Por: Carlos Castelblanco Pinedo – Redacción Pares
«Mi principal lucha como representante de sindicatos es que no haya más impunidad en los crímenes contra sindicalistas. En Colombia hay un mensaje muy fuerte: se puede amenazar, se puede disparar contra los sindicalistas y no va a pasar nada; entonces para mí es fundamental que se investigue y se castigue a los responsables de esos crímenes. Hay que mostrar que los sindicalistas son muy importantes, que realmente construyen una mejor Colombia.»
Pares habló con Yessika Hoyos Morales, abogada, integrante del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo – CCAJAR, y líder fundadora del Movimiento Hijos e Hijas por la Memoria y contra la Impunidad. En el año 2008 fue condecorada por la central sindical más importante e histórica de Estados Unidos (AFLCIO) con el premio George Meany-Lane Kirkland Human Rights Award como un reconocimiento a su labor de defensa de derechos humanos.
El 12 de febrero de 2009 fue invitada a pronunciar un discurso en el Congreso de Estados Unidos. Ese día se presentó de la siguiente forma “Soy Yessika Hoyos Morales, hija de Jorge Darío Hoyos Franco, uno de los 2.694 sindicalistas asesinados impunemente en Colombia. Ocho años atrás vivía en Fusagasugá con mi madre, mi hermana y mi padre, que era un hombre soñador, comprometido con las causas justas, al que le dolía la opresión y la miseria.»
La investigación judicial sobre el asesinato de su padre todavía no ha llevado a juicio y condenado a los autores intelectuales, razón por la cual Yessika y la Unidad de Derechos Sindicales del Colectivo de Abogados / ICTUR, seguirán trabajando hasta conocer la verdad y que los autores intelectuales sean castigados por la justicia.
Pares: ¿Por qué el sindicalismo es fundamental para fortalecer y desarrollar los derechos de los ciudadanos en una democracia?
Yessika Hoyos Morales: El sindicalismo es fundamental para la democracia por varias razones: primero porque, precisamente, en la democracia lo que se busca es que haya un equilibrio de poderes, que el Estado no tenga mucha más fuerza que los ciudadanos, y que los ciudadanos tengan mecanismos para reclamar sus derechos, y es a través de las organizaciones sindicales como se expresa ese mecanismo de control, es decir, la fuerza y el poder del Estado y de las empresas frente a la fuerza y el poder de los ciudadanos para reclamar sus derechos laborales. Es un equilibrio, un contrapeso frente al poder de las empresas en una democracia.
Es través de la organización sindical que en Colombia históricamente, no sólo se reclama el derecho a un mejor salario, a un salario justo, a jornadas de trabajo justas, sino que los sindicalistas en Colombia han dado una pelea más allá. Por ejemplo los sindicatos de la salud siempre han luchado porque la salud no se privatice, que no sea un negocio sino que todos los colombianos y colombianas tengamos derecho a una salud justa y digna.
En el momento en el que acabaron con los sindicatos de la salud o los minimizaron vemos cómo las EPS han crecido como negocio de una forma impresionante violando los derechos no sólo de los trabajadores y trabajadoras de la salud, sino de todos los usuarios de la salud.
Así ha pasado también con los profesores. Por ejemplo Fecode que ha sido tan estigmatizado, tan criticado, cuando uno ve el Pliego Nacional de Peticiones se da cuenta de que no sólo pelea un salario justo para sus maestros, no sólo por unos servicios justos para ellos, sino que la principal pelea es para que la educación siga siendo pública en Colombia. Que sea gratuita la educación básica se debe a ellos, a esa lucha de Fecode. No fue una iniciativa del gobierno, detrás de esa conquista está el sindicato.
Pares: ¿Cuáles son los retos y los desafíos del sindicalismo en Colombia?
Y.H.M: La lucha sindical en Colombia ha sido particularmente muy difícil por el contexto en el que los sindicatos se han desarrollado, porque siempre ha habido violencia antisindical en el país. Una violencia que ha exterminado físicamente a sus miembros o haciendo que muchos de ellos estén en el exilio.
