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Seguridad en Bogotá: realidad vs. percepción

Por: Sergio Saavedra – Redacción Pares


Según la última encuesta sobre percepción de seguridad en Bogotá, realizada por la Cámara de Comercio el 18 de octubre de 2018, el 53% del total de los encuestados (8.191) se siente inseguro en la ciudad. Esto supone un aumento del 3% respecto al año inmediatamente anterior, siguiendo mediciones de la misma encuesta.

Los resultados arrojaron, además, que el 70% de la muestra cree que el barrio donde habita es inseguro y que el 80% considera que Transmilenio es inseguro o muy inseguro. Esto, a pesar de que el alcalde, Enrique Peñalosa, triplicó la inversión en seguridad, que en 2015 era de 177.000 millones y actualmente es de 540.000.

Por otro lado, los resultados de la última encuesta de la Red de Ciudades Cómo Vamos muestra que la tasa de hurto en Bogotá es de 950.5 por cada 100.000 habitantes, mientras que el 2017 cerró con una tasa de 14.23 homicidios por cada 100.000 personas.

Para Ariel Ávila, analista y subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, hay que hacer una separación entre la tasa de homicidio y la percepción de seguridad, pues no están necesariamente correlacionadas. En palabras del analista, Bogotá tiene una tasa de homicidios baja comparada con otras regiones y, en los últimos 7 años, ha venido mejorando constantemente. Sin embargo, esta mejora no se ve reflejada en el imaginario de los ciudadanos, pues se sienten más inseguros.

En lo que va del año, según cifras de la Policía Nacional, en Bogotá han sido registrados 762 homicidios (entre ellos 71 feminicidios), de los cuales 344 fueron arma blanca y 382 con arma de fuego. Las localidades que más registran asesinatos son Ciudad Bolívar (54), Kennedy (35) y Bosa (23).

Esto se suma al hecho de que el 27% de encuestados cree que los sitios más inseguros son las calles y los espacios públicos en general. De hecho, según cifras de la Policía Nacional, la vía pública es uno de los sitios donde más se registraron hurtos apersonas.

Las calles, parques y vías públicas también son los lugares donde más delitos relacionados con la violencia sexual se han presentado. Del total de 3.064 casos registrados, 2.142 ocurrieron en estos espacios. Además, 2.606 de las víctimas fueron mujeres, 442 hombres y 1.881 menores de edad. Contrario al hurto y el homicidio, la tasa de denuncia de estos delitos sí ha venido aumentando durante los últimos cinco años. Es importante resaltar que, en todo caso, estos delitos están altamente subregistrados, pues alrededor de ellos se configuran una serie de violencias que dificultan la denuncia.

Adicionalmente,según cifras de la Secretaría de Integración Social, entre enero y junio de 2018, las Comisarias de Familia otorgaron un total de 10.299 órdenes de protección. Esto sumado a que el Distrito, en el primer semestre del año, registró más de 12.000 casos de violencia intrafamiliar.

En relación con las amenazas, se registran 5.463, que tienen como víctimas a 2.596 mujeres y 2.854 hombres. Más de la mitad de los casos (3.043) se registran envía pública. En 385 ocasiones para perpetrar la amenaza se usó arma blanca y en 218 arma de fuego.

Ahora bien, en términos generales, y según la encuesta de la Cámara de Comercio, la victimización entre el año 2017 y 2018 en Bogotá sí ha incrementado. Pues, respecto al año pasado, hubo crecimiento en el número de encuestados que se declararon víctimas directas, pasó del 14% al 18%, y en los que se declararon víctimas indirectas, del 26% al 29%.

El mismo secretario de seguridad de Bogotá, Jairo García, ha ido reconociendo que “la política actual contra el hurto de celulares en calles y buses no funcionó. Por eso necesitamos nuevas estrategias que vamos a adelantar junto a los operadores y el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones».

Para Ariel Ávila, estas tecnologías podrían no tener beneficios inmediatos, pues tardan en desarrollarse. Por ejemplo, “las cámaras tienen que escanear todas las caras que entran en un Transmilenio y durante los primeros dos años no serán funcionales, después de superar el umbral de tiempo sí lo serán”, explica el analista.

En la apuesta del distrito para mitigar estos delitos, según el secretario de Seguridad de Bogotá, se debe priorizar que el sistema judicial agudice las penas para reducir los casos de reincidencia de los delincuentes, teniendo en cuenta que en 2017, a nivel nacional, de las 245.528 personas cuya ‘culpabilidad’estaría comprobada, solo alrededor del 5% fueron a la cárcel. Además, se descubrió que 91.423 ya habían sido arrestados entre 2 y 9 veces y otros 1.710 capturados por la Policía entre 10 y 40 veces.

¿Qué se ha propuesto?

En el primer Consejo de Seguridad en Bogotá, el Distrito le presentó al presidente Iván Duque una suerte de pliego de peticiones sobre la base de que una ciudad con las dimensiones de Bogotá necesitaría, como mínimo, 300 policías por cada 100.000 habitantes, tal como lo recomienda la ONU. Sin embargo, actualmente, la capital de la República cuenta con 190 uniformados para la misma cantidad de población.

Además, el 28 de septiembre, después de la Comisión de Seguimiento a la Seguridad de la ciudad, el Consejo, en cabeza de Daniel Palacio Martínez, planteó la necesidad de solicitar al gobierno un incremento en el pie de fuerza pública para Transmilenio. Según la corporación, se necesitaría un promedio de 1.200 policías para apoyar la seguridad de los más de 2.5 millones de usuarios diarios del sistema de transporte.

Hay que tener en cuenta que la población de la ciudad ha tenido un crecimiento de, aproximadamente, 509.000 habitantes en los últimos cinco años, mientras que el número de uniformados de la Policía Metropolitana ascendió en 1.174 en el mismo periodo de tiempo. En este escenario, Ariel Ávila afirma que en Bogotá existe un déficit de pie de fuerza, pues se calcula que lo ideal es tener 1 policía por cada 250 habitantes, pero se tiene aproximadamente 1 por cada 350.

Sin embargo, este es un tema complejo que no va a solucionar solo la Policía, pues no necesariamente existe una correlación entre el aumento de pie de fuerza y una mejora en materias de seguridad. Según explica Ávila, no hay un pie de fuerza de la policía capaz de dar cuenta de las nuevas realidades, pues “la gente sólo pide cárcel y represión, cuando esta no es la solución”. Es decir, hay un desborde entre las capacidades del Estado y lo que demanda la población.


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