Por: Laura Cano, periodista Pares.
‘Sin dios ni ley’ es el más reciente informe de la Fundación Paz y Reconciliación, allí se hace un análisis de la situación de seguridad en la frontera colombo-venezolana, pasando por las dinámicas de los grupos armados ilegales, las economías ilegales y el papel del Gobierno Nacional ante el contexto que hay en la zona fronteriza.
León Valencia, director de Pares, hace un análisis de las cuatro principales conclusiones que se pueden sacar de las situaciones que están siendo trasversales en los 35 municipios que conforman el área de frontera.
1. Proliferación de estructuras armadas
Los departamentos que limitan con Venezuela han presentado históricamente un copamiento de grupos armados ilegales. Sin embargo, hay dos escenarios que han agudizado la forma de operar de estos en dichas zonas del país: por un lado, está la desmovilización de las exguerrilla Farc-ep y por el otro, el quiebre de las relaciones diplomáticas con el país vecino.
El primer escenario mencionado anteriormente, ha generado que los grupos existentes en las zonas, y los que han surgido, se peleen el control de los territorios que fueron dejados, por otro lado, que también haya una disputa por los pasos fronterizos ilegales que se han potencializado con el segundo escenario planteado.
De allí, que con estos contextos se pueda hablar que, al día de hoy, hay 28 estructuras criminales entre viejas guerrillas, bandas de crimen organizado y disidencias que se concentran principalmente en Norte de Santander y La Guajira. Además, 13 de estas estructuras son reconocidas como trasnacionales, es decir, operan en Venezuela y Colombia, pero sus orígenes son diversos, como es el caso de los carteles de narcotráfico mexicanos y algunas bandas provenientes de Brasil.
2. Economías ilegales disparadas
La producción de cocaína y la minería ilegal son dos de los principales negocios que mueven las dinámicas comerciales en la zona, esto muy ligado del combate por los territorios y de los pasos ilegales, pues son estos los que permiten que haya un flujo de esta actividad.
Sin embargo, estas no son las únicas economías ilegales, pues los casos de trata de personas para la esclavitud sexual, el pago de impuestos o cobros extorsivos y el contrabando, han sido las economías de donde las estructuras armadas han tomado recursos para poder expandir su radar de incidencia en esta zona.
3. Alianzas entre estructuras armadas
En este punto del análisis se recogen de alguna forma las dos conclusiones antes nombradas. Por una parte, los grupos que se han fortalecido, como es el caso del ELN, que ha sido una de las estructuras que se ha consolidado en varios de los municipios fronterizos, se ha expandido por su injerencia en las economías ilegales, pues ha ido generando alianzas con grupos PostFarc, como la del Frente 33, con lo que ha ganado fuerzas y poder de expansión.
Un caso similar es el del EPL, una estructura que se alía con el Clan del Golfo y Los Rastrojos, para poder expandirse y ganar espacio en las economías ilegales. Estas dinámicas han llevado a constantes enfrentamientos que han dejado a los civiles muchas veces a la deriva y en medio de estas disputas.
El resultado de esto, como lo afirma León Valencia, es que “hay un incremento en todos los indicadores de violencia”. Estos escenarios han complicado la situación humanitaria en la zona de la frontera, con un incremento en la tasa de homicidios, desplazamientos y amenazas. “Hay cerca de 5000 homicidios entre 2012 y 2019, es como si estuviéramos en una zona de guerra”.
4. El desgobierno
Como el común denominador de las situaciones que han mantenido encendidas las alarmas en el país, esta no ha generado respuestas y soluciones contundentes por parte del Gobierno Nacional. La preocupación por parte de Iván Duque y su gabinete parece ir por el lado contrario de lo que son los grupos armados ilegales, las economías ilegales y el aumento en los índices de violencia.
Entendiendo que estos están siendo convenientes para los intereses de clase dirigente del país, pues con las relaciones exteriores que el Gobierno ha establecido, Colombia y Venezuela están siendo el mal útil para el panorama internacional.
Además, la poca presencia del Gobierno en estas zonas está permitiendo que cada vez se haga mayor el poder de las estructuras armadas ilegales que están ubicadas en la zona poniendo sus reglas para la regulación de las dinámicas que se dan en estos territorios, lo que sigue poniendo en riesgo la comunidad que habita estas zonas o que migra a través de los pasos ilegales
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