Por: Redacción Pares
El sábado 3 de agosto terminó el cese al fuego entre el gobierno Petro y el ELN. La noticia causó cierto revuelo en Bogotá, ciudad en donde la guerra siempre se ha visto a través de un televisor. En Arauca este plazo roto lo vivieron sus habitantes con la angustia de un condenado. Sabían que sería cuestión de semanas la reanudación de una guerra que arrancó a comienzos de los ochenta y que no amaga con terminarse.
En los meses que van entre el 9 de junio del 2023 y el 3 de agosto del 2024 los enfrentamientos igual no dieran tregua en Arauca. Si bien resultaba un alivio el cese al fuego, la guerra entre el ELN y el EMC se intensificaron. La población fue la principal afectada. Antonio Medina y alias Pescado son los líderes del Estado Mayor Central que han apuntado sus fusiles contra los líderes comunales. Así asesinaron en Tame en marzo del 2024 a Josué Castellanos en la vereda Santa Helena. Lo bajaron de un auto donde iba y se lo llevaron. Su cuerpo apareció al cabo de los días. En las últimas semanas la población de lugares como Normandía, Lejanías, y el sector de Siberia, escuchan día y noche el traqueteo de las armas disparando.
En Puerto Rondón la situación no puede tener otro calificativo que la de desesperante. En ese municipio los combates entre el ELN y el EMC dejaron, el 22 de julio, 130 personas desplazadas y 15 secuestrados. Ambos grupos acostumbran a retener a dirigentes comunales y son acusados de pertenecer al bando enemigo. Hay casos en donde son obligados a llevar mensajes. En otros los matan como sucedió con Castellanos y en los últimos días con un líder en la vereda el Corosito, en Tame. Ya se venía haciendo denuncias, desde antes del 3 de agosto, sobre violaciones de este grupo guerrillero contra el cese al fuego acordado con el gobierno. Incluso, en la lista de secuestrados de Puerto Rondón el ELN se había llevado a niños como Johan Stiven Bermúdez Bustos, de 7 años y Chaira Valentina Vera Bustos de 10 años.
En Puerto Rondón el ELN ya se había llevado al líder Rubén Vesga Vezga. El encabezaba la inconformidad de la población contra el gobierno nacional por la incapacidad que tenía para amonestar a esta guerrilla por sus continuos incumplimientos con el cese al fuego. Este es un clamor que se viene haciendo en Arauca. La presencia más activa de los organismos del Estado. Además piden que el Comisionado de Paz, Otty Patiño, visite con más frecuencia Arauca y esté más al tanto de lo que viene sucediendo en ese departamento.
Pues bien, la situación que ya venía mal se ha terminado de deteriorar en las últimas horas. La diferencia es que ya los ataques se hacen directamente contra la infraestructura petrolera -como viene sucediendo de manera incesante desde hace más de cuatro décadas- o contra la fuerza pública. En plena capital del departamento hombres tiraron una granada a un CAI en el sector de El Malecón. Lo hicieron a las siete de la noche. Nadie resultó herido pero el CAI fue destruido. Según la versión entregada por las autoridades los atacantes cruzaron la frontera con Venezuela para no ser atrapados.
Ese mismo lunes, en la vereda La Pavita, a cinco kilómetros del casco urbano de Saravena, hombres que pertenecerían al ELN hicieron estallar una bomba contra el oleoducto Caño Limón Coveñas. El sábado 24 de agosto también estalló otro artefacto esta vez contra el oleoducto Bicentenario en Fortul. Con el del lunes son cuatro los atentados que ha sufrido la infraestructura petrolera en Arauca desde que se levantó el cese al fuego.
Según Ecopetrol en los últimos 42 años se han registrado más de 2.000 atentados contra el oleoducto Caño Limón Coveñas. Esto ha generado que más de 4 millones de litros de petróleo se derramen en ríos, quebradas, caminos, envenenando la vida. En Arauca pasa buena parte de este oleoducto.
La población suplica al gobierno hacer presencia en el departamento. Además de Saravena y Arauca la gente en Puerto Rondón, acosadas por el ELN y por el EMC, ya no tiene respuestas ante una situación que se agrava con las horas. La guerra en Arauca ha vuelto a comenzar de nuevo. Mientras tanto la mesa de paz con el gobierno está congelada y todo indica que esta crisis se va a profundizar. El panorama más optimista indica que vendrán, por lo menos, dos meses en donde la guerra entre el ELN y el Estado Colombiano, que cumplió sesenta años, va a mostrar su cara más dura.
En Bogotá todo esto lo veremos a través de la pantalla de los celulares. Mientras tanto en Arauca él conflicto también ataca una economía que depende de la agricultura, de la ganadería, un departamento en donde no hay industria, en donde su población está sometida al boleteo. Se necesita una respuesta urgente a la crisis.
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