Por: Isabela Puyana
Hace tres años María Victoria Ramírez decidió migrar a los Estados Unidos con el fin de buscar oportunidades en un sector de la ingeniería y en la academia porque sentía que eran espacios limitados en donde ya había hecho bastantes intentos por escalar en su carrera como académica, pero veía cada vez más limitada la oferta de crecimiento en el sector para su perfil. Ser mujer, ingeniera, feminista, activista, siempre fue una manera de nadar contra corriente y por más preparada que estuviera, crecer profesionalmente en su industria, cuando se proponía nuevos retos era siempre encontrarse con un muro de obstáculos a los que a sus 50 años abandonaba a la idea de escalar.
En el 2022, cuando la ex ministra Irene Vélez asumió el Ministerio de Minas y Energía, María Victoria recibió su llamado para que hiciera parte de su equipo como asesora. Ella en ese momento ya estaba ubicada en la ciudad de Nueva york, estaba esperando la ciudadanía y se había mentalizado en quedarse en esta ciudad, pero después de este llamado reconoció que este podría ser un escenario para hacer visible su voz sobre las luchas por las que ha trabajado por más de 30 años.
María Victoria es Ingeniera Eléctrica y Electrónica de la Universidad Fontys University of Applied Sciences – Universidad de Ciencias Aplicadas) de los Países Bajos, es especialista en Alta Gerencia de la Universidad Libre. También cuenta con una maestría en Ingeniería Eléctrica de la Universidad Tecnológica de Pereira y un doctorado en Ingeniería de la misma universidad.
Al inicio de su carrera fue docente del programa de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Tecnológica de Pereira. La mayoría de su experiencia la ha desempeñado como contratista de entidades como Corporación Opción Legal, Corporación Contigo Mujer, Fondo de Acción Urgente de América Latina, Fundación Paz y Reconciliación y el Servicio Nacional de Aprendizaje.
“Llegué como asesora y luego hubo el cambio de ministro, Andrés Camacho. Él me propone ser directora de Energías. El día que yo me posicioné, le dije, yo sé lo que yo represento acá, yo estoy acá porque tengo la formación académica de ingeniería, electricista y electrónica, la hoja de vida para entrar, pero también porque soy feminista y porque soy firmante de un acuerdo de paz y esos ingredientes importan en este momento. En otro no tuve nunca la oportunidad, ni siquiera me lo habría planteado, en el pasado ni siquiera me lo habría imaginado”, recuerda María Victoria, quien es hoy la primera mujer directora de Energías eléctricas del país.
María Victoria eligió una carrera fundamentalmente masculina. En el país y según la Unesco las mujeres no alcanzan el 26% de las carreras en técnicas como ingeniería eléctrica, mecánica, electrónica y afines y el reconocimiento de que una mujer sea elegida como Directora de Energías le da sentido a las luchas a las que ella ha pertenecido desde 1993, pues no solo se dedicó a investigar y a enseñar, sino que estuvo fuertemente vinculada a la lucha por los derechos de las mujeres y a garantizar espacios para que ellas ingresaran a su mismo gremio.
“En 1995 incursioné en la esfera política e hice parte de una organización de izquierda, donde por supuesto no está exenta de ser una estructura patriarcal, así que luego entré en contacto con una organización de mujeres en Pereira que se llama Contigo Mujer y desde allí empecé a trabajar todas las formas de violencia contra las mujeres. Denunciamos la mutilación genital femenina, la Ley de cuotas, también buscamos lograr un mejor posicionamiento y mejores espacios políticos para las mujeres”.
Después de esto María Victoria comenzó a fortalecer su voz como un referente en varios de los colectivos feministas del país y también compartió luchas a nivel nacional con La Ruta Pacífica de las Mujeres por la defensa de la paz y la Red Nacional de Mujeres para defender la opción libre de la maternidad.
En el 2006, mientras María Victoria estaba embarazada promovió que la Corte Constitucional despenalizara el aborto en las 3 circunstancias en que lo hizo. Cuando la Corte falló a favor su hijo tenía 2 meses.
“Mi maternidad fue escogida, planeada, esperada pero no ha estado exenta de dolores. Creo que es la mayor responsabilidad que se puede asumir, pero también es un terreno político porque se debe intentar que nuestros hijos vean el mundo y lo vivan desde su masculinidad de forma distinta”.
Todos esos escenarios en los que María Victoria se ha movido, sus luchas y miradas, su participación desde las regiones y a nivel nacional hacen que hoy esté en el lugar donde está, ahora apasionada por una nueva lucha que es la Transición Energética, que desde su mirada femenina, también está convencida de que es la gesta más importante de la humanidad.
“Debemos liderar esa transición energética justa desde la dirección de energía eléctrica, es el núcleo de este Ministerio de Energía. Tiene un lugar muy importante para construir la política, para invertir recursos, recursos que se invierten en la vida”.
María Victoria llegó al ministerio para apoyar soluciones energéticas y se puso al frente de un proyecto hito que es el decreto de las comunidades energéticas, que buscan democratizar la energía para más de 20.000 comunidades que no tienen acceso a la energía en zonas desconectadas y aisladas del país. Pasó menos de un año desde que el decreto fue publicado, y hoy son más de 13.000 mil comunidades inscritas a este proyecto.
“Somos muy pocas mujeres en el sector minero energético, en la ingeniería, estoy hablando de las barreras que tenemos las mujeres para acceder a estos espacios, no solo académicos, sino a los temas que han sido dominados por los hombres, para llegar a órganos o a espacios de decisión y sé que este quizá el mejor momento de mi carrera”
María Victoria hoy celebra y defiende su lucha y la de muchas y la posibilidad de ser tomadora de decisiones. No en vano es una celebración. Sea ella la primera mujer directora de Energía Eléctrica del país: una mujer que estudió la carrera a la que ingresan más hombres en el país, ella, quien marchó durante 30 años por cerrar la brecha salarial y por los derechos de las mujeres mientras cargaba a su hijo en el vientre y por defender su mirada y su palabra en espacios dominados por los hombres.
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