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Gabriel García Márquez y el alzhéimer: la intuición de un genio que inspiró a la ciencia

  • Foto del escritor: Catalina Valencia - Coordinadora de la línea de Cultura
    Catalina Valencia - Coordinadora de la línea de Cultura
  • hace 2 horas
  • 2 Min. de lectura

Por: Catalina Valencia




En el Caribe colombiano, donde la realidad se disfraza de mito, Gabriel García Márquez tejió, desde la literatura, lo que hoy la ciencia confirma: el olvido como enfermedad. Lo que parecía una metáfora en Cien años de soledad —una peste del insomnio que desemboca en la pérdida de memoria — fue, para el neurólogo Francisco Lopera, mucho más que una licencia literaria: fue una revelación.


Lopera, uno de los más importantes científicos del país, descubrió la mutación paisa, una alteración genética presente en familias de Antioquia que padecen alzhéimer precoz. Este hallazgo, considerado clave en la búsqueda de una cura global, se vio alimentado por su admiración por Gabo. En palabras suyas: “Me llamó la atención que la otra peste, la de la falta de memoria, empezara con la falta de sueño. Eso tiene bases científicas: los recuerdos se construyen durante la noche, cuando uno está soñando”.


Este vínculo entre ficción y ciencia no fue casual. Gerald Martin, biógrafo de García Márquez, relata que Gabo comenzó a manifestar síntomas de alzhéimer hacia 2003, justo cuando terminaba Vivir para contarla. Su memoria, instrumento vital de la creación, comenzó a borrarse lentamente. Durante una feria del libro en Guadalajara, se quedó en blanco en pleno escenario. Desde entonces, su enfermedad fue un secreto celosamente guardado, aunque su literatura ya había hablado de ella desde mucho antes.


Hoy sabemos que varios de sus hermanos también padecieron alzhéimer. La herencia genética se entrelazó con la herencia narrativa. Por eso, la lectura que hizo Lopera no fue simplemente la de un lector deslumbrado, sino la de un científico conmovido por una intuición que se adelantó a su tiempo.


El libro Los médicos de Macondo, recientemente publicado, recoge estos hallazgos y demuestra que Gabo no solo fue un cronista de la condición humana, sino también un visionario de sus enfermedades. La medicina, la ciencia y la observación del alma están en su obra como parte de un mismo relato.


Por eso, en el Festival Macondo, que se celebrará del 2 al 3 de agosto de 2025 en Aracataca, con el apoyo de la Fundación Pares y la Gobernación del Magdalena, la medicina en la obra de Gabo tendrá un lugar de honor. No se trata solo de recordar su genio literario, sino de explorar cómo sus palabras, aún hoy, inspiran a quienes buscan curar, aliviar y entender lo que somos.


Porque en Macondo, como en la vida, el olvido también tiene memoria.

 

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