Por: Katerin Erazo, Periodista
Ayer 7 de agosto de 2024, Gustavo Petro cumplió dos años en la presidencia de Colombia, un periodo marcado por la volatilidad política, la ambición de reformas estructurales, y la constante búsqueda de consolidar un gobierno de izquierda en un país que, por más de 200 años, estuvo bajo el control de corrientes políticas tradicionales. Petro, junto a Francia Márquez, la primera mujer afrodescendiente en llegar a la vicepresidencia, asumió el poder con la promesa de un cambio profundo, una transformación que se ha enfrentado a obstáculos significativos tanto dentro de su gabinete como en el escenario legislativo.
El 19 de junio de 2022, Petro fue declarado oficialmente presidente electo por el Consejo Nacional Electoral (CNE), lo que marcó un hito histórico al ser el primer presidente de izquierda en Colombia. Su primer discurso como presidente, pronunciado el 7 de agosto de ese mismo año en la emblemática Plaza de Bolívar, delineó los principales objetivos de su administración: la búsqueda de la paz, la lucha contra las drogas, la igualdad, la generación de empleo digno, y la transición hacia energías limpias, con un énfasis particular en la mitigación del cambio climático.
Para materializar esta visión, Petro conformó un gabinete que, en su momento, prometía ser un motor de cambio. Entre los miembros destacados de su primer equipo estaban Álvaro Leyva como ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Gaviria en Educación, José Antonio Ocampo en Hacienda, e Irene Vélez en Minas. Sin embargo, la ejecución de esta ambiciosa agenda no ha sido sencilla.
A lo largo de estos dos años, Petro ha llevado a cabo tres importantes remezones en su gabinete, una señal de la dificultad que ha encontrado para mantener un equipo cohesionado que pueda avanzar en la implementación de sus políticas. Estas modificaciones han resultado en un total de 40 ministros en 19 carteras diferentes, lo que podría posiblemente evidenciar la inestabilidad dentro del gobierno.
El primer gran cambio en su gabinete se produjo el 27 de febrero de 2023, con la salida de figuras clave como Alejandro Gaviria, Patricia Ariza (Cultura), y María Isabel Urrutia (Deporte). Este movimiento marcó el inicio de una serie de reconfiguraciones que se intensificaron con el tiempo. El segundo remezón ocurrió el 26 de abril de 2023, cuando Petro decidió reemplazar a José Antonio Ocampo en el Ministerio de Hacienda y a Cecilia López en Agricultura.
El tercer y más reciente ajuste ministerial, a mediados de julio de 2024, incluyó la incorporación de Juan Fernando Cristo como ministro del Interior y Ángela María Buitrago en Justicia. Cristo, un político con experiencia en el gobierno de Juan Manuel Santos, fue una adición sorpresiva que subrayó la voluntad de Petro de reforzar su círculo de confianza con figuras que pudieran ayudar a navegar las complejidades del panorama político actual.
A pesar de los esfuerzos por conformar un equipo capaz de ejecutar su programa de gobierno, los resultados legislativos han sido limitados. Hasta ahora, el único triunfo significativo de Petro en el Congreso ha sido la aprobación de la reforma pensional, que comenzará a regir en julio de 2025. Esta reforma es considerada una de las piedras angulares de su agenda, diseñada para asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones y mejorar las condiciones de los trabajadores colombianos.
Sin embargo, otras reformas emblemáticas, como la laboral, la de salud y la de educación, siguen en suspenso. La reforma laboral, que busca mejorar las condiciones de trabajo y fortalecer los derechos de los trabajadores, aún necesita pasar por tres debates en el Congreso, uno en la Cámara de Representantes y dos en el Senado. La reforma de salud, un proyecto que pretende reestructurar el sistema de salud colombiano para hacerlo más equitativo y accesible, también enfrenta una ardua batalla legislativa.
Con la instalación de una nueva legislatura el 20 de julio de 2024, Petro realizó otro ajuste en su gabinete, con seis nuevos nombramientos. Estos cambios, en su mayoría dentro de viceministerios que ascendieron a carteras principales, no generaron mayores controversias, pero reflejan el esfuerzo continuo del presidente por encontrar el equipo adecuado para cumplir sus promesas de campaña.
El gobierno de Petro no ha estado exento de escándalos que han minado su credibilidad y afectado su capacidad de gobernar. Uno de los episodios más graves involucra al exministro del Interior, Luis Fernando Velasco, quien fue señalado por su posible participación en un caso de corrupción relacionado con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Este escándalo también ha tocado al actual ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, quien ha sido acusado de autorizar desembolsos de presupuesto de la UNGRD que habrían sido utilizados de manera indebida.
