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Pasajes del racismo

Por: María Victoria Ramírez


La biblioteca pública de Nueva York exhibe una exposición permanente denominada Treasures (Tesoros) en la que se muestra una colección de objetos únicos, no solo libros raros, también fotografías y elementos invaluables relacionados con escritores universales y personajes de la historia contemporánea del país. Por ejemplo, partituras de Mozart y Beethoven, el bastón que llevaba consigo Virginia Wolf el día de su suicidio y que su esposo recuperó en el río, al igual que la carta que ella le escribió antes de sumergirse.


La colección contiene fotografías que dan cuenta de la lucha por los derechos civiles de los negros en el país. Se encuentra el cartel de la presentación de Marian Anderson, la famosa cantante estadounidense en el Carnegie Hall. Ella, además de ser una de las cantantes más influyentes en los Estados Unidos, es mejor conocida por el recital que ofreció en 1939 en las escaleras del Lincoln Memorial en Washington D.C., un concierto organizado por la Primera Dama Eleanor Roosevelt, después de que las Hijas de la Revolución Estadounidense (Daughters of the American Revolution) le negaran el acceso al Salón de la Constitución por ser negra. Esta es una asociación estadounidense reservada a mujeres que se basa en la línea genealógica para aceptar a sus miembros y que fue fundada en 1890.


El primer concierto de Marian Anderson en el Carnegie Hall fue en 1928 y en 1955 se convirtió en la primera mujer afroamericana en la lista de la Ópera Metropolitana.


Una fotografía de Rosa Parks golpeando la Campana de la Libertad en el Independence Mall en Filadelfia, en honor al Día de Martin Luther King Jr. el 18 de enero de 1988, es otra de las joyas de la colección. Ella se dio a conocer por el boicot de los buses en Montgomery en 1955. Esa fue una campaña exitosa que duró 381 días para protestar por la segregación racial en el transporte público en esa ciudad del estado de Alabama. Rosa Parks trabajó con Martin Luther King Jr. en La Asociación para el Mejoramiento de Montgomery creada por él el 5 de diciembre de 1955. Luego de casi 20 años del asesinato del gran líder negro, Parks tocó junto al alcalde de Filadelfia, Wilson Goode, la Campana de la Libertad que repicó simultáneamente en campanas de Atlanta y Londres, en el tercer año de celebración del día de Martin Luther King.


Lo cierto es que existe racismo en Estados Unidos. Pero también hay que reconocer que la gente negra en este país no ha cesado en la lucha por eliminar la discriminación racial. Esta sociedad frente a la de los años 50 ha avanzado al punto de que Estados Unidos eligió como presidente a un afroamericano entre el 20 de enero de 2009 y el 20 de enero de 2017 y hoy una mujer afroamericana, Kamala Harris, es vicepresidenta de los Estados Unidos.


Volviendo a la muestra de la biblioteca de Nueva York, también presenta la edición de 1856 del libro My Bondage and My Freedom (Mi Esclavitud y Mi libertad) de Frederik Douglas, en el que describe su primer intento de escape de la esclavitud en 1836 y en la que afirma: “por mi parte, ahora me había vuelto demasiado grande para mis cadenas”.


No puede uno evitar al repasar estas imágenes de Rosa Parks y Marian Anderson y las palabras de Frederik Douglas, conectarse con la realidad y la lucha contra el racismo en Colombia y, especialmente, con lo que significa para las comunidades negras, palenqueras y raizales que Francia Márquez sea vicepresidenta de la República luego de una larga historia de exclusión, de violencia y de pobreza.


Rosa Parks resistió junto a muchos otros 381 días para lograr que en los buses de Alabama no hubiese sillas separadas para blancos y para negros. Que el mapa político de Colombia luego de las elecciones del 19 de junio sea otro, que sea precisamente en parte gracias al voto de los negros y los indígenas que hoy las sillas presidencial y vicepresidencial en Bogotá vaya a ser ocupada por un exguerrillero de Córdoba y por una mujer negra de Cauca, es una bella metáfora colectiva y continuidad de la lucha colectiva de los buses de Montgomery.


 

* Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.




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