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RECLUTAMIENTO INFANTIL: UN CRIMEN QUE DESGARRA EL FUTURO

Por: Arnold Cruz



En Colombia, los derechos de niños, niñas y adolescentes están consagrados en normativas como la Ley 1098 de 2006 y respaldados por tratados internacionales. Sin embargo, estas protecciones se ven constantemente amenazadas, especialmente en los contextos de conflicto armado, donde el reclutamiento y la utilización de menores representan una de las vulneraciones más atroces y persistentes.


El reclutamiento infantil no solo despoja a los niños de su infancia, sino que los obliga a asumir roles devastadores y peligrosos. Las cifras de casi 1500 menores reclutados en Colombia desde el Acuerdo de Paz, reflejan una realidad alarmante: niños y niñas arrancados de sus comunidades para ser utilizados como combatientes, mensajeros, espías e incluso víctimas de violencia sexual. Este crimen, documentado por instituciones como el ICBF, no solo destroza vidas individuales, sino que también fractura la cohesión social y cultural de las comunidades afectadas, comprometiendo su pervivencia y futuro.


El impacto de este delito es desproporcionado. Los menores no solo sufren las consecuencias físicas y psicológicas directas, sino que también enfrentan dificultades para reintegrarse socialmente una vez desvinculados. Su educación, salud y estabilidad emocional quedan profundamente afectadas, perpetuando un ciclo de vulnerabilidad y exclusión.


Pese a los esfuerzos legales y políticos, como el Decreto 4633 de 2011 y la adhesión al mecanismo de monitoreo de la Resolución 1612 de 2005 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la respuesta sigue siendo insuficiente. El desafío no radica únicamente en la sanción de los perpetradores, sino en construir un entorno que prevenga este crimen desde su raíz. Es necesario fortalecer los programas de protección y prevención, garantizar una atención integral para las víctimas y, sobre todo, involucrar a las comunidades en la construcción de soluciones sostenibles.


El reclutamiento infantil es más que una vulneración de derechos: es una herida que desgarra el tejido social y cultural. Si queremos garantizar un futuro donde los niños puedan crecer y prosperar, debemos colocar su protección como una prioridad absoluta y tomar acciones contundentes contra este flagelo.

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