Por: Walter Aldana. Columnista Pares.
Más de 500 personas participan de la caravana humanitaria al cañón del Micay, denominada “Un canto por la vida y la paz del territorio”. Desde el pasado 30 de Octubre salieron de la capital caucana, delegaciones de organizaciones sociales de todo el país, para de común acuerdo afros, indígenas, organizaciones del campesinado lideradas por el Coordinador Nacional Agrario- CNA-, de mujeres, jóvenes, urbanas y de derechos humanos, viajaron al Micay para expresar con su presencia la solidaridad (que es la ternura de los pueblos) con las mujeres y los hombres de esta región.
Llama la atención como la institucionalidad pública, las instituciones protectoras de los derechos humanos, le sacaron literalmente el cuerpo a cumplir con su misión de acompañar a las comunidades en los momentos más difíciles.
El cañón del Micay es una zona que comprende los municipios de Argelia, Tambo, Timbiquí y López de Micay, navegable desde el corregimiento de San Juan de Mechengue (Tambo) hasta López de Micay. Es una región apartada, aislada del “desarrollo” y con poca presencia institucional diferente a la fuerza pública en misión de erradicación de cultivos de uso ilícito.
En lo corrido de este 2020, más de 70 personas han sido asesinadas en masacres, se han presentado homicidios selectivos, desplazamientos poblacionales, presencia de grupos neo-paramilitares y el histórico enraizamiento en este territorio de las otrora Farc-ep y del Eln.
Es por lo anteriormente descrito que no se entiende cómo Emilio Archila, Consejero Presidencial pareciese no haber estado en el proceso de paz, no conocer las implicaciones de una declaración irresponsable dada no como funcionario de todos los colombianos, sino como servidor privado de su partido de gobierno. Así,estando en Rosas- Cauca, en un acto mediático sobre la sustitución de cultivos de uso ilícito, reseñó que “la caravana a Micay es pura politiquería” y que son “sectores que utilizan los hechos violentos para seguir dividiendo a los colombianos”.
Desde el 21 de noviembre del año pasado, vienen las comunidades movilizándose. Pasamos por la minga a Bogotá, la marcha de excombatientes de las Farc igualmente a la capital del país, y la caravana del Micay; porque si los poderosos tiene las mafias y la corrupción para sostenerse en el poder, las comunidades poseen el derecho constitucional a la protesta pacífica.
Por más que “altos” funcionarios del gobierno estigmaticen la movilización social y los órganos de control guarden silencio (porque les pertenecen a ellos), el Cauca rebelde y digno, seguirá acompañando a las gentes y territorios que hacen la exigibilidad de sus derechos.
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