Por: Redacción Pares
Fotos tomadas de: Canal 1, El País y Portafolio
Pocos ministros del gabinete de Gustavo Petro generaban tanta admiración como Aurora Vergara. Después de la polémica salida de Alejandro Gaviria, Vergara significó para el gobierno Petro una bocanada de aire fresco. Su imagen irradiaba confianza. Su historia inspiraba. Cuando se hizo oficial su nombramiento, el 8 de marzo del 2023, pocos habían escuchado su nombre. Dedicada a la academia, le había dedicado poca energía a la política. Su legado fue intentar, desde su ministerio, poner en el centro la educación como una fuerza transformadora.
Revisar su hoja de vida es entender porqué siempre le fue tan ajeno ser servidora pública y si aceptó el reto fue porque en el gobierno de Petro, llamado “de El cambio”, estaban personas como Francia Márquez. Aurora Vergara nació en Cali en 1987 pero se fue a Istmina, la tierra de su familia, cuando era niña. Allí la crio su mamá, María Figueroa, quien le contaba historias de santos mientras veían correr el rio San Pablo. Esas tardes en ese pueblo condenado a la minería, a sus riquezas, la acostumbraron a estar sola consigo misma. Allí encontró el ambiente ideal para ser la devoradora de libros que siempre ha sido. Su papá fue asesinado cuando ella tenía cinco años.
De Istmina regresó a Cali donde estudió sociología en la Universidad del Valle, logró una beca para hacer un PH.D y un magíster en sociología de la Universidad de Massachusetts-Amherst en Estados Unidos. En agosto del 2022 finalizó el Non-Resident Fellow of the W. E. B. Du Bois Research Institute Harvard University. Además tiene otros estudios. Todo lo que es, todo lo que ha logrado se lo debe a la educación.
Una de las pocas veces que había sonado el nombre de Aurora Vergara fue por Francia Márquez. En una entrevista realizada por el diario El Tiempo le preguntaron a la vicepresidente -entonces candidata- cuales eran las mujeres que más admiraba. Y entonces habló de Aurora Vergara. Se habían conocido por el trabajo de esta última con comunidades negras en el Pacífico.
Desde el principio de su gestión despertó comentarios positivos. La presentación exitosa de la ley estatutaria de educación en la Cámara de Representantes, fue ampliamente aplaudida a pesar de que se vio comprometida en el Senado, donde el proyecto enfrentó dificultades y finalmente fue hundido. Ella no podía manejar los intereses que se cuecen en escenario tan intrincado y tan opuesto ahora al gobierno. Además, le están cobrando la elección del rector de la Universidad Nacional, que generó críticas en sectores de derecha, tras la revocación del primer elegido, José Ismael Peña, en favor de Leopoldo Múnera, haciendo respetar el candidato de los estudiantes. Lo cierto es que la elección de Múnera apagó el incendio que significaba el paro que sostenían los universidades por la arbitraria elección de Peña.
En horas de la noche del 9 de julio venía manejándose la versión de su renuncia. Esta fue aceptada por Petro, como parte de las reformas que le está haciendo a su gabinete ministerial.
Con Vergara es el sexto cambio en poco más de una semana. Su reemplazo, Daniel Rojas, quien viene de estar al frente de la SAE, no parece tener los pergaminos para reemplazarla. Esto ha generado críticas hasta dentro del mismo petrismo donde Vergara era muy respetada.
Le preguntamos al coordinador del área de Democracia de la fundación Paz y Reconciliación Alejandro Alvarado quien lamentó la renuncia de Vergara: “La salida de la ministra Vergara es la pérdida de una funcionaria que tenía la legitimidad técnica para hablar de educación y promover la reforma educativa”. Alvarado además resaltó la ascendencia que tenía frente a las comunidades afro: “Su salida es la renuncia es a la apuesta a la reforma de la educación que pasa por una conversación de sostenibilidad de la oferta pública y privada”.
El coordinador del área de Democracia también cuestionó el nombramiento de Rojas como su reemplazo “es el paso de un funcionario que no tiene idea del tema de la educación pero es leal al presidente”.
Dentro del gobierno, a estas alturas del partido, a punto de cumplir dos años, se valora más la lealtad que las capacidades de sus funcionarios.
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