Por: Esteban Salazar Coordinador de Línea de Democracia y Gobernabilidad – Pares
Recientemente se conoció que el exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, se lanzará a la presidencia, una vez más, en 2022. Su candidatura será por firmas y estará acompañada del equipo político conformado por los exalcaldes de Medellín y Barranquilla, Federico Gutiérrez y Alejandro Char, respectivamente.
Desde hace varios meses se les ha visto en reuniones donde han consolidado una coalición que parece tener dos grandes objetivos: el primero, desmarcarse del uribismo, que se encuentra en estado crítico ante el fallido experimento con Duque en la presidencia y la caída de su máxima figura, el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Y, el segundo, oxigenar la competencia dentro de las opciones presidenciales en el espectro de la derecha bajo la marca de “buenos gerentes públicos”. Esto combinado con popularidad, votos y apoyo de poderosos sectores económicos del país.
Este coctel político disfrazado de buenas intenciones se trata, más bien, de una auténtica Coalición Caballo de Troya para garantizar la continuidad de los viejos clanes políticos en las elecciones presidenciales de 2022; así como el reencauche del uribismo en una futura consulta interpartidista, y de los partidos políticos tradicionales con los que, incluso, gobernaron en sus respectivas alcaldías.
No hace falta una autopsia política detallada para establecer que estos tres exalcaldes llegaron avalados por partidos tradicionales y apoyados por clanes políticos en las elecciones de 2015. Peñalosa llegó con la coalición Recuperemos Bogotá (avalada por el partido Cambio Radical), con la cual gobernó de la mano del Centro Democrático y de representantes del partido Conservador en el Concejo. Gutiérrez llegó por el movimiento Creemos y, durante todo su mandato, gobernó con el apoyo de los partidos tradicionales con asiento en el cabildo distrital. Y Char, quien llegó avalado por el partido Cambio Radical, reforzó el “autoricharismo” sin ninguna oposición en el Concejo.
Adicionalmente, cada uno tuvo varios escándalos de conocimiento público por denuncias sobre sus gestiones, contrataciones y funcionarios. Es el caso, por ejemplo, durante la administración de Peñalosa, de los 11 alcaldes locales con investigaciones por presuntos hechos de corrupción que involucraron más de 80 mil millones de pesos1; así como el escándalo sobre los manejos irregulares del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA), investigado por Pares en 20192.
Para el caso de Fico, su entonces secretario de seguridad, Gustavo Villegas, fue capturado en 2017 por los delitos de concierto para delinquir y nexos con el crimen organizado debido a sus presuntas relaciones con “La Oficina” en Medellín (otrora “Oficina de Envigado”). En 2020, en primera instancia, Villegas fue inhabilitado por la Personería de Medellín para ocupar cargos públicos por los siguientes 16 años3. A pesar de esto, Gutiérrez siempre defendió su cuestionada gestión como mano derecha.
Por su parte, Char es como el santo al que todos los escándalos de corrupción lo alumbran, pero ninguno lo quema. Cabe recordar las declaraciones que hizo Aida Merlano, cuando se encontraba prófuga en Venezuela, sobre el apoyo del Clan Char a su candidatura y el manejo de la contratación irregular en el Atlántico y en Barranquilla.
También se desconoce el estado de las investigaciones relacionadas con la denuncia hecha por María Jimena Duzán, en 2020, sobre Guzmán Chams, quien señaló al exalcalde Alejandro Char, a la procuradora Margarita Cabello, al reconocido contratista David Name y a otros exfuncionarios y hombres de confianza del exalcalde por haber utilizado su poder e influencia en la justicia para hostigarlo y amedrentarlo. Esta presunta persecución en contra de Chams habría tenido como propósito forzarlo a retirar la denuncia que, desde 2017, presentó en contra de Char por la comisión de un acto de corrupción que podría aguarle su carrera a la presidencia4.
