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Gustavo Petro, Iván Velásquez y León Valencia: los héroes que desenmascararon a los parapolíticos uribistas

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    Redacción Pares
  • hace 1 día
  • 3 Min. de lectura

Por: Redacción Pares




En junio de 2004 ocurrió una de las peores afrentas que ha sufrido la democracia colombiana en su historia. Tres comandantes paramilitares: Ernesto Báez -ideólogo máximo de las AUC-; Salvatore Mancuso, líder de los paras en Córdoba, y Ramón Isaza, creador de las Autodefensas del Magdalena Medio, entraron al Congreso. Cerca del 35% de los integrantes de esa institución habían sido elegidos con la ayuda de estas estructuras paramilitares. Por eso, cuando los dueños de la muerte entraron al recinto, hubo un aplauso cerrado. Solo unos pocos se resistían a esto. Uno de ellos era senador. Se llama Gustavo Petro.


En 2005 arrancaron, por el Canal Institucional, las transmisiones de los debates en el Congreso. Pocos en el país, antes de ese año, conocían a este exmiembro del M-19. El coraje que exhibió denunciando al gobierno Uribe, cuando este tenía más de 70% de popularidad, no solo podía costarle su vida, sino que también podía quitarle votos. Pero demostró que tenía razón. La investigación la había tomado Petro del trabajo que realizaba León Valencia con su equipo de jóvenes investigadores, entre los que se contaban Claudia López, Mauricio Romero y Laura Bonilla. La investigación recibió el apoyo, debido a su rigurosidad y lo revelador, por parte del gobierno sueco, y había sido avalada por la Corte Suprema de Justicia, encabezada por Iván Velásquez. Así que, con estos elementos, Petro pudo encontrar cómo poner contra las cuerdas a congresistas entre los que se contaba Mario Uribe, mismísimo primo del presidente.


Los encendidos debates de Petro captaron la atención del público, sobre todo en Córdoba y Sucre, donde florecía la parapolítica. El aplauso se lo llevó el congresista, pero no hay que olvidar que todo surgió de una investigación académica.


En las elecciones al Congreso de 2002 se dio el fenómeno. Ese año León Valencia, acompañado de los investigadores Laura Bonilla, Claudia López y Mauricio Romero empezaron una investigación que fue convertida en libro en el año 2004. El presidente Uribe tenía altos índices de popularidad, como nunca se había visto en la historia moderna del país. La investigación horadó su imagen. Fue un golpe duro a su gobierno e incluso a su familia ya que, como se comprobó, Mario Uribe, su primo, también recibió apoyo de los paras. Por estos hechos fue condenado. No fue el único. Entre los años 2006 y 2013 fueron condenados 60 congresistas por este delito.


La valentía de magistrados como Iván Velásquez, que incluso le pidieron a Nuevo Arco Iris los documentos que se tenían para iniciar una investigación formal de la Corte Suprema, fue vital para desbaratar el entramado. Los paras querían legitimidad desde el Congreso, cambiar la Constitución, obtener impunidad y quedarse con toda la tierra y el poder que habían cosechado a punta de horror.


El uribismo no se quedó de brazos cruzados. Desde su columna en El Tiempo, el entonces todopoderoso José Obdulio Gaviria, ideólogo supremo del uribismo, se dedicó a destrozar el prestigio de Nuevo Arco Iris y se ensañó contra Claudia López, a quien calificó de Torquemada. El capítulo de López estaba centrado en la influencia de los paras en Antioquia, y Gaviria no pudo disimular el dolor que le daba el callo pisado. Incluso decidió hacer un libro con intelectuales afines al uribismo, que resultó siendo la contrarréplica del libro de la parapolítica. Hoy en día solo los memoriosos como Funes pueden recordar esta publicación. Igual Gaviria, como sus huestes, hicieron daño a los investigadores. En esa época no existían redes sociales pero algunos medios se prestaron de altoparlantes de las injurias, las calumnias de las que Gaviria, en su mejor época, era capaz de idear, no siempre sin gracia y hasta genio.


La vida de los investigadores a cargo del libro de la parapolítica cambiaría para siempre. León Valencia y Laura Bonilla salieron exiliados debido a las amenazas, al igual que Mauricio Romero. La aguerrida Claudia López se transformó en una política de éxito que incluso llegó a ser alcaldesa de Bogotá. Veinte años después, el uribismo está lejos de tener el poder que alguna vez ostentó. El presidente es alguien que está en sus antípodas. Como senador, Gustavo Petro fue de los pocos que no se arrodilló ante el poder que ostentaron Mancuso, Ramón Isaza y Ernesto Báez en la fría tarde en la que entraron al Congreso. Fue el primer congresista en usar la palabra “parapolítica” en un debate, pero el término fue acunado por Valencia y sus investigadores en el libro que publicó Intermedio en 2004.


Veintiún años han pasado y Petro es presidente. Y lo hizo gracias a la valentía de unos investigadores y de un funcionario de la justicia tan íntegro como Velásquez, quien fuera, además, su primer ministro de la defensa. El país cambió gracias a que se supo la verdad. Decirla, en un país donde asesinan impunemente, es el mayor acto de valentía.

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