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Los sectores cristianos: ¿Marchando unidos para 2022?

Por: Sebastián Mora Investigador Pares – Línea de Democracia y Gobernabilidad

Un electorado subestimado


De acuerdo con la encuesta nacional sobre diversidad religiosa, valores y participación política en Colombia (2020), realizada en conjunto por Act Iglesia Sueca, World Vision, la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz y la Universidad Nacional de Colombia —y la cual consultó a 11.034 ciudadanas y ciudadanos —, para el 2019, en Colombia, seis de cada diez personas se reconocían como católicas y dos de cada diez se identificaban dentro de la diversidad religiosa protestante.


Aunque el catolicismo se mantiene como la religión preponderante en el país, se evidencia un crecimiento importante del protestantismo. Esta situación permite plantear una discusión respecto a si esta vertiente religiosa debería seguir siendo considerada como una minoría en Colombia, especialmente en términos políticos.


La entrada de los movimientos protestantes en la política colombiana se dio con la fugaz candidatura presidencial de Claudia Rodríguez de Castellanos, en 1990, por el Movimiento Nacional Cristiano (MCN), en representación de la iglesia Misión Carismática Internacional.

Ya con más ahínco tuvieron participación en la Asamblea Nacional Constituyente, donde obtuvieron dos curules por medio del MNC y del Movimiento Unión Cristiana (MUC), representante de la Confederación Evangélica de Colombia (CEDECOL), que reunía a la mayoría de las iglesias evangélicas1. Este evento significó la apertura democrática a diferentes ofertas ideológicas y políticas —antes excluidas por el bipartidismo— dentro de la competencia electoral.


Aunque estos movimientos religiosos han estado divididos en diferentes partidos, sus liderazgos políticos normalmente están representados en los pastores de grandes iglesias o en sus familiares y allegados. Muchas de estas plataformas no son propiamente protestantes o cristianas, lo que termina por fraccionar su influencia política. Sin embargo, los caudales electorales de movimientos o partidos políticos cristianos han mantenido una consistencia a lo largo de los años —desde 1991— y poco a poco han aumentado su representación política en el Congreso (Gráfica No. 1), su influencia política y, por lo tanto, su relación con los grandes partidos.


Gráfica No. 1

Fuente: Fundación Paz & Reconciliación con datos de la Registraduría Nacional del Servicio Civil y Misión de Observación Electoral.

Las primeras curules obtenidas por estos sectores cristianos —entre los años 1994 y 2002— se dividieron entre el MNC, de Claudia Rodríguez de Castellanos; el Movimiento Compromiso Cívico Cristiano con la Comunidad (C4), encabezado por Jimmy Chamorro Cruz; el MUC, de CEDESCOL; el Movimiento Independiente de Renovación Absoluta (MIRA), guiado por Carlos Alberto Baena y Alexandra Moreno Piraquive, de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional; y el Movimiento Independiente Frente de Esperanza (FE), liderado por Viviane Morales. Todo este panorama da cuenta de la dispersión de este espectro partidista.


Las elecciones de 2006 tuvieron un efecto negativo en los partidos cristianos, especialmente en Senado, por la aplicación del Acto Legislativo 01 de 2003, el cual introdujo el umbral y la cifra repartidora para la distribución de curules en el Congreso. Únicamente el partido MIRA logró sobrepasar el umbral y conseguir un representante a la Cámara y dos senadores, números que se mantuvieron estables hasta las elecciones de 2018.


Es importante resaltar que el partido MIRA ha optado por llevar su apuesta política más allá de su creencia religiosa y ha sido reconocida como una bancada juiciosa que aborda una variedad de temas como derechos fundamentales, economía, derechos laborales, entre otros. Esto, además de llevar a cabo alianzas políticas con otros partidos para varios procesos electorales2.

La caída tras las elecciones de 2006 (evidenciada en la gráfica No. 1) llevó a un cambio de estrategia para los liderazgos políticos protestantes: les fue necesario adherirse a distintos partidos políticos seculares y luchar únicamente por ganar una curul y no por mantener vivo un partido político. De esta manera fueron aceptados más por su caudal electoral que por convicción religiosa.


Este cambio se mantuvo en las últimas elecciones a Congreso en 2018, año en que se identificaron 10 candidaturas de miembros de iglesias cristianas en cinco distintos partidos políticos: Cambio Radical lideró la cuenta con dos candidatos a Senado y uno a Cámara de representantes; Centro Democrático y Opción Ciudadana con un candidato al Senado y otro a Cámara por partido; y, por último, el Partido Conservador y el Partido de la U con un candidato al Senado cada uno.


Tabla No 1. Candidaturas cristianas en otros partidos – Congreso 2018


Fuente: Fundación Paz & Reconciliación con datos de Registraduría Nacional del Servicio Civil.

