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Ministerio de Igualdad y Equidad

Por: María Victoria Ramírez


El gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez cumple con otro de los puntos del programa de gobierno del capítulo titulado El cambio es con las mujeres. Citaré textualmente: “con el fin de articular todas las políticas para el empoderamiento integral de las mujeres, las diversidades de género y orientación sexual, generacionales, étnicas y regionales en Colombia, crearemos el Ministerio de la Igualdad. Esto implica la generación y la articulación de las políticas públicas y los recursos para asegurar la eliminación de las desigualdades económicas, políticas y sociales entre hombres y mujeres en todas sus diversidades, entre los grupos étnicos (campesinado, pueblos afrodescendientes, negros, raizales, palenqueros, indígenas y rrom) y el conjunto de la nación, entre las generaciones (infancia, jóvenes, adultos, adultos mayores); la erradicación de todas las violencias contra las mujeres, la población LGBTIQ+ , la infancia, juventud y los adultos mayores; y la transversalización de las políticas de igualdad con enfoque interseccional en todo el accionar estatal. En este marco, garantizaremos condiciones de igualdad a todas las poblaciones en situación y condición de vulneración de derechos: las víctimas, las personas con discapacidad, los habitantes de calle, entre otros. Este ministerio liderará el Sistema Nacional de Cuidado” [1].


Efectivamente, el día 18 de octubre, el Gobierno Nacional, encabezado por el presidente, la vicepresidenta y el ministro del interior, radicó el proyecto de ley 222 de 2022 por medio del cual se crea el Ministerio de Igualdad y Equidad y se dictan otras disposiciones. El objeto de este nuevo ministerio es “formular, adoptar, dirigir, coordinar y ejecutar políticas, planes, programas, proyectos y medidas para promover la eliminación de las desigualdades económicas, políticas y sociales; impulsar el goce del derecho a la igualdad; el cumplimiento de los principios de no discriminación y no regresividad; la defensa de los sujetos de especial protección constitucional y de grupos discriminados y marginados” [2].


El proyecto consta de 12 artículos y define un ámbito de competencia del ministerio de las siguientes poblaciones: mujeres en todas las diversidades, población LGBTIQ+, pueblos afrodescencientes, negros, raizales, palequeros, indígenas y rrom, campesinos y campesinas, niños, niñas, adolescentes, miembros de hogares en situación de pobreza y pobreza extrema, personas con discapacidad, habitantes de calle y territorios excluidos. La exposición de motivos para la creación del ministerio se desarrolla a lo largo de 20 páginas, contiene datos estadísticos sobre pobreza e inequidad, con enfoque de género y étnico, antecedentes constitucionales y jurisprudenciales, contexto internacional, experiencias internacionales y tendencias [2].


Sin embargo, me parece interesante traer algunos apartes del discurso del presidente en el acto de radicación del proyecto de ley para entender cómo pretende aclimatar el tema entre los congresistas, pero además relacionar estrechamente la reforma tributaria con la búsqueda de la igualdad [3]:


“Aquí, en este salón que llaman Salón de la Constitución, varias veces he hecho referencia al mural que está allá arriba, seguramente pintado por un hombre…tiene que ver con la Constitución de 1886, no la del 91, algo anacrónico. Como verán allí no hay mujeres. Quizás, si acaso, atrás hay unas mujeres monjas…es un mundo de hombres...es un mural de la desigualdad.


La mentalidad de las élites que han gobernado a Colombia no ha tenido en cuenta un concepto que es clave en la modernidad en todo el planeta: la igualdad. En mi opinión, el principal problema de Colombia. El tema de la igualdad no solo no aparece en el mural, no aparece en la prensa de hoy.


La igualdad es por lo cual se ha luchado en los últimos siglos. Es la esencia de las luchas progresistas. Sin embargo, a la francesa que más luchó por la igualdad, los franceses le quitaron la cabeza, como un síntoma de lo que vendría después.


