Gratitud con la ONU por los informes sobre Colombia
- Germán Valencia
- hace 1 día
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Por: Germán Valencia
Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia

Cada tres meses, desde que se firmó la paz con las FARC-EP en noviembre de 2016, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presenta al Consejo de Seguridad del mismo organismo un informe sobre el avance en la implementación del Acuerdo Final en Colombia. El último informe, que fue elaborado por la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, se dio a conocer, precisamente, la segunda semana de julio; y abarca desde el 27 de marzo al 26 de junio de 2025 —S/2025/419—.
Para la mayoría de los colombianos este informe, al igual que los anteriores, ha pasado desapercibido. La ciudadanía valora muy poco los esfuerzos que hace la ONU por hacer seguimiento a la implementación de este tratado de paz. Consideran irrelevante el trabajo que hace la comunidad internacional de presentar un informe periódico donde se consignen los pequeños avances en la implementación. Pues lo único que hace es confirmar el desdén del Estado colombiano frente a la implementación del Acuerdo Final.
Además, ven el informe como un documento poco novedoso, pues sigue un formato monótono que se repite cada 90 días. Tiene una introducción, hace un recuento de los principales acontecimientos, presenta una síntesis de los avances en la implementación —en los temas de reforma rural integral, reincorporación, garantías de seguridad, justicia transicional y capítulos étnico y de género— y finaliza con otros componentes que no entienden mucho —Coordinación, Conducta, Disciplina y Observaciones—.
Es decir, para la mayoría de las personas, el informe de la Misión de Verificación no hace más que cumplir un formalismo: poner por escrito unos pequeños avances positivos alrededor del Acuerdo Final. Como la presentación de un proyecto de ley sobre el tema agrario, la adjudicación de unas cuantas hectáreas de tierra, el mantenimiento de los firmantes en el proceso de reincorporación, avances en las garantías de seguridad y protección de excombatientes o la realización de audiencias públicas, para que la JEP, por fin, entregue las primeras sanciones propias.
Aunque también reconocen que alcanza a presentar una mirada crítica sobre asuntos ya reiterados en pasados informes. Como el asesinato de firmantes de la paz —que para este segundo trimestre fueron 10, acumulando 470 desde la firma del Acuerdo Final en noviembre de 2016—, el incremento en la inseguridad para comunidades vulnerables y en las acciones violentas de grupos armados ilegales —en lugares específicos como Catatumbo, Cauca, Chocó, Bolívar y Antioquia— y las limitaciones estructurales en materia legislativa y de recursos financieros para implementar programas.
En síntesis, para la mayoría de la ciudadanía el informe trimestral de la ONU lo único que hace es constatar algo que todos ya sabemos: que hay pocos avances trimestrales en la construcción de paz del país. Un informe que sirve tan sólo para ratificar el incumplimiento del Estado en la implementación del Acuerdo Final. Y una cosa aún más negativa: que el informe aporta elementos para que la ciudadanía aumente la desesperanza de que algún día se pueda decir que se ha implementado completamente el tratado comprensivo de paz en Colombia.
A pesar de que esta valoración generalizada poco positiva, lo cierto es que para otro grupo de ciudadanos el trabajo que hace la Misión de Verificación de la ONU en Colombia es un ejercicio de balance y reflexión política muy valiosa. Cada tres meses la comunidad internacional se esfuerza, en primer lugar, por hacer un balance de la implementación del Acuerdo Final; y, en segundo lugar, por entregar una radiografía sobre la situación política nacional; es decir, además del seguimiento al Acuerdo, el informe trimestral presenta un diagnóstico objetivo sobre la coyuntura de seguridad del país.
En el último informe, por ejemplo, la Misión de Verificación es clara en advertir la manera como viene aumentando la inseguridad en varias regiones del país. En el primer informe de 2025 advirtió del aumento de la violencia, y en este nuevo informe: “la persistencia” de la violencia en casi todo el país. Incluso deja consignado el duro golpe que se le dio a la democracia con el atentado que sufrió el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. Aspectos todos, relacionados con la paz, pero que se apartan del estricto seguimiento al Acuerdo Final.
Pero tal vez lo más importante del informe trimestral es que allí se aprovecha el espacio para sugerir al Estado y los organismos encargados de ayudar a la construcción de la paz ejecutar de manera prioritaria acciones que contengan y cambien el rumbo de algunas variables críticas. Por ejemplo, frente al atentado contra el precandidato, la obligación que tiene el Estado de “investigar a fondo” este hecho y llevar ante la justicia a los responsables; además, avanzar en medidas para proteger y garantizar la participación política.
Otro aspecto importante del informe es el llamado que hace la comunidad internacional frente al aumento de la polarización en el contexto pre-electoral. El comportamiento en la cultura política nacional está provocando que se avance en una dirección donde hacer política es cada vez más riesgoso. De allí que de nuevo se aproveche la intervención del Secretario General de la ONU ante el Consejo de Seguridad para enviar el mensaje a toda la sociedad colombiana y, en especial, a las organizaciones y actores de la política nacional que debe tomar acciones que ayuden a reducir la polarización y fortalecer el espíritu de cooperación y entendimiento.
Con este giro que viene dando los informes de la Misión de Verificación es claro que el informe trimestral que realiza el Secretario General de la ONU, sobre la implementación del Acuerdo Final, ha superado el estrecho, pero valioso, límite de hacer un balance de ejecución del tratado de paz. El informe trimestral se está convirtiendo en un importante documento para analistas, académicos, tomadores de decisiones y organismos nacionales, donde se presenta una radiografía a la política nacional y se busca incidir positivamente en el mejoramiento de la sociedad colombiana.
En este sentido, hay que agradecer al Secretario General de la ONU y al personal que está a cargo de la Misión de Verificación, por el énfasis amplio que le están dando al informe trimestral. Sin duda los análisis y recomendaciones que nos entregan periódicamente se convierten en cartas de navegación que buscan llevarnos a buen puerto. También es una ocasión para agradecer al Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión Carlos Ruiz Massieu por su trabajo que durante estos años a realizado en el país, además desearle lo mejor en su nueva misión en Haití y que, como aquí en Colombia, logre aportar a una sociedad que tanto lo necesita.
* Esta columna es resultado de las dinámicas académicas del Grupo de Investigación Hegemonía, Guerras y Conflicto del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
** Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.