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Catatumbo: una disputa a sangre y fuego

Por: Laura Cano, periodista Pares.


El Catatumbo históricamente ha sido una de las zonas de mayor disputa por el control del territorio y de las dinámicas que se dan allí. Antes de la firma del Acuerdo de Paz el Frente 33 de las Farc-ep era uno de los grupos con mayor presencia, principalmente en las zonas de El Tarra, San Calixto, Sardinata, Teorama, Convención y Tibú. Ahora, estos puntos han sido unos de los blancos de enfrentamientos por ejercer el control por parte de otras estructuras armadas ilegales que han ido copando el territorio, o que ya se ubicaban allí.


Este punto del país es una de la subregiones claves para entender, no solo cómo se están organizando los grupos armados luego del Acuerdo, sino también para analizar lo que ha significado la ruptura de las relaciones diplomáticas con Venezuela en cuestión de seguridad.


El 2015 estuvo marcado por un pacto de no agresiones entre el EPL y el ELN, grupos que han coexistido históricamente en el Catatumbo, pero que tras el Acuerdo vieron la posibilidad de poder expandir su control a los territorios que había dejado la exguerrilla. Es en ese año; 2017, donde las cifras de violencia vuelven a retomar sus altos picos.


En un primer contexto, el EPL, hace presencia en la zona con el Frente Libardo Mora Toro y abre el espectro de su poder copando algunas de las zonas que estaban controladas por las Farc-ep. Con esto, lograban ser quienes dinamizaban las rutas que permiten el procesamiento de coca y, asimismo, el tránsito de esta para que salga del país por el estado de Zulia (Venezuela).


En un segundo panorama, el ELN, consigue el apoyo del grupo PostFarc del Frente 33 liderado por Jhon Catatumbo, con lo que también logra controlar unos de los puntos que estaban al mando de la exguerilla, principalmente, Sardinata y Tibú, dos de los municipios con mayor concentración de cultivos de coca en el país.


A esta radiografía se le suma la presencia del Clan del Golfo, que, tras la expansión del ELN, en el 2018 decide aliarse con el EPL, lo que recrudece los enfrentamientos entre los grupos dejando un notable incremento en hechos de desplazamiento forzado, reclutamiento de menores y homicidios, esto principalmente en los municipios de Teorama, San Calixto, Hacarí, Convención y Tibú.


Las rentas ilegales: otro problema en el foco


Según el último informe de Pares Sin dios ni ley, entre el frente del ELN que opera en la zona y el grupo PostFarc se generó un pacto que facilitaba el cobro de extorsiones a empresas y personas, esto a través de una lista donde se especificaba quiénes eran obligados a hacer ese pago durante el control de la antigua Farc-ep en la ruta que conecta El Tarra con el estado de Zulia.


Por su parte, el EPL, acordó un pacto con Los Rastrojos, un Grupo Armado Organizado, al mando de Wilfredo de Jesús Torres Gómez, que ha mantenido el control de la economía mafiosa en la frontera y en sectores rurales de Tibú. Esto para dividirse los cobros en los pasos fronterizos de la zona de Cúcuta, Puerto Santander, Villa del Rosario y Ragonvalia, y a su vez para abrirle paso paulatinamente a Los Rastrojos en el Catatumbo.


Ante estas alianzas y el fortalecimiento de el control tanto del ELN, como del EPL, se ha generado una nueva ola de violencia y enfrentamientos, esta vez provocados por quién gana más territorio en cuanto a los cobros extorsivos en los pasos ilegales. Lo que ha permeado en la situación del flujo migratorio, pues estos se dan por medio de las trochas y caminos que están en disputa.

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