Por: Daniela Quintero. Redacción Pares
Desde el 21 de noviembre cuando iniciaron las movilizaciones ciudadanas en el marco del Paro Nacional, el presidente Iván Duque ha brillado por su incapacidad de diálogo con el Comité Nacional del Paro. Una serie de pronunciamientos desafortunados por parte del ejecutivo y miembros del partido de gobierno han avivado la protesta social que este lunes cumple cinco (5) días.
El pasado jueves los colombianos y colombianas se tomaron las calles de forma pacífica para rechazar varias medidas y propuestas del gobierno en materia de reforma laboral y pensional y, por otra parte, la torpeza con la que ha actuado en el cumplimiento de los derechos humanos.
Alrededor de un millón de personas salieron a nivel nacional, sin embargo, en varios puntos donde se concentraron las marchas resultaron en disturbios. De acuerdo con las denuncias de millares de manifestantes, el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) irrumpió con fuerza las muestras pacíficas que se desarrollaban y al final del día todo indicaba que la marcha quedaría en un escenario violento y de “vandalismo”.
Sin embargo, el cacerolazo le dio la vuelta a la imagen negativa que en varios medios de comunicación empezaron a difundir sobre el Paro. El descontento de la ciudadanía se escuchó más que los actos vandálicos, y los ánimos hicieron que la movilización para el día siguiente tomara más fuerza.
“Habían oído alguna vez una cacerolazo? Eso era cosa de Chile y de otros lados. Anoche escuché el ruido de las cacerolas hasta arriba de las diez de la noche”, expresó el jueves pasado el director de la Fundación Paz y Reconciliación-Pares, León Valencia.
Acto seguido, Duque realizó una alocución en la cual priorizó las garantías del orden público ante los desmanes que algunos protagonizaron en la jornada de protestas, pero no dio prioridad al llamado de la ciudadanía.
Toque de Queda
Ante el contagio de la protesta, el viernes se concentraron varias movilizaciones, pero el gobierno desplegó más fuerza policial y del Esmad para contrarrestarlas. En la Plaza de Bolívar los gases lacrimógenos dispersaron a las multitudes varias veces durante el día, y cientos de denuncias se registraron por las redes sociales. Así ocurrió en muchos puntos del país.
Iván Duque firmó un decreto un día antes del Paro Nacional en el que, entre otras cosas, dio el permiso para que los alcaldes pudieran disponer del toque de queda. Así las cosas, el 22 de noviembre el presidente le dio la orden al alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, de implementarlo en la capital bogotana. A las 8 de la noche inició en tres localidades, y a las 9 de la noche fue aplicado para toda la ciudad.
Desde 1977 en la presidencia de Alfonso López Michelsen, Bogotá no vivía de un toque de queda. Por eso, hubo conmoción en todos los rincones de la capital, debido a que, los sectores políticos y sociales rechazaron la medida y la catalogaron como innecesaria y represiva. En definitiva, Duque tampoco escuchó el clamor ciudadano y la lectura a las movilizaciones fueron erradas al vandalizarlas.
En altas horas de la noche el presidente se pronunció de nuevo, y expresó que iba a iniciar un diálogo nacional con todas las voces del paro, y las convocó para el miércoles 27 de noviembre. A su paso llovieron críticas por parte de líderes de oposición, y de la sociedad civil, al no convocar de forma rápida una mesa de diálogo. Asimismo, esa noche se caracterizó por el caos por supuestos ladrones que querían robar de forma sistemática en zonas residenciales y casa, y en paralelo la llegada masiva de militares y tanquetas.
“Qué mal discurso el de Duque, anunció medidas represivas, dijo que iba a iniciar un diálogo para fortalecer ‘la agenda social vigente’. ¿Cuál agenda? Conversación sobre lo que está haciendo el gobierno. Ninguna respuesta a las demandas concretas. Ninguna medida distinta a represión”, indicó Valencia en su cuenta de Twitter, tras la medida del gobierno.
El tiro del Esmad
El sábado se llevaron a cabo movilizaciones desde la mañana como respuesta a la medida de Duque. Figuras públicas, influenciadores, en general toda la ciudadanía estaba reportando desde sus redes sociales las manifestaciones culturales. Pero en horas de la tarde, se rompió la tranquilidad del Paro Nacional, cuando un miembro del Esmad accionó su arma no convencional que causó una herida de gravedad al joven Dilan Cruz.
Este episodio le dio más fuerza al paro a nivel nacional, y motivó a que las personas se aglomeraran para promover expresiones artísticas y simbólicas. Al día siguiente, Duque convocó una reunión con los alcaldes electos en la Casa de Nariño y la definió como el inicio a la Gran Conversación Nacional.
De acuerdo con el presidente, este diálogo irá hasta el 15 de marzo “y será el espacio propicio para generar más confianza entre los ciudadanos y sus instituciones, y construir una hoja de ruta que acelere el trabajo para cerrar las brechas sociales”.
“Esta es una invitación que el Gobierno formula a todos: a los estudiantes, la academia, las Juntas de Acción Comunal, los indígenas, los campesinos, los afrocolombianos, los sindicatos, las iglesias, los líderes sociales, los trabajadores, los empresarios, los emprendedores y los sectores sociales del país.”, aseguró.
De todas maneras, la decisión fue muy cuestionada porque no convocó a los líderes del paro, sino que designó trabajo a los nuevos alcaldes que se posesionarán el 1 de enero. Y asimismo, alargó el diálogo hasta el otro año.
Por eso, el senador Roy Barreras recomendó cinco medidas “que no necesitan ‘conversación’ sino ejecución”. Primero que Duque sancione las 16 curules de las víctimas ya aprobadas a las que se ha opuesto su gobierno. Segundo, que transforme la ley de financiamiento para ricos en una ley de generación de empleo digno.
Tercero, que cambie su política revisionista contra el Acuerdo de Paz y anuncie su implementación integral. Cuarto, que exija el esclarecimiento de asesinatos de líderes sociales y aclare la responsabilidad de agentes del estado en el vandalismo inducido post-protesta. Y por último, que derogue la circular de Mindefensa que disminuyó los estándares de precisión en los ataques y que causó el bombardeo de los niños.
En definitiva, han sido varias las voces que le piden a Duque que escuche para no seguir equivocándose. De acuerdo con Valencia, es un gran error que en vez de convocar a los organizadores del Paro utilice la reunión con los alcaldes para hablar e insista en decir que la conversación es sobre su agenda social no alrededor de las reformas planteadas en la protesta.
Y en ese panorama, el Paro continúa, las movilizaciones cada día toman más fuerza y otros sectores de la sociedad se suman ante la crisis de gobernabilidad del presidente. Por ahora, hay una seguidilla de convocatorias a la calle para decirle al presidente que la ciudadanía aún está a la espera de hablar con él.
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