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Medio siglo después, Cien años de soledad es un fenómeno de venta en Japón

Por: Redacción Pares



En marzo de este año se estrenó el trailer oficial en la plataforma de Netflix de la adaptación en formato de serie de la gran saga de los Buendía. En Colombia, donde cada cabeza es un mundo y cada quien tiene claro el rostro que debe tener José Arcardio, Ursula y Aureliano, hubo más críticas que aplausos. Pero en otros países quedaron felices y se prepararon además para lo que vendrá en noviembre, el estreno absoluto y mundial de la serie. Por eso aprovecharon una tercera y tardía traducción de la novela de Gabo. En 1974 se había publicado en ese país por última vez una versión en tapa dura. Mientras en el mundo Cien años de soledad se leían en las estaciones de trenes, en los buses, en los parques, en las camas, se los regalaban entre los amantes, entre los amigos, se leía en voz alta y en familia. Un fenómeno único que ha vendido cincuenta millones de ejemplares desde su publicación en 1967.


En Japón el impacto no fue tanta. Se hicieron tres ediciones y se vendieron 250 mil ejemplares hasta 1974. Desde entonces no se había reeditado en su versión japonesa. Ahora en las vidrieras de esta librería es común ver una nueva versión, esta vez ilustrada por Ryuto Miyake, uno de los más importantes ilustradores de ese país en este momento.


Eso sí, Cien años de soledad nunca fue el fenómeno de ventas que ha tenido en la mayoría del mundo, pero sí ha inspirado a autores tan maravillosos como Kenzaburo Oé, nipón ganador del premio Nobel. Gabo también fue tocado por esa cultura. En uno de los cuentos más hermosos del autor de Aracataca, La bella durmiente, le hace un homenaje a Yasunari Kawabata y una de sus novelas más conocidas como La casa de las bellas durmientes.


En Japón no sólo aprovecharon la nueva ola de interés que ha generado la serie de Netflix sino por los diez años de la muerte de Gabo, ocurrida el 17 de abril del 2014. En el verano, en pleno descanso, Cien años picó en punta en Japón y se ha vendido 290 mil ejemplares, muchos más de lo que se vendió durante esas tres primeras ediciones. La gran diferencia con esta edición es su precio de 1.375 yenes, unos 8.57 dólares. En ese país se creía -aún no se sabe por qué razón- que si se ofrecía la novela en una edición más económica, de bolsillo, podrían desencadenarse una serie de acontecimientos que destruirían el mundo. La imaginación afiebrada de Gabo se extiende hasta en las repercusiones que tienen que ver con su lectura. La publicación en 1972 por primera vez de Cien años de soledad sirvió para dar a conocer a los grandes autores latinoamericanos.


En ese momento no fue un éxito inmediato. El propio responsable de esa primera traducción, Tadashi Tsuzumi, explicó en su momento lo que sucedió con la venta del libro “La primera tirada de Cien años de soledad fue de cinco mil ejemplares pero no se vendieron tan pronto como se esperaba. Durante cinco años se vendieron sólo dos mil ejemplares. En vista de esto, creí que lo ideal sería traducir una colección de novelas latinoamericanas para darlas a conocer entre los lectores japoneses. Así supieron de la existencia de Mario Vargas Llosa, de Julio Cortázar, entre otros, y comenzó la edición de obras selectas de autores latinoamericanos”.

La última versión de este libro de bolsillo se lanzó el pasado 26 de junio y amenaza con ser uno de los tres libros más vendidos en el año en Japón.

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