Los temores de la coalición āAhora Colombiaā para no repetir el experimento de la Centro-Esperanza
- Natalia Reina y Oscar A. Chala, investigadores de la LĆnea de Democracia y Gobernabilidad
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Por: Natalia Reina y Oscar A. Chala, investigadores de la LĆnea de Democracia y Gobernabilidad

El pasado 24 de junio, los partidos Nuevo Liberalismo, MIRA y Dignidad y Compromiso oficializaron en un evento la creación de la Coalición āAhora Colombiaā, con la que buscan presentar listas conjuntas al Senado y a la CĆ”mara de Representantes para las próximas elecciones de 2026.
En este evento, en el que estuvieron los precandidatos presidenciales Sergio Fajardo y Juan Manuel GalĆ”n, junto con Jorge Enrique Robledo āquien confirmó que volverĆa a lanzarse al Senadoā y la senadora del MIRA, Ana Paola Agudelo, se establecieron los principales criterios de unidad, centrado en el reconocimiento de las diferencias ideológicas entre los tres partidos en la bĆŗsqueda por un proyecto que unifique a los sectores independientes al gobierno de Gustavo Petro.
Aunque la apuesta es ocupar el escenario que deja libre la fragmentación de la Alianza Verde y disputarle a Claudia López la candidatura de los partidos de centro, existen temores en algunas de las figuras cercanas a este proyecto porque el experimento de esta nueva coalición termine igual que la Coalición de la Centro-Esperanza, que fue la gran apuesta que impulsó el centro en 2022 y que terminó con una modesta votación en primera vuelta, con Sergio Fajardo como candidato.
Las tendencias parecen indicar que el talón de Aquiles de la coalición, igual que en 2022, estarĆ” en la falta de identidad ideológica y en el reto de construir estructuras polĆticas para tener votos en un escenario polĆtico cada vez mĆ”s concentrado entre el progresismo y las nuevas derechas.
āEl fallido experimento de la Centro-Esperanza

El 28 de noviembre de 2021, varias figuras polĆticas del centro polĆtico lanzaron una alianza que prometĆa ser la consolidación de propuesta mesurada para las elecciones presidenciales de 2022, y que estarĆa lejos de los āradicalismos ideológicosā de la izquierda o la derecha, en aquel momento representada entre la Colombia Humana de Gustavo Petro y la coalición Equipo por Colombia, en la que estaba encabezando las encuestas Federico GutiĆ©rrez.
Ese mismo dĆa, la excandidata presidencial Ingrid Betancourt anunció que el ācentro estaba unidoā, y con ello, hizo pĆŗblica la creación de la llamada Coalición Centro Esperanza, la misma a la cual Betancourt renunciarĆa en los meses siguientes, bajo el argumento de permitir alianzas con āmaquinarias polĆticasā.
La coalición estaba compuesta por figuras como el ex ministro del Interior, Juan Fernando Cristo; el exnegociador de paz, Humberto de la Calle; el exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo; el gobernador de BoyacĆ”, Carlos Amaya; los hermanos GalĆ”n, del Partido Nuevo Liberalismo; el exministro de Salud, Alejandro Gaviria; el congresista Jorge Enrique Robledo del Partido PolĆtico Dignidad; y un sector de la Alianza Verde, liderado por AngĆ©lica Lozano y Antanas Mockus. Sin embargo, lejos de convertirse en una plataforma cohesionada y sólida, con el paso de los dĆas fue quedando claro que un escenario electoral positivo era cada vez mĆ”s complicado.
El primer gran revés ocurrió el 13 de marzo de 2022, cuando Fajardo, GalÔn, Amaya, Gaviria y Robledo se dieron cita en las urnas para la consulta interpartidista de la Centro Esperanza, obteniendo un total de 2.287.603 sufragios, siendo esta la consulta con menor cantidad de votantes. En contraste con, Equipo Colombia (derecha) y el Pacto Histórico (Izquierda), que alcanzaron 4.145.691 y 5.818.375 votos, respectivamente.
El fracaso de la llamada āCentro Esperanzaā se pudo deber a tres grandes razones:Ā 1) Los revanchismos personales y la disputa de egos entre los miembros de la coalición; 2) La ausencia de un proyecto polĆtico con una apuesta programĆ”tica clara y contundente; 3) Las dificultades para conectar con nuevos nichos electorales e interpretar el momento polĆtico del paĆs.
El afĆ”n de protagonismos por parte de algunos miembros de la coalición dio vĆa libre a una serie de confrontaciones personales. Las acusaciones de participar en redes clientelistasĀ fue una constante entre Juan Manuel GalĆ”n y Carlos Amaya; al mismo tiempo, Ingrid Betancourt cuestionaba los apoyos de German Vargas Lleras y Cesar Gaviria a Alejandro Gaviria.
