¡eso es complicidad!
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