top of page

Revista Semana, caja de resonancia del guerrerismo

Por: Guillermo Segovia. Columnista Pares.


Este domingo 14 de febrero al mediodía, en su tradicional tono amarillista, la directora de medios digitales de la revista Semana, Vicky Dávila, anunció en la emisión en vivo, una noticia de último momento: “Exclusivo: el ELN tiene listo un plan armado para Defender a Nicolás Maduro. El documento está en manos de las autoridades colombianas y fue diseñado por el ELN ante una eventual agresión militar de EE.UU.”


En medio de un forzado diálogo con Yesid Lancheros y Diego Bonilla, los otros dos periodistas que la acompañaban en la presentación de la “exclusiva periodística”, y el ofuscamiento propio de un anunció decidido a última hora, la periodista expuso que habían obtenido un informe confidencial de inteligencia que mostraba como se había “planificado esta información”, lapsus que prologaba una nueva salida en falso, pero para nada inocente jugarreta de manipulación.


Se trata de un “refrito”, como se denomina en el argot periodístico, una nota trasnochada vuelta a publicar, acerca del supuesto apoyo que contingentes del ELN darían al gobierno de Maduro desde el interior de Venezuela frente a una eventual intervención estadounidense. Con el transcurso de la “chiva” (noticia exclusiva) quedó en claro que es el mismo informe que se hizo circular a comienzos de 2019 cuando en una conferencia de prensa el asesor de seguridad de Trump, John Bolton, dejó ver en su libreta de apuntes el número 5 mil asociado a Venezuela y se dedujo que se trataba del contingente que actuaría para sacar a Maduro del poder.


Como pudo, la presentadora explicó que aunque la “exclusiva” no era de actualidad para ser noticia si lo era por su gravedad aun estando yerta en los archivos. El asunto es que elementos clave del contexto del informe variaron de tal manera que la excitación de los periodistas con su “extra” no tiene explicación distinta que ingenuidad, y no lo son. El propósito de la orden superior, es tratar de incidir en asuntos políticos y geopolíticos, como es evidente en la orientación editorial de derecha desde que el Grupo Gilinsky, al final de un accidentado proceso, se hizo a la propiedad total de la otrora reconocida revista y se volcó al mundo digital.


De bulto asoma que “el informe confidencial” o pretende, como parece ser el objetivo por las ya varias publicaciones antecedentes referidas a guerrillas y países vecinos, presentar al ELN como una poderosa organización militar, o los periodistas carecen de un mínimo criterio como para no advertir que en caso de la eventual intervención, Venezuela cuenta con unas Fuerzas Armadas robustas y, según fuentes de ese país, más de un millón de milicianos, con lo que una participación de guerrilla colombiana sería accesoria.


Asombrada y sin inmutarse dice Vicky que el “Plan de contingencia en frontera” está asesorado por India, Siria, Rusia, China y Turquía, sin aportar evidencia de cómo se combina esa mescolanza. De otro lado, en EE.UU. hubo cambio de presidente y, si bien la posición frente al gobierno Maduro parece no variar, es indudable que la Casa Blanca explorará otras alternativas. Todo lo que deja el especial en un novelón.


Llama la atención, eso sí, que el fracasado show antecediera a un informe especial de Noticias Caracol TV, dirigido por Juan David Laverde, sobre la reacción, hace unos meses, de los militares al mando de la oficina de ciberseguridad del ejército ubicada en Facatativá, cerca de Bogotá, al allanamiento practicado por la Corte Suprema de Justicia en la investigación por las interceptaciones ilegales y “perfilamientos” contra funcionarios del gobierno Santos vinculados a las negociaciones de paz, organizaciones no gubernamentales y varios periodistas, entre otros.


La información que dio pie a esa investigación fue publicada en exclusiva, en mayo de 2020, por la antigua Semana bajo la firma del renunciado, perseguido y muy prestigioso periodista Ricardo Calderón y el director anterior Alejandro Santos. En menos de un año la revista pasó, de investigar y denunciar los abusos de la inteligencia militar a publicar su propaganda.


Los propósitos de la actual dirección de Semana -en cuya administración además tiene peso el uribismo- de consuno con la posición de la extrema derecha frente al proceso de paz con las Farc, posibles diálogos con el ELN y las relaciones con Cuba y Venezuela, se evidencian en la seguidilla de “informes especiales” basados en documentación “confidencial de inteligencia” publicados en lo corrido de este año y ya refutados de diversas formas ante las protuberantes inexactitudes, conjeturas y desinformación.


