Por: Daniela Quintero. Redacción Pares
Durante más de 20 años la lideresa afrocolombiana Francia Márquez Mina, ha estado trabajando en la defensa por el cuidado del planeta. Su lucha inquebrantable en contra de los modelos económicos que afectan al medio ambiente le ha costado amenazas, y por eso rechaza la “política de muerte” promovida por quienes gobiernan y que pone en riesgo a la humanidad. Francia, de 36 años, que ganó en 2018 el premio ambiental “Goldman”, equivalente a un Nobel ambiental, hoy, 18 de octubre de 2019, fue designada por la BBC de Londres como una de las 100 mujeres más influyentes e inspiradoras en el mundo 2019.
“Gracias por este reconocimiento. Mi lucha como mujer afrodescendiente, es parte de la lucha colectiva de los pueblos racializados y violentados por la política de muerte que hoy tiene en riesgo la vida en la #CasaGrande, en el planeta. #SoyPorqueSomos #ElpuebloNoSeRindeCarajo”, expresó en su cuenta de Twitter.
Por eso, la Fundación Paz & Reconciliación-Pares conversó con la lideresa ambiental Francia Márquez, nacida en la vereda Yolombó que hace parte del Consejo Comunitario La Toma, en el municipio de Suárez, Cauca, sobre los procesos de lucha como mujer negra.
Pares: ¿Cómo sería el mundo si estuviera gobernado por mujeres?
Francia Márquez Mina: Tengo que decir que el estar como mujeres gobernando un país no significa necesariamente que haya cambios en términos de justicia para ese país o población. Vemos el ejemplo en Colombia; ahora tenemos a la vicepresidenta por primera vez en la historia, pero sus políticas son contrarias a cómo garantizar el acceso a la justicia y a pensar en la equidad de género.
Pero yo sí creo que muchas mujeres debemos tomar conciencia de nuestro papel, y la importancia que podría tener nuestro papel en la transformación de la política de muerte, a partir del instinto maternal -aunque muchas feministas no estén de acuerdo con esto- y a partir del instinto del cuidado en el caso de las mujeres que no han parido la vida.
Yo creo que el que haya mujeres empoderadas, o por lo menos pensándonos en esas otras visiones de reconocernos en la diferencia, reconocernos desde otras visiones del mundo, yo estoy segura de que, si muchas mujeres en el mundo estuvieran gobernando, el mundo no estaría tan agotado.
Sobre todo porque la política de la muerte o la guerra no ha sido impulsada por mujeres y eso sí lo tengo que decir bien claro. No hemos sido nosotras las que hemos armado batallones de guerra para matarnos; al contrario, así algunas hayan participado, no han sido las creadoras de esto. Hemos sido más de conciliar, de dialogar, y de ver cómo resolver.
Pares: ¿Qué inspiró a Francia Márquez a luchar por el territorio?
F.M.M: Resido en una zona rural a la orilla del río Ovejas, viendo minería ancestral, con mi familia y con la comunidad. Mi territorio es un territorio ancestral, y cuando digo ancestral es porque hemos estado ahí como pueblo negro desde 1636, es decir, desde que mis ancestros fueron traídos en condición de esclavitud.
Uno todavía recorre los lugares de ese territorio y todavía encuentra las piedras colocadas de las minas esclavistas donde trabajaron los mayores de nosotros, y bueno, yo hago parte de una comunidad extensa que representa la dignidad, que representa el orgullo de lo que significa ser un hombre o una mujer negra en este país.
Esa dignidad de luchar por la libertad, por parir la libertad de este país, por vivir en mejores condiciones de vida, o porque seamos reconocidos como seres humanos aquí.
Pares: ¿Qué aprendió de sus ancestros?
F.M.M: Soy hija de mayores, abuelos y abuelas que no saben leer y escribir, pero que han tenido gran sabiduría de cómo se hace la crianza colectiva con valores y con principios donde nos enseñan que la dignidad no tiene precio, donde nos enseñan que resistir no es aguantar.
Tienen toda una sabiduría ancestral, transmitida de generación en generación por sus mayores y que ha llegado a nosotros. Ahora la tarea es seguir luchando para que en este país se nos reconozca como pueblo negro, como mujeres negras, y se reconozca que hemos aportado a la construcción de esta nación. Que el mundo reconozca que, como pueblos, negros, indígenas, que hemos sido marginados y como mujeres que hemos vivido las consecuencias del machismo y de la política de muerte que se sigue imponiendo sobre la vida de mucha gente.