Con base en el preconteo (Tabla No. 1), estas candidaturas representaron un caudal electoral de 198.585 votos para Senado y 45.116 votos para Cámara de Representantes. Estas cifras permiten evidenciar cuatro elementos clave:

  1. La presentación por partidos dentro del espectro ideológico de derecha y con poco espacio para protagonismo de candidatas y candidatos cristianos. A fin de cuentas, sin sus votos el umbral del partido no corre peligro y apenas significan una curul.

  2. Aun cuando existe una identificación de derecha, esta no se centra en un solo tipo de partido y de agenda política. No es acertado afirmar que Cambio Radical, el Centro Democrático, Opción Ciudadana, el Partido Conservador y el Partido de la U tienen apuestas y agendas políticas iguales.

  3. Las candidaturas a Senado tienen mayor fuerza en comparación con aquellas a Cámara de Representantes. Los resultados para las segundas candidaturas fueron mucho menores y dos de las tres candidaturas no tenían caudales propios, sino heredados de figuras más relevantes. De hecho, el 69,42 % del total de votos a Cámara correspondieron a Ángela Sánchez Leal, llave de Claudia Rodríguez de Castellanos.

  4. A pesar de la multiplicidad de candidaturas, apenas dos llegaron al Congreso: Claudia Rodríguez de Castellanos al Senado y Ángela Sánchez Leal a la Cámara.


Los aliados de una coalición de Gobierno


A diferencia de las anteriores dos elecciones a Congreso (2010 y 2014), en 2018 volvió a participar más de un partido explícitamente cristiano en el certamen. El primero de ellos fue el partido Somos, el cual recuperó la personería jurídica del antiguo partido Alas Equipo Colombia después de varias irregularidades legales. En esa ocasión, avaló 119 candidaturas: 19 para Senado y 100 en 21 listas a Cámara. Además, avaló a Viviane Morales como candidata presidencial en representación de la iglesia Casa sobre la Roca.


El segundo fue el grupo significativo de ciudadanos nombrado Colombia Justa Libres: una unión de varias iglesias cristianas a lo largo de todo el país. Algunas de ellas habían participado de la renegociación del Acuerdo de Paz tras la victoria del “No” en el plebiscito de 2016. En varios medios se argumentó que este nuevo movimiento recogía alrededor del 70% de las iglesias cristianas del país.


En la opinión pública se debatió mucho sobre la importancia del voto cristiano en el “No”. Pero las estadísticas y los hechos demostraron que su apoyo no fue tan categórico debido a que se trata de un voto disperso —y hasta caníbal— dependiente de los distintos intereses de pastores o líderes espirituales3. Es decir, el voto cristiano no marchó unido contra el Acuerdo de Paz e incluso varios sectores cristianos apoyaban el “Sí”. Sin embargo, marcó en las urnas una cantidad de votos importantes pensando en las elecciones presidenciales de 2018 y en la gobernabilidad frente al Congreso.


Y es justamente desde el plebiscito que se empezó a modificar el rol de las y los líderes cristianos en la política colombiana. Esto marcó un punto de inflexión en el inicio de una posible coalición de Gobierno nacional posteriormente materializada.

En efecto, lo que sucedió en 2016 fue más allá de esa coyuntura. La alta puesta en escena ante la opinión pública de sectores cristianos le dio aire y forma, nuevamente, a un partido cristiano con gran capacidad de aglutinamiento, similar al que se dio en 1990 con el MUC y CEDESCOL.


Las elecciones de 2018


La irrupción en 2018 de Colombia Justa Libres y la participación de Somos dispararon el caudal electoral cristiano (Gráfica No.3). En Cámara de Representantes pasó de 411.800 votos, en 2014, a 859.515 votos en 2018: un aumento del 52%. Sin embargo, solo se consiguieron dos curules en comparación con las tres obtenidas en 20144.


El panorama en Senado fue distinto y mucho más favorable. En 2014, el partido MIRA consiguió 350.942 votos y tres curules que aumentaron, en 2018, a 1.062.329 votos (un incremento del 67%). Además, los partidos cristianos alcanzaron seis curules en Senado5.


La certificación de este crecimiento tuvo de por medio una denuncia de fraude electoral del cual fue víctima Colombia Justa Libres (Lee aquí el informe que hicimos desde la Fundación Pares al respecto). Curiosamente, el MIRA sufrió una situación similar en 2014.


Gráfica No. 3

Fuente: Fundación Paz & Reconciliación con datos de Registraduría Nacional del Servicio Civil.

En resumen, en 2018 los partidos cristianos no solo aumentaron su caudal electoral de 762.742 a 1.921.844 votos —repartidos el 55,3% en Senado y el 44,7 % en Cámara de Representantes—, sino que alcanzaron el mayor número de curules en Congreso (8) desde que ingresaron a la política electoral en 1990. A esto se suman los 198.585 votos para Senado conseguidos por candidaturas cristianas en partidos seculares y los 45.116 votos para Cámara de Representantes, lo que consolida un total de 2.120.429 votos: 1.260.914 en Senado (65,6%) y 953.864 en Cámara de Representantes (34,4%).