El compromiso por un trato fraterno y leal se quedó en el papel, mientras tanto, la Centro Esperanza se hacĆa cada vez mĆ”s disfuncional, con fracturas internas y dejando en evidencia la ausencia de un liderazgo polĆtico claro, con capacidad de negociación y de tender puentes.
En medio de tales disputas, la construcción de un proyecto polĆtico unificado, innovador y con propuestas concretas paso a un segundo plano.
Si bien es cierto que la creación de la coalición estableció banderasĀ como la lucha contra la corrupción, la defensa de la educación pĆŗblica, la implementación del Acuerdo de Paz de 2016, una nueva polĆtica de drogas y la igualdad de gĆ©nero; el programa careció de una estrategia de acción contundente.
Sumado a ello, el paĆs venia del estallido social del aƱo 2021, el cual puso sobre la mesa la urgencia de la ciudadanĆa por transformaciones estructurales, que priorizaran agendas polĆticas alrededor de resolver la desigualdad social en el paĆs. No obstante, la Centro Esperanza no logró hacer una lectura aterrizada al escenario del momento y no estuvo a la altura de las exigencias que habĆan inundado las calles meses atrĆ”s.
AdemĆ”s, las precandidaturas de dicha coalición eran hombres, blancos, con trayectorias polĆticas vinculadas al centro del paĆs y con posturas polĆticas poco arriesgadas āen su mayorĆaā, que generaban mĆ”s frenos que puentes con nuevos nichos electorales, como sectores de mujeres, campesinos, jóvenes, poblaciones racializadas, entre otros. En consecuencia, la coalición no logró amplificar su capital electoral.
Ahora bien, la coalición Centro Esperanza no solo fue una apuesta para las elecciones presidenciales de 2022, también se asumió como una alianza para las legislativas de ese mismo año. No obstante, el desenlace no fue muy diferente. Si bien es cierto que alcanzaron un importante número de curules en el Senado, la relación entre los congresistas avalados por la coalición se ha caracterizado por muchas tensiones y pocos acuerdos.
De hecho, algunos de estos congresistas rompieron sabanas con sus partidos, tal es el caso de Jennifer Pedraza, que inició su carrera electoral de la mano del senador Jorge Enrique Robledo, pero en febrero de 2023 tomó distancia de Ć©l.Ā Del mismo modo, ocurrió con Humberto de la Calle, quien renunció a su curul por diferencias con Ingrid Betancourt, presidenta de Verde OxĆgeno, partido que lo avaló.
En ese sentido, los factores por los cuales fracasó la Centro Esperanza en las presidenciales de 2022 se han replicado a lo largo de los Ćŗltimos tres aƱos en el legislativo, haciendo evidente la inexistencia de acuerdos programĆ”ticos e ideológicos rigurosos y delimitados en los cuales converjan todas las fuerzas polĆticas de la coalición.Ā
āLos cĆ”lculos electorales que motivaron esta nueva alianza

Esta vez, el experimento de una nueva coalición comenzó mucho mÔs temprano, en medio de la inusitada carrera electoral que se adelantó con el hundimiento de la reforma laboral, la Consulta Popular promovida por el gobierno de Gustavo Petro y las semanas agitadas tras el último remezón ministerial, los Consejos de Ministros televisados y el discurso de una nueva Asamblea Nacional Constituyente.
AquĆ, los acercamientos comenzaron entre Dignidad y Compromiso y Nuevo Liberalismo, que ya desde antes del inicio del calendario electoral habĆan tenido algunas reuniones exploratorias para la composición de listas regionales a la CĆ”mara de Representantes.Ā La urgencia es manifiesta especialmente en la estructura de Dignidad y Compromiso, que como partido joven tiene el reto de asegurar el umbral para seguir conservando su personerĆa jurĆdica. Todos se juntaron para tratar de conservar sus personerĆas, como lo hizo el Pacto Histórico en 2022.
SegĆŗn los datos del grupo de anĆ”lisis electoral DEMOS-UR, de la Universidad del Rosario, Dignidad y Compromiso solo tiene 2 alcaldĆas propias y 11 en coalición, asĆ como 32 concejales municipales y 2 diputados a nivel departamental. Del mismo modo, tienen solo una representación parlamentaria en CĆ”mara, con la curul que tiene Jennifer Pedraza.
Por su parte, Nuevo Liberalismo, en esa misma indagación sobre los partidos de centro, la logrado consolidar una base regional mucho mĆ”s estable, partiendo tanto de alianzas con los partidos tradicionales como de aprovechar figuras y estructuras polĆticas territoriales que salieron de partidos cercanos ideológicamente, como el Partido Liberal o Cambio Radical.