A pesar de lo anterior, esta triada de exalcaldes plantea una apuesta importante como opción de la derecha para oxigenar su imagen y la posibilidad de llegar a la Casa de Nariño. Como punto de partida, según la última encuesta conocida antes de terminar sus periodos en 2019 —realizada por el Centro Nacional de Consultoría (CNC) para CM&—, entre Peñalosa, Gutiérrez y Char, quien peor terminó su alcaldía fue el entonces alcalde de Bogotá, rozando el 40% de favorabilidad. Por otra parte, Char y Fico, a pesar de los escándalos que rodearon sus gestiones, encabezaron la encuesta con 86% y 82% de favorabilidad, respectivamente, en sus ciudades5.
En la coyuntura, Antioquia es un territorio que en la actualidad se encuentra fraccionado electoralmente. Esto se ve reflejado en el impulso que ha tomado al antiuribismo desde el plebiscito en 2019, en los resultados de las elecciones locales de 2019 y, actualmente, en el paro nacional y las manifestaciones en el departamento. Un factor que juega en contra no solo de la imagen de Gutiérrez de cara al 2022, sino también de los votos de esta nueva coalición.
Atlántico, por su parte, está bajo el embrujo del “autoricharismo” y, según las más recientes encuestas, tanto la alcaldía, en cabeza de Jaime Pumarejo, como la gobernación, en cabeza de Elsa Noguera (ambos herederos del Clan Char), están a la cabeza en la favorabilidad entre las y los gobernantes locales y departamentales del país. Este sería un fortín electoral indiscutible para la coalición.
Aunque ambos territorios son importantes para ganar las elecciones, Bogotá sigue teniendo un peso electoral inclinado hacia gobiernos alternativos, aun cuando Peñalosa fue alcalde durante el periodo 2016-2019. Esto indica que el escenario electoral en la capital está abierto a obtener una votación significativa, pero no mayor a la de las candidaturas de otros espectros políticos.
Por otro lado, este Caballo de Troya tendría una apuesta subterránea que se materializaría en las aspiraciones al Congreso. Los partidos que los han avalado previamente (como Cambio Radical) y los clanes que los apoyan cuentan con estructuras a nivel local y departamental de alcaldes, gobernadores, concejales, diputados y congresistas, varios de estos cuestionados, que entrarían a impulsar este proyecto político que, por ahora, no tiene el propósito de sacar una lista propia al Senado y Cámara de Representantes.
En conclusión, este es un punto de partida que oxigena a la derecha, pero que sigue siendo insuficiente electoralmente, al menos, mientras terminan este teatro político para dar paso, en 2022, a una posible consulta interpartidista donde tendrán que integrar al Centro Democrático, a los partidos cristianos y a los conservadores.
1 Juan Carlos Rojas. El Tiempo. “La historia de la solicitud de renuncia a los alcaldes locales”. Abril 29 de 2017. https://www.eltiempo.com/bogota/que-hay-tras-la-solicitud-de-renuncia-a-los-alcaldes-locales-de-bogota-83064.
2 Caracol Radio. “Nuevas denuncias sobre presuntas irregularidades en IDPYBA”. Septiembre 15 de 2019. https://caracol.com.co/radio/2019/09/15/nacional/1568552706_391827.html.
3 Esneyder Gutiérrez. El Tiempo. “Sancionan con 16 años de inhabilidad a Gustavo Villegas”. https://www.eltiempo.com/colombia/medellin/seguridad-en-medellin-sancionan-con-16-anos-de-inhabilidad-a-gustavo-villegas-543067.
4 María Jimena Duzán. Semana. “El rey Álex y la reina Margarita”. Octubre 5 de 2020. https://www.semana.com/opinion/articulo/el-rey-alex-y-la-reina-margarita/202000/.
5 Valora Analitik. “Así termina la imagen de alcaldes en 20 ciudades de Colombia, según el CNC”. Diciembre 19 de 2019. https://www.valoraanalitik.com/2019/12/19/asi-termina-la-imagen-de-alcaldes-en-20-ciudades-de-colombia-segun-el-cnc/.
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