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Proyecciones sobre la política exterior de Venezuela hoy

Por: Santiago Chinchilla, Practicante

Línea Democracia y Gobernabilidad


La política exterior de Venezuela desde la llegada de Hugo Chávez al poder cambió su rumbo y se encaminó en la construcción de un mundo multipolar centrado en el intercambio comercial, la ampliación del mercado, la transferencia de tecnología, la cooperación y la ayuda humanitaria. Esta propuesta buscó el distanciamiento de la geopolítica de Estados Unidos y su agenda, por lo que Venezuela se convirtió con la expansión del proyecto bolivariano en una amenaza para losnorteamericanos. Tras la muerte de Chávez en 2013, las relaciones entre Venezuela y el resto del mundo han empeorado, en especial con Estados Unido. Probablemente, las dos expresiones más concretas del deterioro de la política internacional venezolana son las sanciones internacionales y la crisis de reconocimiento de las elecciones presidenciales de 2018.


Si bien ya había antecedentes de sanciones durante el periodo presidido por Chávez, no fue sino hasta las protestas contra Nicolás Maduro que los Estados Unidos fueron más vehementes contra el gobierno venezolano bajo el argumento de las violaciones de derechos humanos y la aparente amenaza del gobierno hacia el país norteamericano. Estas medidas iniciadas al final del gobierno de Barack Obama fueron continuadas y potenciadas bajo su predecesor Donald Trump e incluyen la congelación de los bienes y activos de funcionarios del gobierno chavista y altos rangos militares, la prohibición de comercialización con la petrolera PDVSA, la prohibición de exportación de armamento hacia Venezuela, entre otras medidas.


En tiempos recientes, la situación venezolana ha tomado mayor relevancia internacional, en especial durante las elecciones presidenciales de 2018 y sus efectos posteriores. Para esas elecciones, luego de una cuestionada reelección de Nicolás Maduro, la oposición venezolana presentó ante el mundo al que consideraban como el legítimo presidente, Juan Guaidó, quien recibió un gran apoyo internacional mediante el reconocimiento de países latinoamericanos bajo el Grupo de Lima, la mayoría de los países europeos y los Estados Unidos. Este reconocimiento tuvo efectos concretos sobre la política internacional venezolana en la entrega a Guaidó y a la oposición de diferentes activos venezolanos fuera país, por ejemplo, las cuentas oficiales de Venezuela en el Banco de la Reserva Federal en Nueva York y la facultad de representar diplomáticamente a Venezuela en algunos contextos internacionales. No obstante, para finales del 2022 la oposición venezolana no renovó el mandato de Guaidó y su reconocimiento e influencia internacional fueron puestos a un costado.


En este contexto, y bajo nuevas condiciones internacionales, como el triunfo de Joe Biden en Estado Unidos y el “nuevo giro a la izquierda” en América Latina, vale la pena preguntarse: ¿cómo se proyecta la política exterior venezolana tras la salida de Guaidó? Una posible respuesta es que, si bien la salida de Guaidó significó que las relaciones exteriores de Venezuela han tenido un leve alivio, el país todavía enfrenta fuertes retos para el restablecimiento de relaciones con el resto del mundo.


Viejos y nuevos amigos


Desde la época de Chávez, Venezuela venía forjando un lazo importante con algunos países de la región (y fuera de esta) con afinidad ideológica como Cuba, Nicaragua o Bolivia en los casos más próximos, pero también con la República Popular Democrática de Corea, Vietnam o los Emiratos Árabes fuera de la región. De hecho, varios de los jefes de Estado de estos países estuvieron en la conmemoración de la muerte de Chávez en marzo de 2023, entre esos el presidente de Bolivia Luis Arce, el nicaragüense Daniel Ortega y los expresidentes Raúl Castro, Evo Morales y Rafael Correa. Así mismo, Venezuela ha fortalecido lazos con los Emiratos Árabes respecto a cooperación en materia energética, también ha estrechado lazos bilaterales con Corea del Norte en términos de seguridad y la cooperación con Vietnam y Zimbabue.