En una de las sociedades más desiguales del mundo, la sociedad colombiana, hay quienes se preguntan por qué una reforma tributaria que busca la igualdad, en la región socialmente más desigual del mundo. La reforma tributaria debe ser pensada para la igualdad. ¿Por qué hay tanta violencia? Porque no hay igualdad. Para que la sociedad colombiana pueda superar sus principales problemas tiene que construir igualdad. Este proyecto busca crear una institucionalidad para la igualdad.


La primera gran tarea es lograr la igualdad de la mujer en la sociedad, no solo económica, igualdad integral. Igualdad tiene que ver con los territorios de Colombia. ¿Por qué Chocó con índices de desnutrición como el de los países más pobres del mundo? ¿Por qué mueren por falta de agua potable? ¿Por qué la inmensa mayoría de los viejos y viejas no pueden aspirar a una pensión?


¿Por qué tanto problema para que en la Constitución del 91 apareciera la palabra campesino y campesina y sus derechos, si la tercera parte de la población en Colombia es campesina y casi todos somos descendientes de labriegos?


¿Por qué el tema de la igualdad es tan silenciado en la discusión pública de Colombia? Porque las relaciones de poder se han construido así...porque existe una mentalidad que se hereda proveniente de los hombres dueños de esclavos que aún ejercen el poder en Colombia.

Luego de las enormes masacres y sacrificios humanos de las dos guerras mundiales, Europa aprendió la palabra libertad y la palabra igualdad. Coincide en las estadísticas el período de construcción de igualdad con el período de mayor prosperidad económica. Al cabo de 30 años, cuando Europa vuelve a un período de desigualdad, otra vez la recesión, el estancamiento económico que hoy se cierne como una especie de tormenta sobre nosotros.


Cuando se llega a mayores niveles de desigualdad lo que aparece son la pobreza, el estancamiento, el hambre y la guerra. Y ahora Europa es ejemplo de ello. Y no puede ser el ejemplo de Colombia y de América Latina.


El ministerio tiene que ser un instrumento permanente para que en los debates de la administración, del Congreso y de la sociedad, no se olvide la palabra igualdad y que esté en el centro del debate. Estoy absolutamente convencido que si logramos reducir el índice Gini y la población empieza a sentirse en una sociedad que la reconoce, que le da poder al excluido como nunca antes lo había tenido, la opción de la paz se vuelve real, la posibilidad de ser una sociedad moderna es cierta, la posibilidad de ser una democracia multicolor se puede tocar con las manos.


Respuesta a la crisis económica: más y más igualdad. Respuesta a la violencia: más y más igualdad. Respuesta a la crisis de los derechos y libertades de las personas: más y más igualdad”.

Quiero detenerme en un elemento del proyecto de ley que para mí reviste una gran importancia y es la creación del Sistema Nacional de Cuidado, que tiene como objeto reconocer, reducir, redistribuir y recompensar el trabajo de cuidado, remunerado y no remunerado, a través de un modelo corresponsable entre familias entendidas en su diversidad, el Estado, la sociedad, el mercado, hombres y mujeres para compartir equitativamente las responsabilidades respecto a dichas labores y superar, entre otras, la división social del trabajo.

Hay que recordar que esta discusión de la economía del cuidado la ha visibilizado el movimiento y las teóricas feministas, que han llamado la atención alrededor el hecho de que buena parte de las mujeres hoy trabajan fuera del hogar y siguen asumiendo labores domésticas o de cuidado, cosa que limita la participación plena de las mujeres en la economía, pero además tiene implicaciones en la salud física y mental de las mujeres por la sobrecarga que ello implica. Como lo expresaba coloquialmente alguna feminista: el problema es que las mujeres salieron de la casa a trabajar, pero lo hombres no entraron. Lo anterior se puede ilustrar con cifras del DANE: de acuerdo con los datos recolectados en sus encuestas de 2012 y 2017, las mujeres colombianas dedican 31 horas semanales a tareas de cuidado no remuneradas, lo que representa el 78% de su jornada laboral, mientras que los hombres, dedican menos de la mitad del tiempo a las mismas actividades.