En ese sentido, los datos del grupo de anĆ”lisis electoral DEMOS-UR indican que, en las elecciones territoriales de 2023, Nuevo Liberalismo tuvo 60 alcaldĆas, 9 de ellas con candidato propio, llegando a ganar en 1 de cada 5 alcaldĆas a las que se presentaron de manera independiente o en coalición con otros partidos.
Por lo que, en este caso, la estructura polĆtica que tiene el partido de los hermanos GalĆ”n es fundamental para los intereses de crecimiento de Dignidad y Compromiso, que sigue conservando algunas de sus bases urbanas en BogotĆ” y en otras ciudades, pero que no ha tenido mayor capacidad de crecimiento en los Ćŗltimos 3 aƱos.
Frente a la inclusión del partido MIRA, la lógica no se ha regido por lo electoral, sino por la capacidad de los partidos cristianos de mantener una presencia constante en la polĆtica nacional, a pesar de ser fuerzas polĆticas marginales con militancias cerradas y un voto cautivo que no tiende a crecer. No obstante, lo irresistible de estos partidos radica en su disciplina en el trabajo legislativo y la posibilidad de mantener la apertura ideológica a la que esta coalición le estarĆa apostando.
āLos temores de una nueva coalición que no termina de convencer

De hecho, el principal problema que tiene esta nueva coalición estĆ” en el mismo argumento en el que se sustentó en su momento la Centro-Esperanza en 2022 de mantener una amplitud ideológica que, en un paĆs que estĆ” tendiendo hacia la polarización polĆtica en dos grandes bloques entre el progresismo y las nuevas derechas, puede costarles polĆticamente.
No es para menos. Ya desde que se dio la fusión entre Dignidad y Compromiso Ciudadano a inicios de 2023 existieron cuestionamientos sobre la dispersión ideológica a la que se verĆa sometida la colectividad. Frente a esa crĆtica, Jennifer Pedraza nos contestó en esta entrevista en octubre de 2024, que la apuesta de la fusión habĆa sido buscar la amplitud polĆtica desde la diferencia.
En palabras de la representante Pedraza: āSabes que la izquierda siempre ha intentado ser monolĆtica ācomo posturas desde el centralismo democrĆ”tico de Leninā y yo creo que esa es una herramienta valiosa. Sin embargo, en un partido que es una amalgama de sectores diferentes que nos unimos porque compartimos unos principios āque yo dirĆa que son muy escasos en polĆticaā decidimos permitirnos tener esos matices, y que esos matices hagan tambiĆ©n atractivo el partidoā.
Sin embargo, con el acercamiento al Nuevo Liberalismo y al partido MIRA, estĆ” claro que la coalición se ha volcado hacia la centroderecha, y los cuestionamientos se han centrado en si esa amplitud polĆtica no pasa por encima de los principios de varios de los partidos allĆ presentes, especialmente por la agenda polĆtica conservadora del partido MIRA.
Frente a ello, el mismo Sergio Fajardo respondió en su momento que la coalición garantizaba la autonomĆa ideológica de cada movimiento y que en ningĆŗn momento se habĆa discutido sobre temas programĆ”ticos mĆ”s profundos, porque la coalición tenĆa solo un sentido electoral en tanto los 3 movimientos no perdieran sus personerĆas en las próximas elecciones.
Existe otro problema, y es ĀæquĆ© tanto espacio tiene esta coalición para crecer en las próximas elecciones? Los resultados presidenciales de 2022 en primera vuelta y los de Congreso indicarĆan que existe un espacio de crecimiento que podrĆa dejar el Partido Alianza Verde, que ahora mismo estĆ” fragmentado y cuyo sector mayoritario estĆ” inclinado a volcarse hacia la centroizquierda en 2026.
Esto, en tanto la Centro-Esperanza con los Verdes obtuvieron mĆ”s de 1,9 millones de votos al Senado en 2022. No obstante, en CĆ”mara de Representantes, la coalición se presentó con su propia lista, que terminó por acumular solo 445.549 votos, frente al 1.093.836 que tuvo la lista de los verdes en esa misma corporación. En ese momento, la Centro-Esperanza habĆa decidido no enviar listas conjuntas, puesto que en ese momento las tensiones al interior de la colectividad impidieron lograr acuerdos para construirlas.
Del mismo modo, ni los votos en Senado ni los votos totales por los precandidatos de la consulta interpartidista de este bloque (2.159.465) se pudieron canalizar en la candidatura de Sergio Fajardo, que solo obtuvo 885.291 votos en primera vuelta.
Con el anuncio de que, por ahora, la coalición āAhora Colombiaā no tiene intención de lanzar una candidatura Ćŗnica a la presidencia, de respetar las diferencias ideológicas y de que es plausible que de esa misma coalición salgan dos precandidatos presidenciales, la posibilidad de fragmentación que llevó a que la Centro-Esperanza se dinamitara en 2022 vuelve a rondar la cabeza de sus principales figuras.
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