Yo aprendí de los mayores de mi comunidad que, así como cuidábamos los hijos, cuando el hombre no asumía su responsabilidad, así mismo teníamos que cuidar el territorio como un espacio de vida y para mí ha sido una regla fundamental para caminar de la mano de mis ancestros, de la mano de los mayores, de la mano del pueblo y articulación con otros pueblos que luchan por justicia.
Yo soy de esa comunidad, una comunidad como muchas en este país que no tienen todas sus necesidades básicas satisfechas, donde por ejemplo no hay agua potable y estamos tomando agua con mercurio, producto de la minería que se ha hecho en el territorio. Y que a pesar de no saber cuánto mercurio tenemos en nuestro cuerpo seguimos luchando por unas mejores condiciones de vida en este país.
Pares: ¿Qué temas son sensibles en Colombia y por los cuales ha recibido amenazas?
F.M.M: Yo creo que la lucha por la gran minería en este país necesariamente es un tema que pone en riesgo la vida de muchos defensores y defensoras. Tenemos el deshonroso papel de ser uno de los países del mundo donde más líderes ambientales se asesinan, igual que líderes sociales.
Y yo creo que una de las grandes preocupaciones está en el modelo de desarrollo que no está pensado como una estrategia para generar condiciones de vida digna a la sociedad colombiana, sino que está pensada como una forma de seguir acumulando capital.
Otro tema es el de la paz, de cómo lograr que la paz sea una realidad en este país. Ese es un desafío y a veces hablar de esto estigmatiza. Para el caso de nosotros que estamos en territorio nos tocó crecer donde el conflicto armado estaba entre nosotros, no porque quisiéramos sino porque fue la vida que nos tocó.
Y por estar en esos territorios, y hablar de la manera decidida, de querer que haya paz, pues se pone en riesgo la vida porque te ven como la que está impulsando ideologías políticas de un sector político. Entonces yo creo que esa es una situación de riesgo que empieza con estigmatizaciones y se concreta en el asesinato de personas.
Pares: ¿Cuál es su mayor preocupación con respecto al cambio climático?
F.M.M: Que no tomemos conciencia de la realidad que estamos viviendo como humanidad, que no tomemos conciencia de lo que hoy afronta el planeta, y que es necesario garantizar la vida. Por eso tenemos que entender que entre las miles de especies que habitan esta casa grande, los seres humanos somos uno más y tenemos que asumirlo. Somos la parte más frágil.
Entonces creo que no tomar conciencia de eso es una de mis mayores preocupaciones y eso pasa porque los Estados y los gobiernos no asumen la necesidad de priorizar el bienestar colectivo en términos de cuidado del medio ambiente. Debe ser un interés general de la humanidad. Y esto implica transformar las políticas de muerte y pensarnos unas política de construir la vida.
Eso implica pensarnos entre sociedad, cómo transformamos nuestra cultura del consumismo, y pensamos en una cultura más armónica, más solidaria, más recíproca con la naturaleza y lo que somos como pueblo.
Pares: ¿Qué le dice al gobierno?
F.M.M: Es triste ver que en campaña este gobierno le prometió a mucha gente para que votara, no hacer Fracking, y no lo ha cumplido. Lo de las fumigaciones sigue siendo un problema en este país, y sobre todo porque -hay gente que no habla de eso-, fumigar en este país tiene que ver con el racismo ambiental porque a quienes se les va a fumigar son a las poblaciones más vulnerables y descuidadas de este país.
Yo creo que la mejor estrategia para cuidar el medio ambiente es enfrentar el tema de los cultivos de uso ilícito en diálogo con las comunidades, pero pensar en suplantar o transformar esos cultivos. Por eso, sobre todo creo que Colombia debería pensarse en cómo mejorar la estrategia contra las drogas.
Por último, lo que yo quiero decir es que Duque es el presidente más joven de este país, y por eso debería ser un presidente que piense en la juventud, pero también que utilice su creatividad joven para hacer políticas que transformen y que ayuden al bienestar social, de la gran parte de gente excluida en este país. En ese sentido, que ayude significativamente a que Colombia sea un ejemplo de cuidado de la naturaleza y del cuidado del planeta en el mundo; y eso implica transformaciones estructurales en las políticas neoliberales de explotación que paradójicamente él mismo ha venido promoviendo.
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