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Un balance necesario

Por: Walter Aldana

Político social alternativo


Este 2021 termina con menos miedo que el anterior, signado por la incertidumbre, que no por poco se le denominó el año de la pandemia, ello sin negar el dolor causado por la partida de más de 129.163 personas en el país y 1592 en el Cauca.


De igual forma, estos dos aspectos se dibujaron en los rostros de indígenas, afros y campesinos ante la incursión en sus territorios de “nuevas” organizaciones armadas. Solo el silencio es la manera efectiva de garantizarse la vida, es el seguro que permite continuar en veredas, resguardos y consejos comunitarios sin tener que abandonarlos; quienes llegaron son hoy el gobierno real en esas zonas, y de eso el Cauca da testimonio.


La política que mantiene el gobierno nacional es la de ampliar la brecha entre pobres y ricos, evidenciada en el gasto de pandemia y su impulso de ”política para la reactivación, la repotenciación y el crecimiento sostenible e incluyente: nuevo compromiso por el futuro de Colombia” escrita en el documento Conpes 4023 del 11 de Febrero de 2021. Esta se encuentra sustentada en el fortalecimiento de la gran industria, los días sin IVA (en los que parece que se esconde el virus ante las aglomeraciones de ciudadanos en compra), pero manteniendo su negativa para aprobar la renta básica propuesta desde lo popular, eso sí, manteniendo los programitas asistencialistas y de apocamiento de la dignidad de los más pobres y siendo entonces discurso electoral de los tradicionales para su mantenimiento.


Mientras la bancarización de los programas asistenciales permitió la entrega de nuestro dinero a los bancos, favoreciendo que estos, según la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) ganaran al sexto mes del año, utilidades por $4,9 billones de pesos, la pobreza e indignidad de los habitantes aumentó. Según el periódico de la Unal.edu.co de noviembre 9 de 2020, tomando información del Dane: “el 35,7 % de las personas en Colombia se encontraría en pobreza, y de estos el 9,6 % en pobreza extrema”.


Varios y dolorosos los costos para nosotros en este 2021: ochenta jóvenes asesinados, según informe de 21 de julio-2021; 82 casos de afectaciones oculares, cifra de - plataforma Grita!, de la ONG Temblores; y un número indeterminado de desaparecidos ocurridos en el marco del estallido social entre el 28 de abril y finales de junio.


Estallido convocado por las organizaciones sociales, pero, sobre todo, expresión de los habitantes de los barrios marginados del desarrollo y de la inversión pública. Una superposición de mapas da como resultado áreas urbanas de mayor pobreza coincidente con espacios territoriales de fuerte expresión del paro.


Pero derrotamos al ministro Carrasquilla, a la tercera reforma tributaria de este frágil gobierno, y gracias a los jóvenes enfrentando la brutalidad del Esmad, (lo vimos todos por las redes sociales), su lucha dio como resultado la matrícula cero.


Por otro lado, el gobierno demostró que en su ética pública “ser pillo paga". Abudinear se convirtió en sinónimo de timar recursos públicos sin que pase nada; setenta mil millones en el olvido de la "justicia colombiana" es solo una muestra de su “gobernar con legalidad".


Aún así, somos alegres, damos gracias a Dios (quienes en él creemos), hacemos y comemos plato de dulce Caucano, batimos dulce, sonreímos más y nos recargamos de amor y afecto para regresar a la lucha social en el 2022, año de la esperanza y el Pacto.



 

*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido su autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.



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