El informe acerca que el ELN tiene listo un plan armado para Defender a Nicolás Maduro, se trata de un “refrito”, como se denomina en el argot periodístico, una nota trasnochada vuelta a publicar, acerca del supuesto apoyo que contingentes del ELN darían al gobierno de Maduro desde el interior de Venezuela frente a una eventual intervención estadounidense. Con el transcurso de la “chiva” (noticia exclusiva) quedó en claro que es el mismo informe que se hizo circular a comienzos de 2019 cuando en una conferencia de prensa el asesor de seguridad de Trump, John Bolton, dejó ver en su libreta de apuntes el número 5 mil asociado a Venezuela y se dedujo que se trataba del contingente que actuaría para sacar a Maduro del poder. Imagen: Pares.

Abrió el año con la portada “Cuba: el dossier secreto” (16.1.2021 Edición 2018) que, como comentamos en columna anterior, convirtió los informes de seguimientos de inteligencia militar a actividades públicas de simpatizantes de Cuba, cubanos residentes en el país desempeñando diversas ocupaciones y labores de divulgación de la embajada, en demostración de injerencia y adoctrinamiento. En retaliación a Cuba por no extraditar dirigentes del ELN protegidos por protocolos acordados por la administración Santos y convalidados por cinco países, el gobierno Duque promovió la inclusión de la isla como protectora del terrorismo por Trump.


Dos semanas después publicó “Los archivos de Uriel” (30.1. 2021 edición 2020) en los que desliza un video facilitado por la Fiscalía, según ésta parte del monumental archivo en pc incautado, en el que el abatido cabecilla de ELN “Uriel” da a conocer pistas de una supuesta financiación al candidato de izquierda en las elecciones presidenciales del Ecuador, Andrés Arauz.


A raíz de la publicación, la Fiscal de ese país -afín al gobierno actual- solicitó al de Colombia colaboración que este prestó raudo en publicitado vuelo. Pero poco a poco, la explosiva noticia se convierte en embuchado: un ornitólogo identifica el canto de un ave nativa del sur del Ecuador en el video supuestamente grabado en las selvas del Chocó, se refiere a Arauz una semana antes de que fuera escogido como candidato y la reunión de la Internacional Progresista (que agrupa a intelectuales y líderes de izquierda como Noam Chomsky) en la que supuestamente se entregó el dinero fue virtual. Todo un fiasco.


Para no perder el hilo, en la edición 2021 (6.2.2021) con el título de portada “En la mira”, otra “exclusiva”: fotografías en apariencia de los dirigentes de la autodenominada “Nueva Marquetalia”, sector de las Farc desertor de los acuerdos de paz, quienes tendrían al mando la impresionante cifra de 5 mil hombres, casi la mitad de los activos firmantes de los acuerdos, reclutados en menos de dos años. De nuevo, sin descartar la presencia guerrillera del otro lado de la frontera, histórica e imposible de control como lo demuestra la denuncia misma, es notorio el objetivo de acrecentar el pie de fuerza de esas agrupaciones.


Más allá de que al Grupo Gilinsky las cifras de suscriptores parecieran darle la razón en el viraje sensacionalista y derechista, las subsecuentes noticias falsas o tergiversaciones, algunas tan evidentes y burdas que se descuenta lo torvo del propósito, apuntan a que se ha convertido en el medio de divulgación de filtraciones de inteligencia consecuentes con la posición del gobierno y del partido de gobierno orientadas a dar sustento a la posición de imponer una solución militar al conflicto, cerrar las puertas al diálogo con el ELN, provocar reacciones de Venezuela, tensar las relaciones con Cuba y oponerse a un eventual gobierno de izquierda en el Ecuador. Escenario parecido al que dejó Uribe en 2010.


Como apuesta por la continuidad en el poder, aparte del manejo de la vacunación por Covd19 y de las ayudas agenciadas para atenuar la crisis generada por la sindemia, un escenario beligerante en el interior y en las fronteras, construido con el apoyo de algunos medios, de nación agredida por una conjura “castrocavista”, unas guerrillas agrandadas mediáticamente al efecto y una izquierda a la que busca a toda costa desprestigiar, puede generar réditos electorales. De paso no falta en el alto gobierno y sus mentores la ilusión ególatra de ver convertida a Colombia en líder anti progresista regional, desde una posición ambigua ante el mundo de recoger frutos de los acuerdos pero desdecir en los hechos la filosofía de la paz. Semana optó por esa vocería.


bottom of page