“Presidente, me van a matar los paracos” cuando Álvaro Uribe no hizo nada para salvar al alcalde del Roble
- Iván Gallo - Coordinador de Comunicaciones
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Por: Iván Gallo Coordinador de Comunicaciones

El expresidente Álvaro Uribe Vélez fue condenado a 12 años de prisión por los delitos de fraude procesal y soborno. Como presidente fue bastante popular, pero se ha olvidado de que en su mandato cometió varios excesos, uno de ellos fue no escuchar a víctimas del paramilitarismo, como el alcalde del Roble, Eduardo “Tito” Díaz, quien le suplicó en público, ante millones de televidentes, que salvara su vida de Salvador Arana, el gobernador de Sucre que terminó condenado por paramilitarismo. Esta es la historia de cómo su hijo pudo salvar la honra de su padre, después de muerto.
En 2003, Juan David Díaz estudiaba medicina en Barranquilla y solo viajaba tres veces al año al Roble, el pueblo de Sucre donde su papá, Eduardo “Tito” Díaz, era alcalde. Por teléfono, en cada conversación, intentaba atenuar los temores de su hijo.
En plena expansión paramilitar y cercado por las amenazas, Díaz había liderado con éxito una consulta popular para convertir el corregimiento El Roble en un municipio, separándose de Corozal, con lo cual lograba mucha mayor autonomía incluso frente al gobernador del departamento, el condenado paramilitar Salvador Arana. La presión de este sobre Díaz era mayúscula para asegurar ingresos para cumplir con la cuota impuesta por los paramilitares del Bloque Montes de María, en cabeza de alias Diego Vecino, y ganar las elecciones regionales del 2001.
Su hijo Juan David Díaz se propuso que esta tragedia no quedara impune. Y más, después de haber encontrado la carta que le había enviado su papá, anticipando lo que le ocurriría en la que le decía:
“Con la ayuda de Dios todo va a salir bien, pero tengo mis dudas de todos modos, si algo me pasa vete inmediatamente para Venezuela con tu mamá, pero antes avísale al resto de la familia que los responsables son los procuradores, Arana y el complot de los politiqueros de El Roble, no confíes absolutamente en nadie (...)”.
El 5 de abril, Tito Díaz fue secuestrado cuando salía de su casa. Cinco días después aparecería muerto en una carretera a tres kilómetros de Sincelejo. Los peritos encontraron la credencial de alcalde en su pecho.
El Roble era un pueblo, como todos los de los Montes de María, cercado por los paramilitares que intentaban controlarlo dentro de la estrategia de control territorial y político de Salvatore Mancuso, jefe del Bloque Norte de las AUC. Al alcalde lo acusaban, con el fin de volverlo blanco de las AUC, de ser un auxiliador de la guerrilla sólo porque se preocupó de llevar médicos de planta y un puesto de salud en este territorio, según los señalamientos, controlado por las Farc.
A Juan David lo amenazaron el mismo día en que encontraron el cuerpo de su padre, tuvo que permanecer dos años fuera de Sucre. Hizo su año rural en el Hospital de San Jerónimo, en Montería. Allí vio a muchos heridos de bala que dejaban los paramilitares de la región y que no podían ser atendidos por el control incluso de los medicamentos que controlaban los paramilitares. En esas estaba cuando, en 2006, el entonces senador Gustavo Petro le propuso hacer el debate de la parapolítica en el Congreso.
No dudó en suministrarle la información que guardaba en los archivos familiares del viacrucis solitario que había vivido su padre. El debate de la parapolítica de 2006 esclareció que varios dirigentes, políticos y funcionarios del Estado se beneficiaron o cooptaron a poblaciones enteras usando el aparato armado y económico de las Autodefensas Unidas de Colombia.
El dirigente del Polo Iván Cepeda también tomó el tema en serio y con base a la documentación que le suministró Juan David, aprovechó su condición de presidente del Movimiento Nacional de Víctimas y creó el capítulo de Sucre. A partir de allí, Juan David emprendió una cruzada como líder de víctimas incluso trabajando, desde el 2014, en la gobernación de su departamento estando al frente del tema.
En 2006, después de una larga investigación en la que se le dio la razón al alcalde del Roble sobre sus acusaciones días antes de su asesinato, el gobernador de Sucre, Salvador Arana terminó acusado por la Fiscalía, como determinador del crimen.
La orden la dio Arana mientras departía en un almuerzo con amigos en el restaurante La Becerra de Sincelejo y uno de los meseros, Diógenes Mesa Villacob, quien fue asesinado pocos meses después, relató lo que vio y escuchó.
Contó que esa tarde el gobernador le gritaba a el Concha, jefe de sicarios del segundo hombre fuerte del Bloque Montes de María, Rodrigo Mercado Pelufo, alias Cadena: “¿Usted qué hace acá? ¿Por qué no están cuidando al alcalde del Roble?”.
La alianza de Arana con las AUC era más que evidente, igual que la de los exparlamentarios Álvaro García Romero y Eric Morris. relacionados por Jairo Castillo Peralta, quien fuera para entonces el chofer de Arana y quien presenció varios encuentros entre Arana, García Romero, Morris y los paramilitares, como determinadores de masacres y asesinatos. Un contubernio venenoso que produjo tantas muertes viles de personas valientes como la de la fiscal Yolanda Paternina, quien se atrevió a quitarle el velo del mapa genético a la fatídica estructura mafiosa y criminal de los políticos en Sucre.
En el entre tanto, Salvador Arana fue nombrado embajador en Chile y después detenido mientras hacía una visita en Colombia, en ese momento Arana no cumplió pena alguna, se fugó y estuvo escondido durante dos años hasta que lo capturaron,
el 29 de mayo de 2008, en un apartamento en Santa Marta. Un año después fue condenado a 40 años de prisión.
Arana se acogió a la JEP, pero Eudalio Díaz, hijo del alcalde del Roble, dijo en abril de 2025: “De él no esperamos nada” y esto ha sido desgarradoramente cierto, a Salvador Arana no se le ha caído la cara de vergüenza ante el país. No ha confesado ni señalado a nadie que permita llegar a la verdad de este crimen atroz.