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Un pueblo que despertó y ahora no se rinde, carajo

Por: Carlos Castelblanco Pinedo – Redacción Pares


Bajo un cielo de noviembre apareció una multitud de ciudadanos inconformes y que hoy, cuatro semanas después, siguen juntándose para marchar pacíficamente por las calles y las plazas de Colombia. Ya son millones quienes a diario han salido a proclamar su profundo desacuerdo con un gobierno torpe e indolente. Y esas personas juntas nos hemos constituido en un pueblo que es tierra, aromas, vientos y la cosecha de años de abandono y desprecio que una clase dirigente egoísta ha sembrado en la nación. Hoy, en cada esquina del territorio, somos gente que nos encontramos en la sinfonía de las cacerolas y los sartenes, en los mensajes escritos para el presidente Iván Duque sobre un trozo de cartón o de tela. Somos un pueblo que se convirtió este año en el gran protagonista político y social del país. La Fundación Paz & Reconciliación –Pares saluda con entusiasmo y admiración a ese pueblo libre y pacífico que se ha movilizado desde la mañana del jueves 21 de noviembre y al que consideramos el personaje del año 2019.



El Paro Nacional #21N comenzó con una marcha convocada por estudiantes, grupos indígenas y centrales obreras el 21 de noviembre. Hoy, tres semanas después, se ha convertido en una gran manifestación ciudadana pacífica, multicultural y diversa que ha sorprendido al gobierno nacional. Fotos: Sergio Saavedra.

León Valencia, director de Pares ve este fenómeno como una primavera colombiana. Todos los días, dice el analista, hay lugares con aglomeraciones más nutridas que en otras; además, la gente se está inventando formas alegres de protesta, con música, haciendo que la protesta sea a la vez una especie de fiesta en muchas partes. La democracia no significa gobernar sin oposición política, por tanto, la oposición política fortalece un sistema democrático y reduce las posibilidades de una dictadura. La primavera fue un término acuñado en 2011, cuando la gente tomó las calles en todo el mundo árabe, presionando a sus dirigentes para que pusieran fin a decenios de opresión. En Oriente Medio hubo un estallido sin precedentes de protestas populares y exigencias de reformas. Comenzó en Túnez y, en cuestión de semanas, se extendió a Egipto, Yemen, Bahréin, Libia y Siria. Hoy, hay un estallido social popular en Chile, Bolivia, Ecuador y Colombia.



A pesar de los mensajes y las acciones del gobierno, los ciudadanos han salido a las calles a manifestarse pacíficamente. Las demandas de los manifestantes incluyen temas políticos, sociales, económicos y ambientales. El Gobierno queda muy debilitado, porque la estrategia de desincentivar la marcha no funcionó. También queda clara la situación del partido de gobierno, que se queda con dos visiones internas, una de concertación y una más radical, que le restó importancia. Fotos: Sergio Saavedra.

Un pueblo de mujeres, de indígenas, de afros, de estudiantes, empleados, de artistas y de familias. Un pueblo de muchos colores y sonidos, un pueblo que trabaja y canta, que sueña despierto y que vive con un montón de quejas represadas. Un pueblo que no está dispuesto a dejarse robar el país. Esa es la verdad de la democracia, la de ese pueblo que está en las calles pacíficamente reclamando un gobierno que lo escuche: una verdad irrefutable. Si no se sintonizan con esta verdad será imposible que podamos avanzar, explicó Adriana Lucía, una de las artistas creadoras del concierto Un canto X Colombia, que se realizó el domingo 8 de diciembre en las calles de Bogotá y que tuvo una asistencia de alrededor de 300 mil personas. «Antes, indica Ariel Ávila, subdirector de Pares, con las FARC, la gente veía la movilización como una estrategia de la guerrilla, y el Gobierno utilizaba esa estrategia para desmantelar cualquier marcha. La gente le ha perdido miedo a las calles.»


La conversación nacional abierta por Duque está programada para que continúe hasta marzo del próximo año. Sin embargo, ni la propuesta de conversación ni los proyectos que está impulsando el gobierno en el Congreso como la reforma tributaria, han tranquilizado a los ciudadanos que se han movilizado en contra. El próximo año será difícil para el gobierno Duque, ya que las reformas económicas (pensional, laboral, tributaria), será una concertación que demoraría un año. Fotos. Sergio Saavedra.

«Yo sabía que algo tenía que pasar a través de la juventud”, dijo la cantante y folclorista Totó la Momposina sobre la tarima de la calle 85 con carrera 15 en el norte de Bogotá el domingo 8 de diciembre, y en medio de un aguacero que no movió a ninguno de las miles de personas que ese histórico día salieron a las calles a marchar en la capital. Desde el 21 de noviembre el presidente Iván Duque ha brillado por su incapacidad de diálogo con el Comité Nacional del Paro. Una serie de pronunciamientos desafortunados por parte del ejecutivo y miembros del partido de gobierno han avivado la protesta social. El pueblo de Colombia despertó y este, presidente Iván Duque, es un pueblo vivo, un pueblo con los ojos abiertos, un pueblo que ha recordado lo que significa la dignidad. Un pueblo que no se rinde, carajo.



“¿Habían oído alguna vez una cacerolazo? Eso era cosa de Chile y de otros lados. Anoche escuché el ruido de las cacerolas hasta arriba de las diez de la noche” indicó León Valencia después del gran cacerolazo del 21 de noviembre. Por ahora, el Paro continúa, y múltiples sectores de la sociedad, un pueblo, se suma ante la crisis de gobernabilidad del presidente Duque. Por ahora, hay una seguidilla de convocatorias a la calle para decirle al gobierno que la ciudadanía aún está a la espera de hablar con él. Hay un pueblo vivo en las calles.



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