A diferencia de escenarios electorales previos, el 2018 rompió la hipótesis del canibalismo entre votos provenientes del protestantismo y, por el contrario, evidenció complementariedad entre los caudales. El partido MIRA incluso aumentó su caudal electoral en Senado y Cámara con alrededor de 500.000 votos. Colombia Justa Libres sumó prácticamente la misma cantidad de votos en Senado, y en Cámara fue superado consiguiendo 114.174 votos. El partido Somos terminó en último lugar con una votación anecdótica.


Posteriormente a las elecciones a Congreso, los partidos Somos, MIRA y Colombia Justa Libres se adhirieron rápidamente a la coalición presidencial del Centro Democrático y el Partido Conservador para la primera vuelta. Como se resaltó anteriormente, Colombia Justa Libres ya se había aliado a estos sectores en la campaña por el “No” en 2016 —a diferencia de Viviane Morales y el MIRA—.


Duque llegó a los 7.569.693 votos de los cuales, con base a las elecciones de 2018, entre 1.000.000 y 1.500.000 de votos pudieron haber sido de los partidos y liderazgos cristianos. Con su adhesión a la coalición de Gobierno se valorizaron más sus votos y se restó importancia a las estructuras de partidos tradicionales más grandes.


Ya posesionado el Congreso, e iniciado el Gobierno Duque, los tres grupos protestantes fueron incluidos en la repartición burocrática en diferentes niveles:

  1. Por Somos, Viviane Morales fue nombrada embajadora en Francia, cargo que ostenta hasta la actualidad.

  2. Por Colombia Justa Libres, Ricardo Arias Macías —hijo del copresidente del partido, Ricardo Arias Mora— estuvo a cargo de la dirección de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y actualmente es delegado para la prevención de riesgos de violaciones de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Defensoría del Pueblo.

  3. Y finalmente, Carlos Alberto Baena, anteriormente presidente del MIRA, fue nombrado viceministro para la participación e igualdad de derechos del Ministerio del Interior. De modo que aquel resultó siendo el partido más beneficiado.

Escenario 2022: una bancada de derecha autónoma


El crecimiento del caudal electoral y su importancia en el Congreso ha llevado a una apuesta ambiciosa de aglutinamiento de votos cristianos —incluso mayor a la aplicada por Colombia Justa Libres en 2018—.


Para 2019, Colombia Justa Libres decidió alejarse de los partidos de la coalición de Gobierno y presentó candidaturas propias, aprovechando la independencia de su personería jurídica. Después de las locales de 2019, consiguió una estructura compuesta por cuatro alcaldes, un diputado y 24 concejales en todo el país. Resultados similares a los obtenidos por el MIRA con cuatro diputados y 28 concejales.


La apuesta de autonomía se fortalece con un proyecto que hicieron rodar los copresidentes del partido Colombia Justa Libres —Ricardo Arias Mora y el senador John Milton Rodríguez— entre todos los sectores cristianos y que tiene el objetivo de continuar fortaleciendo su voto programático con miras a las elecciones presidenciales de 2022. La invitación incluye al partido MIRA, a Viviane Morales de Somos y a otros liderazgos cristianos con movimientos propios que en su momento hicieron parte de partidos políticos tradicionales. Este es el caso, por ejemplo, de Jimmy Chamorro, líder del C4 en el Partido de la U, y de Edgar Espíndola en el PIN u Opción Ciudadana.


De llegarse a cristalizar la consulta presidencial de los sectores cristianos se producirían tres efectos políticos: el primero, obtener definitivamente el rótulo de “desertor” de la coalición de gobierno de Iván Duque, el Centro Democrático y el Partido Conservador y, en principio, de su proyecto político para el 2022. El segundo, fortalecer las votaciones a Congreso, consolidar una bancada más numerosa y diferencial de derecha. Es decir, venderse como una opción de derecha distinta a las existentes —en su mayoría relacionadas con un gobierno deslegitimado—: un estilo de “de derecha sí, pero no así”. Y el tercero sería fortalecer su posición de negociación ante una segunda vuelta presidencial con base a buenos resultados en las elecciones de Congreso bajo la estrategia de aglutinamiento.


1 Daniela Helmsdorff, Participación Política Evangélica en Colombia. Monografía para optar por el título de Politóloga, Universidad de los Andes, Departamento de Ciencia Política, Bogotá, 1995.

2 Bibiana Ortega, Participación política de los evangélicos en Colombia 1990-2017. Política y Religión, Vol. XII, No, 1, 2018, pp. 17-54.

3 Yann Basset, Claves del rechazo del plebiscito para le paz en Colombia. Estudios Políticos, No. 52, 2018. pp, 241-265.

4 Una curul para el MIRA, otra para Colombia Justa Libres y ninguna para Somos.

5 Tres curules para MIRA, tres para Colombia Justa Libres y ninguna para Somos.


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