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Una nueva misión para la descentralización

Por: Claudia Carrión y Camilo Andrés Peña, Línea Democracia y Gobernabilidad


La descentralización y la autonomía territorial son dos características fundamentales de la organización del Estado colombiano. El objetivo de la carta magna del 91 era distribuir el poder y los recursos del Estado territorialmente, dando extensión territorial al tradicional sistema de pesos y contra pesos del Estado colombiano. Lograr este objetivo, requeriría de entidades territoriales con suficientes facultades fiscales, administrativas y políticas. A continuación, revisaremos cada una.


Por el lado fiscal, era necesario un sistema de financiación territorial que transfiriera grandes cantidades de recursos desde el nivel nacional, inicialmente, se esperaba que este tipo de transferencias sumarán el 46.5% del Ingreso Corriente de la Nación, pero hoy en día estos recursos rondan el 22%. Adicionalmente, se requería que las entidades territoriales tuvieran la posibilidad de recaudar los tributos a su cargo. Hoy en día, el recaudo territorial está lejos de alcanzar el potencial, al tiempo que los recaudos de los departamentos son muy poco dinámicos, dada la baja correlación entre estos tributos con el comportamiento de la economía. Por último, los recursos debían estar ligados a las responsabilidades, en otras palabras, las competencias asignadas a las entidades territoriales debían estar acorde con su capacidad financiera, no era buena idea asignar competencias sin recursos.


En el tema administrativo, las entidades territoriales debían tener la potestad de administrar sus recursos, a partir de los requerimientos de la población y del programa de gobierno. Empero, las múltiples directrices que han expedidO a nivel nacional sobre el manejo de los recursos sectoriales, han restringido la autonomía administrativa de estas entidades.


En lo político, se ha mantenido la facultad para la elección para elegir libremente a los mandatarios locales y departamentales, sin embargo, no existen balances recientes sobre el avance de la democracia local. Ahora bien, el proceso de descentralización es una de las causas de la expansión de las coberturas de bienes sociales básicos y la reducción de la pobreza en todas las regiones del país. Asimismo, el proceso se relaciona con el aumento de la participación ciudadana y la apertura del sistema político.


De forma tal que el proceso de descentralización y de autonomía territorial han sido factores clave para explicar algunos de los cambios positivos que ha tenido el país en los últimos años. Sin embargo, la reducción de las facultades de las entidades territoriales y, en términos más generales, el estancamiento del proceso de descentralización y de autonomía territorial, tienen que ver con el estancamiento en el cierre de brechas económicas y con el aumento de la ineficiencia estatal.


Por tanto, no sorprende la necesaria inclusión de una “Misión para la Descentralización” en el documentos de Bases para Plan Nacional de Desarrollo 2018 – 2022, recientemente conocido. Será la tarea de esta misión estudiar el estancamiento de ambos procesos, identificando sus causas y las soluciones de corto, mediano y largo plazo.


Un paso previo de esa misión necesariamente es un estudio sobre las competencias y los recursos de las entidades territoriales que dé paso a una nueva distribución de competencias entre los distintos niveles de gobierno, en dónde se haga énfasis en sus competencias exclusivas y en el principio de subsidiariedad, con el objetivo de que generen las capacidades para que todas las entidades territoriales asuman sus propias competencias.


En la misión, se deberá analizar los recursos de las entidades territoriales, en busca de superar la inequidad territorial en la asignación de transferencias y en el recaudo de los recursos, las competencias de todos los niveles de gobierno, de forma tal que cada nivel asuma únicamente las competencias con las que puede lidiar, la posibilidad de implementar un proceso de descentralización asimétrica, con lo que el proceso estaría más acorde a las condiciones de cada territorio, entre muchas otras.


La misión es una oportunidad sin precedentes para arreglar los defectos del proceso descentralizador, veremos que pasa con esto en el Plan de Desarrollo final.


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