No obstante, la salida de Guaidó del escenario internacional, más los cambios de mandato en varios países de la región, ha permitido que el gobierno de Nicolás Maduro pueda retomar las relaciones con Estados que en el pasado habían mostrado inconformidad con la presidencia de Maduro. Tal es el caso del recién elegido presidente de Paraguay Santiago Peña, que mostró su disposición a retomar relaciones con Venezuela, el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva con la recuperación de la embajada en Brasil, el embajador español en Venezuela Ramón Santos, lo países caribeños limítrofes como Trinidad y Tobago, Curazao, Bonaire y Aruba (con los que Venezuela reactivó proyectos petroleros y conexiones marítimas) e incluso China, país que había tomado distancia de Venezuela pero que, en tiempos recientes, se ha acercado a Maduro mediante la reestructuración de líneas de crédito y cooperación en temas energéticos.

Si bien el avance de restablecimiento de relaciones con países que en el pasado fueron reacios a Maduro ha sido significativo, sin duda alguna el mayor cambio para Venezuela en términos de política internacional ha sido el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Colombia tras el triunfo de Gustavo Petro, presidente con el que Maduro se ha reunido en varias ocasiones en zona de frontera y con el que ha firmado acuerdos de inversión transfronteriza. Este cambio de rumbo en la relación de estos dos países está sedimentada en la lucha contra el crimen transfronterizo, la reactivación del comercio binacional y la libre circulación de personas por los pasos oficiales. Tal ha sido la afinidad en esta nueva etapa que el presidente colombiano se ha ofrecido de intermediador para que se contemple el levantamiento de las sanciones internacionales que tiene Venezuela. De hecho, el 25 de abril de 2023 se celebró una cumbre internacional en Bogotá que buscaba discutir la situación sobre Venezuela para buscar posibles salidas a la crisis económica, política y humanitaria. La cumbre reunió a 20 países garantes, sectores de oposición, oficialistas y del gobierno colombiano y, aunque se discute el éxito de la iniciativa, es una muestra fehaciente del bueno momento entre las relaciones bilaterales entre ambos países.


Mucho trecho por recorrer


No obstante, y a pesar de la leve mejoría de la política exterior venezolana, el país todavía enfrenta grandes retos en materia internacional que necesitan ser abordados de manera urgente. En primer lugar vale la pena señalar la investigación en curso que tiene la Corte Penal Internacional contra Nicolás Maduro por supuestos crímenes de lesa humanidad y de la cual Maduro ha exigido su cierre para continuar con el diálogo y las negociaciones con la oposición venezolana en México. Así mismo cabe recordar las hostilidades recientes por parte de Estados Unidos contra Venezuela y que incluyen la extensión del decreto de emergencia contra Venezuela (iniciado por Obama y que ha permanecido durante el gobierno Trump y Biden) o la subasta de Citgo, que es una filial de la petrolera PDVSA en Estados Unidos y que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos decidió no proteger contra acuerdos de negociación o venta de acciones.


A lo anterior hay que añadir el reciente altercado que tuvieron los gobiernos de Bolivia y Chile a propósito de la situación venezolana, en el que a causa de la movilidad masiva de venezolanos por el continente se reactivó el conflicto histórico sobre la zona de Colchane, que divide el territorio de Chile y Bolivia. Cabe recordar que Chile y Bolivia no mantienen relaciones diplomáticas desde 1978 cuando Bolivia decidió demandar a Chile queriendo recuperar 400 kilómetros de costa y 128.000 kilómetros cuadrados de territorio que Bolivia perdió durante la Guerra del Pacífico. Al respecto, el gobierno chileno ha demandado ayuda para la repatriación de los migrantes expulsados, además de militarizar la zona, mientras que el gobierno boliviano se ha limitado a afirmar que no hay acuerdos para la reconducción de los migrantes hacia Venezuela. Lo anterior pone en evidencia las repercusiones de la situación venezolana en el resto de la región y la dificultad que enfrenta Venezuela al manejar la política exterior en la actualidad.


En conclusión, si bien hay una leve mejoría en las relaciones exteriores de Venezuela que han permitido retomar la relación con países con los que en el pasado hubo distanciamiento y que han llevado a replantear la pertinencia de las sanciones y el reconocimiento a otros actores diplomáticos diferentes a los delegados por el chavismo, Venezuela sigue estando en el ojo del huracán y su situación requiere de un compromiso sostenido e independiente a los gobiernos de turno que logre superar los problemas profundos dentro de Venezuela y sus repercusiones en el resto del continente.

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