La deuda del paĆs con Aracataca
- León Valencia
- hace 1 dĆa
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Por: León Valencia

Aracataca es un espejo roto del paĆs. En sus calles polvorientas, bajo el azaroso calorĀ y el zumbido de los ventiladores, palpita una de las paradojas mĆ”s tristes de nuestra nación: la tierra que parió a uno de los escritores mĆ”s grandes del siglo XX , es, al mismo tiempo, el lugar del olvido y la desidia. Gabriel GarcĆa MĆ”rquez convirtió ese olvido en literatura, y desde entonces, Macondo dejó de ser un lugar y se convirtió en un mito. Pero los mitos, como los sueƱos, tambiĆ©n necesitan presupuesto.
Hoy, a las puertas del Festival Macondo, que se celebrarÔ el 2 y 3 de agosto en Aracataca, nos preguntamos ¿Y si en vez de seguir condenando a este municipio a cien años de soledad, lo convertimos en un lugar de encuentro, de arte, de memoria y de esperanza?
Porque en medio del olvido estatal Aracataca tiene un enorme potencial. Sus habitantes son imaginativos y orgullosos. Lo pude sentir de golpe el dĆa en que terminĆ© sirviendo de jurado de un concurso infantil de cuento y poesĆa en su plaza principal y oĆ a viva voz a niƱos y niƱas contarle y cantarle al pueblo sus creaciones, muchas de ellas un homenaje directo al mĆ”s ilustre de sus hijos.
Aracataca tiene en una esquina la casa museo de Gabriel GarcĆa MĆ”rquez y en otro la casa del telegrafista, lugares emblemĆ”ticos de este paĆs que merece mejor suerte. Tiene, para mayor fortuna, mil setecientos kilómetros en la mĆtica Sierra Nevada y desde allĆ nos miran, no sin ansiedad, comunidades que tejieron nuestro pasado y ahora quieren que les ayudemos a tejer su porvenir.
El Festival Macondo no es una postal para turistas ni un acto de nostalgia. Es una apuesta polĆtica y cultural por reescribir el destino de la región Caribe, empezando por su ombligo. Es una alianza entre la imaginación y la dignidad, entre la palabra y el territorio. Reuniremos a artistas, escritores, mĆŗsicos, cocineros, sabedores, periodistas, niƱos, ancianos y soƱadores de todas las esquinas del paĆs para decir en voz alta: āaquĆ estĆ” el corazón de Colombia, latiendo en Macondoā.
No ha sido fĆ”cil. Como todo lo valioso, este festival ha nacido de la terquedad. De insistir cuando el presupuesto no alcanza. De convocar cuando las instituciones dudan. De construir con las uƱas, como se construye la cultura popular en este paĆs. Pero tambiĆ©n ha sido un ejercicio de belleza y convicción, cada persona que se suma, cada artista que dice āsĆā, cada joven que pregunta cómo ayudar, nos recuerda que este paĆs estĆ” lleno de ganas de reconciliarse con su origen.
Porque si algo nos enseñó Gabo, es que los pueblos olvidados solo necesitan una buena historia para volver a existir. Y esa historia ya empezó. Se llama Misión Aracataca. Se llama Festival Macondo. La Fundación Pares, con la ayuda y el protagonismo de la empresa privada, del municipio y sus comunidades, del departamento y del paĆs, convertiremos a Aracataca en un lugar de atracción turĆstica y cultural.
Tenemos el reto de mostrarle al mundo la realidad que simuló Netflix en su versión de cien años de soledad; mostrarle a millones de televidentes que vieron en sus pantallas la  recreación de un pueblo, como es de verdad ese pueblo.
Existimos en el mundo gracias a Gabo. Llegó la hora de empezar a saldar la deuda a este pequeƱo pueblo de techos de zinc, arrasado por la United Fruit Company, por los clanes polĆticos de Magdalena, por la hojarasca del olvido, por nuestro propio racismo, el gozo de habernos dado al escritor en lengua castellana mĆ”s importante desde Cervantes.
Esto sólo es el principio de una fiesta, la de los 100 aƱos de GarcĆa MĆ”rquez que se celebrarĆ” en marzo de 2027, en el Ćŗnico lugar posible, el pueblo donde nació. En Aracataca comenzó un relato que ahora va por el mundo suscitando alegrĆas y nostalgias y mil preguntas sobre AmĆ©rica Latina.
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