Por: Redacción Pares
Foto tomada de: El Tiempo
Con pocas excepciones los medios colombianos reseñaron la partida de Gina Banfi aludiendo su relación con Shakira. Si, es verdad, cuando la mega estrella del pop mundial tenía 14 años la invitaron a cantar en el Festival de Viña del Mar, tenía miedo y sólo los consejos de esta gran pionera de la música coral en Barranquilla la relajaron lo suficiente como para tener confianza en sí misma y creérselo. Así formó a otras cantantes que se ganaron el pan con su arte como Maia. Pero la historia de Gina Banfi es la historia del canto en la Arenosa.
La misma epifanía que experimentó Gabriel García Márquez la tarde que su abuelo Nicolás Márquez lo llevó a conocer el hielo, la tuvo Gina Banfi al ver las teclas del piano Steinway que su abuelo Pellegrino Puccini había traído de Europa. En la década del treinta la ola que había convertido a Barranquilla en la Puerta de Oro de Colombia había retrocedido. La crisis mundial afectó a una ciudad que simbolizó la vanguardia en la década del veinte con sus aviones, su cerveza, sus artistas.
La pequeña Gina tenía la música en la cabeza. Necesitaba una maestra que las convirtiera en notas. Y por eso estudió con la hermana Elisa de la Trinidad en el colegio Lourdes. La música era un vehículo de inspiración para su padre, que en esa época era un gran pintor y quería que sus hijas, Gina y Vera, continuaran con la tradición. Pero ella era terca y entendía el mundo era a través de las melodías que no paraba de escuchar.
En una inspirada nota publicada en el diario Universal de Cartagena la periodista Diana Acosta recuerda los orígenes de Banfi como maestro de coros. Todo arrancó con la llegada a la ciudad de la madre Annunciata fundadora del colegio Marymount en Barranquilla en el año 1948. Ella le pidió a la joven Gina que arrancara a formar un coro para la navidad. Lo que no sabía es que con esa iniciativa arrancaba una tradición que no morirá con ella, que seguirá por décadas y que se ha constituido en un orgullo para la ciudad. El Coro Santa Cecilia fue su obra culmen al igual que el coro Madrigal. Se presentaban al lado de la Orquesta Sinfónica de Barranquilla y junto a su esposo, Jaime Abello, abrieron la posibilidad de que esta ciudad fuera sede de los festivales de coros más importantes del Caribe.
Gina, a sus 92 años, deja hijos destacados como la legendaria actriz Maribel Abello y Jaime Abello Banfi, confundador de la Fundación Gabo. Se fue uno de los bastiones de la cultura en el Caribe.
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