«Colombia ha ocupado por mucho tiempo el deshonroso primer lugar en el mundo como el lugar más peligroso para ser sindicalista. Eso obviamente es muy difícil, pero además ha existido toda una cultura antisindical, el ser sindicalista siempre ha sido visto como si fuera un enemigo.» Foto: Pares
Los sindicalistas han sido señalados como terroristas, los han estigmatizado y los señalan como los que quieren acabar y dañar las empresas, como aquellos que al reclamar por sus derechos, hacen un daño a la sociedad y no al contrario, no se han visto como una parte fundamental de la democracia.
Existe en el país una cultura antisindical que ha sido creada desde hace muchos años. Dirigentes nacionales han salido a decirlo públicamente; por ejemplo, uno de los casos más impactantes que recuerdo recientemente es cuando Francisco Santos era vicepresidente de Colombia, salió a decir que los sindicalistas de día son una cosa y de noche son otra. Eso lo dijo cuando asesinaron a los tres sindicalistas en Arauca.
Tiempo después pudimos demostrar que esos asesinatos fueron una ejecución extrajudicial. Miembros del Ejército los hicieron arrodillar en un patio trasero, los ejecutaron y luego les pusieron un uniforme camuflado y unas armas para hacerlos pasar por guerrilleros.
A pesar de que se probó en el expediente penal, a pesar de que se aceptó la responsabilidad por parte de miembros del ejército, nosotros solicitamos que públicamente se pidiera perdón y explicara a la ciudadanía lo que realmente había sucedido, y sin embargo eso nunca pasó.
Entonces, cuando se mira la prensa y se rastrean las noticias sobre sindicalismo siempre hay algo malo. Las huelgas y los paros hablan de vándalos, esa es la noticia principal, que los manifestantes atacaron, que dañaron, pero nunca se cuenta la realidad del sindicalista, no se explica que su lucha es para que exista un país realmente democrático.
Pares: Es decir, ¿es una actividad de muy alto riesgo ser sindicalista en Colombia?
Y.H.M: Claro. Si un joven le dice a sus familiares que quiere hacer parte de un sindicato, le dicen que eso es muy peligroso. Aquí la concepción es: «no haga eso porque lo matan». Esa idea ya está instalada en la gente y ya por eso ni siquiera necesitan asesinar un montón de personas, sin embargo te mandan el mensaje de que ser sindicalista es muy peligroso; el solo homicidio de un sindicalista hace que el resto de la gente tenga temor y de esa forma se debilite el movimiento.
Ese mensaje se ha creado desde los medios de comunicación, se ha creado de manera fuerte y constante, pero obviamente se reproduce en todos los espacios, por ejemplo en la empresa.
Las multinacionales han tenido un mecanismo muy fuerte y muy dañino a través de los trabajadores sociales, psicólogos y demás que se acercan a la familia de los sindicalizados y les dicen que su esposo o esposa, que es sindicalista, está corriendo mucho riesgo, que es muy peligroso y que puede perder el trabajo por eso. Entonces generan toda una presión en el núcleo familiar.
También dentro de las empresas se crean ‘listas negras’. Por ejemplo hace poco salió un fallo de la sala laboral de la Corte Suprema por un laudo arbitral que hubo entre una empresa de flores y un sindicato muy pequeño y cuya convención colectiva no había sido respetada.
La Corte le ordenó a la empresa reconocer todos esos derechos, y entonces la empresa sacó una lista diciendo «mire, esas son las personas que van acabar con la empresa, por culpa de ellos se va a acabar la empresa».
«Entonces la culpa de que se acabe una empresa supuestamente es de los sindicatos, porque acá tristemente se han acostumbrado las empresas nacionales e internacionales a ganar fortunas sobre la explotación del trabajador y la trabajadora.» Foto: Pares
Pares: ¿Qué dicen los organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo – OIT, sobre la precaria protección al sindicalismo en nuestro país?
Y.H.M: En Colombia es atacado el sindicalismo a través de leyes, acá por ejemplo la huelga es un derecho y sin embargo la mayoría de huelgas han sido declaradas ilegales. En el país no se respetan los convenios con la Organización Internacional del Trabajo y se criminaliza la protesta social.
