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¿A quién le importan las mujeres negras del pacífico?

Por: Ghina Castrillón Torres - Politóloga feminista.



Las interacciones antirracistas son difíciles en una sociedad que

permanece segregada por cuestiones de raza. bell hooks



Asesinaron a Alba Rosa Ocoró en Guapi y ningún medio nacional lo registró. ¿a quién le importan las mujeres negras del pacífico? Hay noticias que quedan silenciadas, esas historias que no llegan a los titulares de los medios nacionales, que no ocupan los primeros lugares en los noticieros. Son los feminicidios y violencias contra las mujeres negras.

 

A menudo intento escribir mis columnas sobre temas en “tendencia”, hoy se está hablando sobre la controversia con las intervenciones a las EPS, el debate en torno a RTVC, o los abusadores extranjeros en Medellín. Sin embargo, hoy escribo sobre lo que los medios de comunicación y las redes sociales deciden ignorar. Nos dejamos llevar por la corriente mediática que impone ciertos temas mientras relega otros a un último plano.

 

El lunes una mujer fue brutalmente asesinada presuntamente por su pareja en Guapi, Cauca. Alba Rosa Ocoró Piedrahita, una mujer negra de 53 años, que fue encontrada sin vida en su hogar, con aparentes signos de violencia sexual. Aunque organizaciones sociales han levantado la voz para denunciar este crimen y exigir justicia, los medios nacionales la han ignorado. Es como si la vida de Alba Rosa no valiera lo suficiente para ser noticia.

 

Este es un país terriblemente racista, no solo lo hemos visto reflejado en manifestaciones de rechazo hacia la vicepresidenta Francia Márquez, sino que también ha sido testigo de múltiples violencias contra las mujeres negras.

 

En la Costa Pacífica Caucana y otras zonas periféricas del país, las mujeres enfrentan un riesgo aún mayor de violencia de género debido a la falta de atención estatal y la presencia de grupos armados ilegales. Sin embargo, estas historias rara vez son contadas en los medios nacionales, porque están más interesados en otras tragedias.


Resulta problemático pensar que se deba ponderar qué tragedia merece más atención, pues lo ideal sería que ninguna tragedia existiera en primer lugar. Sin embargo, en la realidad, nos enfrentamos a la constante selección y jerarquización de noticias por parte de los medios de comunicación y la sociedad en general. Por lo tanto, la atención mediática y social hacia ciertos eventos está sesgada pro el racismo, clasismo y centralismo, lo que resulta especialmente revictimizante cuando se trata de tragedias que afectan a grupos marginados, como las mujeres negras.


En respuesta al feminicidio de Alba, el martes, la comunidad convocó a una movilización para exigir justicia e invitaron a las personas a "traer el látigo" como símbolo de la defensa por la vida. Esta invitación responde a la tradición del día de Matachines, en el cual se dan latigazos en las calles cada 28 de diciembre. Pero a pesar de los esfuerzos de los liderazgos locales y de los medios de comunicación alternativos por visibilizar esta y otras violencias, las vidas de las mujeres negras y de las zonas periféricas siguen siendo invisibles para Colombia.

 

Hay que voltear a ver al pacífico. La violencia de género no puede seguir siendo un "paisaje" y mucho menos podemos permitir que las vidas de las mujeres negras y de las zonas periféricas sigan siendo invisibles.


Sonará paradójico, pero hay que darle latigazos a la violencia patriarcal.

¡Justicia para Alba Rosa! #NiUnaMas

 

 

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