Traigo una definición al respecto que presenta un artículo presentado en la reunión anual de 2022 del Foro Económico Mundial [3]: “la economía del cuidado comprende aquellas actividades que las personas realizan a diario, muchas veces en los hogares, incluidas las tareas domésticas o el cuidado de otras personas, como bebés o ancianos. Estas tareas, como limpiar la casa o comprar comestibles, generalmente no se pagan, y aún menos se consideran productivas.


Lo interesante de este artículo y que puede iluminar la discusión que hoy empieza a dar el país alrededor de la creación de este ministerio y el Sistema Nacional de Cuidado, es que en la economía del cuidado puede haber una oportunidad no solo para reducir la brecha de género sino para la creación de empleos.


Desde 2010 una ley le asignó al DANE la tarea de calcular la economía del cuidado para sus ingresos potenciales. Esta ley permitió que la economía del cuidado se insertara en la contabilidad nacional y significó que el DANE la midiera por su potencial impacto en el PIB del país. Así, por primera vez en la región, los quehaceres y tareas que se realizan en el hogar se analizaron desde una perspectiva económica. La ley también amplió el concepto de economía del cuidado, que hasta ese momento se circunscribía solo a las actividades propias del cuidado y no incluía otras tareas como la compra de mercado y otros insumos que requieren las familias.

Esa publicación trae conclusiones muy sorprendentes alrededor del potencial económico del sector de la economía del cuidado: “diez años después de la primera medición, el boletín técnico 2020 reveló que la economía del cuidado equivaldría a alrededor del 20% del PIB colombiano, que en 2014 superó los 380 mil millones de dólares. Según esta lectura, la economía del cuidado se situaría por encima de los sectores financiero y agrícola en la clasificación del producto bruto. Si bien estas cifras sugieren que la economía del cuidado juega un papel fundamental en el quehacer cotidiano de los colombianos, muchas de estas tareas no son reconocidas como productivas ni consideradas como trabajo. La importancia de este sector invisible en la sociedad colombiana apunta a una oportunidad para sacar la economía del cuidado de un mero círculo familiar y transformarla en una industria productiva formal”.


El debate sobre el Ministerio apenas comienza, habrá oportunidad de que intervengan los distintos sectores de la sociedad, sobre sus alcances y recursos destinados para su funcionamiento, entre otros. Es una gran oportunidad para hablar públicamente y con cifras de lo que se ha considerado privado: el trabajo doméstico y los roles de género, hoy ya no solo desde los foros de las organizaciones de mujeres, sino teniendo como interlocutor al Gobierno Nacional.


Definitivamente un Sistema Nacional de Cuidado tiene una validez ética por ser el reconocimiento de un trabajo menospreciado e invisible, pero absolutamente indispensable para la reproducción y sustento de la vida.


Referencias [1] G. P. y. M. F. Márquez, «Programa de gobierno: Colombia potencia mundial de la vida,» Bogotá, 2022. [2] Minsterio del Interior, «Proyecto de ley 222 de 2022,» Ministerio del Interior, Bogotá, 2022. [3] Presidencia de la República - Colombia, «Radicación del proyecto de ley por medio del cual se crea el Ministerio de Igualdad y Equidad,» 18 octubre 2022. [En línea]. Available: https://www.youtube.com/watch?v=lbplComAl-4. [Último acceso: 25 octubre 2022]. [4] World Economic Forum, «Care economy: an opportunity to create jobs and close the gender gap,» 22 05 2022. [En línea]. Available: https://www.weforum.org/agenda/2022/05/care-economy-gender-gap-davos22/#:~:text=The%20care%20economy%20comprehends%20those,even%20less%20are%20considered%20productive.. [Último acceso: 25 10 2022].

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