Colombia tiene convenios suscritos con la OIT sobre libertad de asociación, son varios, y el gobierno tiene la obligación de respetarlos y cumplirlos, para eso los suscribe. Sin embargo, Colombia nunca ha respetado todos esos convenios, entre ellos el de libertad de asociación, y por eso ha estado varias veces en el Comité de Libertad Sindical, que es un comité especial de la OIT en donde se sigue el cumplimiento de los convenios.
La OIT ha sacado recomendaciones que le dicen al país que allá se están dando cuenta que, en estos casos, el gobierno no está cumpliendo con los convenios y entonces es una obligación suya cumplirlos de tal y de tal forma. Esas recomendaciones son obligatorias, sin embargo internamente ha sido una discusión muy grande.
El Consejo de Estado dijo que efectivamente son obligatorias, pero hay otras entidades que las interpretan diciendo que no, que son recomendaciones que se pueden aplicar pero que no son necesariamente obligatorios. La misma Corte Constitucional ha dicho que los convenios son de obligatorio cumplimiento.
Pares: ¿De qué manera se viola en Colombia el derecho a la libertad de asociación?
Y.H.M: En Colombia se han creado leyes que van en contra del derecho a la libertad de asociación; una de ellas es la criminalización de la protesta social, es decir la famosa ley de seguridad ciudadana
Esa ley se crea en el marco de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Es en medio de esas negociaciones que el Congreso de Estados Unidos dice que Colombia no cumple con estándares mínimos internacionales de respeto al derecho de asociación y derechos laborales.
Y recientemente lo dijo Canadá, que indicó que el país está violando derechos laborales a través de figuras como la tercerización, que afecta profundamente a los trabajadores y a las organizaciones sindicales porque un trabajador tercerizado es muy difícil que se organice en sindicatos y reclame sus derechos, por eso esta figura viola sus derechos laborales de una forma absoluta.
Pares: ¿Qué papel desempeña en este asunto la ley de seguridad ciudadana?
Y.H.M: La ley de seguridad ciudadana se crea en el marco de esas negociaciones porque había presión de las organizaciones sindicales; en ese momento la violación al derecho de asociación por parte de empresarios, por parte del Estado, no estaba tipificada como delito en el artículo 200 del código penal, la máxima pena era una multa.
Entonces, por esa presión de los TLC y los sindicatos, el gobierno hace una modificación a ese artículo 200 y efectivamente pone una pena de uno a tres años de prisión para quien viole el derecho a la libertad asociación.
El problema es que en Colombia las penas menores a cuatro años son excarcelables, entonces si algún empresario o alguna persona fuera condenada por violación a la libertad de asociación nunca irá a la cárcel. Hasta el día de hoy nunca ha habido una condena, a pesar de que ha habido muchísimas denuncias penales por artículo 200.
Sin embargo, esa misma modificación se hizo sobre el tema de la protesta: el que salga a protestar a la calle sin permiso tendrá una pena de hasta ocho años de cárcel, es decir, ese sí va a la cárcel, el que proteste sí tendrá penas mayores.
Entonces ahí es cuando nosotros decimos que se está criminalizando la protesta, porque la OIT lo ha dicho, lo ha dicho Naciones Unidas a través del Relator Especial que hace seguimiento al derecho de asociación.
Pares: ¿Cómo se puede contrarrestar esa idea que se insertó en la sociedad de que el sindicalismo es peligroso y además dañino para el desarrollo?
Y.H.M: Yo creo que lo fundamental es que sea a través de políticas públicas y a través de un interés real del Estado y que hasta ahora, nunca ha tenido. Esto lo demuestran los altos índices de impunidad: más del 98% frente a autores materiales de crímenes y amenazas contra sindicalistas, pero casi del 100% sobre autores intelectuales.
El mensaje que te han mandado es que acá se puede asesinar sindicalistas porque la justicia no va operar. El mensaje contrario sería que aquí, que en Colombia no se puede atacar ni asesinar las organizaciones sindicales, no se las puede acabar.
Pero ese mensaje tiene que mandarlo el gobierno, él es el único capaz de insertar al sindicalismo en la democracia. El gobierno debería enviar el mensaje que las organizaciones sindicales son muy importantes para proteger, no sólo los derechos del trabajador, sino los derechos en general de la ciudadanía.
