Por: Luis Eduardo Celis
Colombia vive el momento histórico de avanzar en transformaciones pendientes y pertinentes que le permitan lograr ciudadanías con ejercicios de derechos, y soportadas en una democracia de mayor calidad que vaya dejando atrás un orden social de exclusión y privilegios para poderosos grupos minoritarios que han hecho del país una de las sociedades más desiguales del mundo.
El cambio implica generar nuevas realidades: transformar el desigual mundo rural, promover un crecimiento económico con redistribución de la riqueza, garantizar que la salud, la educación y la pensión sean derechos y no mercancías que se compran. Gustavo Petro ganó con ese mandato de cambio y junto a Francia Márquez lideran un gobierno comprometido a fondo con llevar adelante las transformaciones necesarias. Eso está en el orden del día de la acción de gobierno y el debate público, hay convicción y compromiso del presidente la y vicepresidenta, y a ese mandato se debe todo el gobierno.
Bien sabemos que no hay acción sin reacción. Al cambio se oponen y se opondrán de mil formas, legales y por fuera de la ley, quienes no quieren que la sociedad colombiana cambie y salga de la exclusión y el privilegio de minorías a un orden de democracia real, promoviendo y garantizando derechos universales.
El presidente Petro llamó el primero de mayo a que la sociedad que quiere el cambio se movilice y siga luchando junto al gobierno por esas necesarias transformaciones, y eso es mucho más que salir a la calle con una bandera de apoyo al gobierno, lo cual es muy importante, pero va más allá. Se requiere una multitud de procesos y acciones que lleven adelante el cambio, que la sociedad en su más amplia diversidad se involucre en la acción transformadora: estudie las propuestas de cambio, las enriquezca y que todo espacio de sociedad sea para el diálogo y el acompañamiento a la acción de gobierno. El cambio es acción de gobierno y sociedad.
Los que se oponen al cambio deberán recibir la respuesta democrática de la sociedad que anhela y requiere otra realidad, superando todas las exclusiones, autoritarismos y violencias que han construido esta desigual sociedad. Vivimos días históricos, la acción transformadora está en curso y falta mucha acción de gobierno y de sociedad para abrirle campo a una tarea que requiere mucho más que un cuatrienio de gobierno.
*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.
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