El caso UNGRD ha generado un fuerte impacto mediático y ha puesto en entredicho la transparencia del gobierno. Según las denuncias, se habrían malversado cerca de 46.800 millones de pesos (aproximadamente 11,7 millones de dólares) destinados a la compra de camiones cisterna para llevar agua potable a la Alta Guajira, una de las regiones más necesitadas del país. Estas acusaciones han aumentado la presión sobre Petro para que realice cambios adicionales en su gabinete y refuerce las medidas anticorrupción.
A pesar de la inestabilidad que ha caracterizado su gobierno, tres ministros han logrado mantenerse desde el inicio de la administración de Petro: Gloria Inés Ramírez en Trabajo, Susana Muhamad en Ambiente, e Iván Velásquez en Defensa.
Gloria Inés Ramírez ha sido fundamental en la aprobación de la reforma pensional y en el avance de la reforma laboral, gracias a su capacidad para conciliar diferentes intereses y lograr acuerdos en el Congreso. Iván Velásquez, por su parte, ha liderado la lucha contra los grupos criminales y ha impulsado medidas para dignificar la labor de los miembros de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional. Susana Muhamad, reconocida como una líder ambientalista, ha trabajado incansablemente para posicionar a Colombia como un referente en la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad.
Cabe resaltar que en el más reciente informe de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares) “Así le va al gobierno del cambio a mitad de camino” destaca un balance mixto en la gestión del gobierno de Gustavo Petro durante su segundo año en el poder. Alejandro Chala, investigador de la Línea Democracia y Gobernabilidad de Pares, subraya que, aunque el gobierno ha logrado ciertos avances, también ha enfrentado retrocesos significativos.
Según Chala, el ejercicio político de Petro ha sido uno de "contrapunteo", en el cual el gobierno ha debido moderar sus expectativas y ajustar su agenda, especialmente tras darse cuenta de que las vías populares no han logrado presionar a las instituciones para tomar decisiones más favorables. Este escenario ha llevado a una reconfiguración del gabinete, destacándose la designación de Juan Fernando Cristo como ministro del Interior, quien ahora tiene la tarea de centralizar la construcción legislativa y negociar con los partidos políticos, aunque esto ha generado tensiones con las bases sociales del gobierno.
En términos de gobernabilidad, Chala señala que el gobierno ha tenido éxitos notables, como el destrabe de su agenda legislativa y la aprobación de la reforma pensional. No obstante, ha sufrido derrotas importantes, como el fracaso de la reforma a la salud. Estos resultados reflejan la necesidad de un enfoque más negociador para pasar reformas a través del Congreso, ya que la estrategia de presentar proyectos radicales para luego negociar puntos medios ya no funciona como antes, especialmente tras la fractura de la coalición de gobierno.
Por otro lado, el informe de Pares resalta aspectos positivos, como la reducción de la pobreza, el descenso paulatino de la inflación, y el manejo diplomático con Venezuela, que busca mantener la estabilidad en la región. Sin embargo, el balance negativo también es evidente, especialmente en la agenda anticorrupción, la cual se encuentra estancada y marcada por una implementación ineficaz de las pocas iniciativas que han sido aprobadas. Además, el gobierno enfrenta una carga significativa debido a escándalos relacionados con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y la financiación irregular de la campaña presidencial, lo que ha generado una gran deuda con la ciudadanía en materia de lucha contra la corrupción.
Finalmente, el investigador de Pares, Alejandro Chala explica que el gobierno de Petro enfrenta un escenario complejo en el Congreso. Aunque ha logrado mantener ciertas mayorías en la Cámara de Representantes, ha perdido terreno en el Senado, lo que podría llevar a un bloqueo político. Este contexto obliga al gobierno a agilizar la aprobación de proyectos legislativos clave en la Cámara, mientras enfrenta una oposición que busca ralentizar y dificultar la materialización de su agenda de reformas.
Al llegar a la mitad de su mandato, Gustavo Petro se enfrenta a un camino lleno de desafíos. La presión para cumplir sus promesas de campaña y consolidar su legado como el primer presidente de izquierda en Colombia es inmensa. Con un Congreso fragmentado y un entorno político cada vez más complejo, Petro deberá continuar navegando entre las demandas de sus electores y las realidades de gobernar un país que aún se debate entre el pasado y el cambio que él prometió. Los próximos dos años serán cruciales para determinar si su administración logra dejar una huella duradera en la historia de Colombia.
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