Hoy en día mi generación ya no sabe lo que es un contrato laboral indefinido. Es más, este Plan Nacional de Desarrollo de Duque no sólo acaba con el contrato de prestación de servicios, que era algo, sino que ahora permite contratar a los trabajadores por horas, es decir, es peor que un servicio prepago de celular donde puedes comprar los minutos. Que el gobierno permita eso es terrible. En ese sentido este Plan Nacional de Desarrollo es totalmente regresivo.
«Una de las herramientas que tiene la ciudadanía para hacer valer sus derechos, para exigir, es protestando, protestar legítimamente y acá eso es condenado.» Foto: Pares
Al dejar la posibilidad de que las empresas contraten por horas, se acaba con cualquier mínima garantía laboral porque no solo permite la tercerización laboral, que es una forma prácticamente de explotación que atenta contra los derechos de los trabajadores, sino que ya no existe la más mínima estabilidad que te permita pensar en un futuro. Las nuevas generaciones ya ni siquiera piensan en pensionarse.
Hoy hay menos tasa de sindicalización que hace 30 años. Si hablamos de los años setentas u ochentas había una tasa del 12% de la población trabajadora que estaba sindicalizada, hoy estamos hablando de menos del 4%. Es más, sobre ese 4% la mayoría son trabajadores del Estado, si fuésemos a lo privado ahí caería mucho más, porque lastimosamente la ley ha sido favorable para impedir que los sindicatos se fortalezcan.
Pares: ¿Cómo beneficia a un país, a una sociedad, tener sindicatos fuertes?
Y.H.M: En países como Estados Unidos o Inglaterra las tasas de población sindicalizada son muy altas y eso demuestra que si tienes una clase trabajadora estable, con derechos, también tienes una sociedad más estable, próspera económicamente. Si el trabajador se endeuda, tiene una estabilidad laboral para responder, eso está probado. Hay mejor calidad de vida.
Si tienes trabajo, tienes una mejor calidad de vida porque tienes acceso a un montón de derechos que tristemente se han privatizado y se han comercializado, como el derecho al agua potable que debería ser un derecho fundamental, o la educación superior, porque si no tienes dinero no puedes estudiar. El trabajo, las condiciones dignas de trabajo te dan ciertas garantías y ciertas posibilidades de ser una mejor sociedad, un mejor país.
Creo que hay que destacar algo, y es que a pesar de todo esto las organizaciones sindicales se han mantenido, y eso realmente es muy importante. Van a seguir ahí, resistiendo.
Pares: ¿Qué papel desempeñan los sindicatos en el tema del Acuerdo de Paz y el sistema integral de justicia transicional?
Y.H.M: El sindicalismo fue un actor muy importante para el tema de la paz. Históricamente ha luchado para que en Colombia haya salidas negociadas hacia la paz y que como sociedad tengamos más derechos y construyamos un mejor país.
El problema es que Duque no quiere cumplir los acuerdos, entonces el gran temor es que a los sindicalistas los sigan asesinando, que los sigan amenazando. Pero yo confío en que sigan resistiendo, porque esa es la única forma de creer que sí es posible implementar una democracia en este país.
Una de las propuestas del movimiento sindical es el tema de reparación colectiva y que se instale la cátedra de historia de movimientos sindicales en universidades y colegios, que se sepa qué es un sindicato, cuáles son las luchas que han dado. Si la gente conociera esa otra cara del sindicalismo, pues obviamente va a querer ser sindicalista.
En este momento tenemos toda una ruta de trabajo con la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en la cual ya hemos tenido encuentros. Tuvimos un primer encuentro con todos los comisionados y varios sectores sindicales, tuvimos otro encuentro con Fecode, que fue muy bonito, tuvimos encuentros con el sector minero-energético, y hemos tenido ya varios encuentros con la Comisión.
Ahora tenemos una ruta muy grande en la cual la Comisión de la Verdad va a recibir testimonios de los sindicalistas y también de los familiares; porque algo que no se ha medido en Colombia es el impacto sobre las familias de los sindicalistas que fueron asesinados, desplazados, exiliados, torturados. Eso no se estudia y realmente es muy importante ver esos impactos.
Sin embargo, hay mucho miedo a la verdad. Hay una clase social oligarca que tiene mucho miedo a perder todos los privilegios y beneficios que ha logrado a través de la violencia.
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