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Torturar las encuestas

Por: León Valencia


Si no lo sabían, hay expertos en torturar las encuestas para sacarles secretos que no revelan los datos. Ocurre en estos días. La revista Semana contrató con el Centro Nacional de Consultoría un sondeo grande en el que Gustavo Petro obtiene para primera vuelta el 36.5%; Federico Gutiérrez, 24.5%; Rodolfo Hernández, 10%; y Sergio Fajardo, 8.4%. Al preguntar por segunda vuelta Petro registra 43.1% y Gutiérrez 40.1%.


Unas conclusiones tranquilas de estos datos serían: en este comienzo de campaña Gustavo Petro le gana tanto en primera como en segunda vuelta a Gutiérrez; en primera vuelta la ventaja de Petro es muy amplia, en segunda vuelta la diferencia se estrecha. En todo caso, los dos contendientes que les siguen suman alrededor de 19 puntos en primera vuelta y el “no sabe no responde” junto al voto en blanco se llevan 15 puntos, lo cual indica que falta mucho para aclarar definitivamente el rumbo final del proceso.


Pero en la foto de la portada de Semana aparece Federico Gutiérrez un paso delante de Gustavo Petro y el analista o los analistas de la encuesta empiezan su tarea por la segunda vuelta destacando que allí hay un final reñido y no se sabe lo que pasará, aunque lo más probable es que gane Gutiérrez porque tiene un margen más amplio para crecer que Petro, dicen. Esta última conclusión se saca a pesar de que, en la comparación entre el anterior sondeo y este, Petro crece cuatro puntos y Gutiérrez un poco más de uno.


También el diario El Tiempo tiene su sondeo, de la encuestadora Ecoanalítica-Guarumo, que en primera vuelta da unas tendencias parecidas a la del CNC, pero en segunda vuelta aparece ganando Federico Gutiérrez.


Estas encuestas se hacen semanas después de las consultas que les dieron un gran impulso a las candidaturas de Petro y Gutierrez y jalonaron alianzas claves para el candidato de las derechas. La gran mayoría de los clanes políticos tradicionales que acompañaron a Iván Duque en segunda vuelta están en este momento con Gutiérrez. La ventaja enorme de la consulta del Pacto Histórico motivó el desplazamiento inmediato de estas fuerzas políticas hacia Gutiérrez.


Las inclinaciones de los clanes políticos no son datos ocultos. Los analistas con un pequeño esfuerzo podemos consultar dónde están los varones electorales del Partido Conservador, Cambio Radical, el Partido de la U, el Partido Liberal y el Centro Democrático. Y con esos datos, no es difícil concluir que la mayoría de los aliados naturales de Gutiérrez ya están en sus toldas y, aún así, la ventaja de Petro es alta.


De esta realidad también se puede sacar otra conclusión sin mayor esfuerzo: en esta campaña el voto de opinión va a jugar un papel decisivo tal como ocurrió en las elecciones locales de 2019. Y en ese voto de opinión urbano, tanto Rodolfo Hernández como Sergio Fajardo pueden crecer si perfilan campañas de impacto en ese ansioso mundo de los jóvenes desesperanzados.


En la noche del domingo 13 de marzo, cuando se consolidaron los datos de las consultas, Petro y Gutiérrez, animados por sus respectivos triunfos, se pusieron la meta de forzar una definición en primera vuelta. Los sondeos de opinión han mostrado en estas semanas que esa meta es improbable, que la segunda vuelta será el escenario donde se definirá el presidente.


Esto, además de ser una realidad, es beneficioso para la democracia. La sociedad colombiana tiene ahora una gran pluralidad política, lejos estamos del bipartidismo que dominó la vida pública a lo largo de casi dos siglos. Es muy bueno que los votantes tengan diversas opciones y que los gobiernos sean el producto de concertaciones entre distintas fuerzas.


Al momento, ni el Pacto Histórico, ni Equipo por Colombia, ni el Centro Esperanza o Rodolfo Hernández tienen la fuerza para ganar y gobernar solos. En segunda vuelta, pasen los que pasen, tendrán que hacer acuerdos con los perdedores para dirigir un país que está en una transición política muy interesante después del acuerdo de paz, de los estragos de la pandemia y del grave estallido social.


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