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Los herederos del paramilitarismo se toman el Sur del Cauca

Por: Juan Manuel Torres Erazo, Coordinador Pares-Pacífico.


Las comunidades de los municipios de Balboa, Argelia y Patía se encuentran en estado de alarma ante la eventual llegada al territorio de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, también conocidas como el Clan del Golfo. El sur del Cauca ya se convirtió, nuevamente, en un escenario de disputas por el control territorial de la zona montañosa de la cordillera occidental y de las rutas del narcotráfico por el Cañón del río San Juan del Micay que tiene salida al Pacífico.


Hasta el momento, en la subregión, se registra la presencia de dos frentes del ELN, el Jose María Becerra y el Manuel Vásquez Castaño; un grupo postFarc autodenominado “Carlos Patiño” en homenaje a alias “Caliche”, un excomandante de la columna móvil Jacobo Arenas de las Farc dado de baja; además de bandas al servicio de narcotraficantes de la zona y de carteles mexicanos.


Pero ahora, con la confirmación del gobernador Oscar Campo, tras las denuncias de los habitantes de la zona rural del municipio de Balboa, se suman otros dos actores armados como son el grupo postFarc “Frente Estiven González” del antiguo frente 29 de las Farc-EP que operaba en el norte y costa pacífica nariñense; y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia / Clan del Golfo bajo una estructura criminal de tercera generación que se designa como “Héroes de la Cordillera”.


Se reactivó la guerra ¿y la respuesta de las autoridades?


Según las denuncias de fuentes en el territorio, los enfrentamientos entre estas dos estructuras se vienen presentando desde inicios de año en los municipios de Cumbitara y Policarpa, y desde comienzos del mes de agosto en Leiva, en un sitio conocido como El Palmar donde aparentemente murieron tres integrantes de las AGC.

El miedo por el regreso del paramilitarismo a la zona se acrecienta a raíz de los combates que vienen sosteniendo en la última semana las AGC y el grupo postFarc Estiven González en el corregimiento de Pureto en Balboa (Cauca). Foto: Pares Pacífico

Toda esta zona montañosa del norte del Nariño es el paso al Bajo Patía, un corredor de narcotráfico hacia el Pacífico nariñense y además se conecta directamente con los municipios del sur del Cauca del lado de la cordillera occidental como son Balboa, Patía y Argelia. Desde el 2017 se viene agudizando la situación de orden público y por ello en noviembre de 2018 la Defensoría emitió la Alerta Temprana O82 para los cuatro municipios de la cordillera occidental del Nariño: Cumbitara, Policarpa, Rosario y Leiva.


Esta alerta no generó mayor atención de las entidades del orden nacional , por lo que los alcaldes de estas cuatro localidades denunciaron esta situación de falta de voluntad del Gobierno cuando se pararon de la mesa del CIPRAT convocada el 02 de diciembre, “para no legitimar la inoperancia de este espacio”, porque detectaron que las entidades venían reportando normalidad y porque enviaron representantes de bajo nivel que no tienen poder de decisión.


Lo peor de todo, es que las victimizaciones vienen en aumento y extendiéndose, pero las autoridades tratan de bajarle el perfil a estas conflictividades y responden con mucha tardanza cuando las evidencias ya están expuestas por la misma sociedad civil y medios alternativos de información. El temor es que en esta avanzada de estos herederos del paramilitarismo de las AGC las autoridades se hagan los de la vista gorda y no eviten una situación peor: es un silencio institucional cargado de incertidumbre.


¿Qué hace tan atractivo el Sur del Cauca?


El conflicto ya pasó las fronteras departamentales, llegó hasta el municipio de Balboa y todo apunta que se dirigen al municipio de Argelia, que este año puede romper récords en las cifras de homicidio y donde está el ingreso a la cuenca alta y media del Cañón del Micay, que es la cuarta zona con mayor densidad de cultivos ilícitos del país y cuenta con su propia salida al mar por el río Micay.

Sin embargo, el preciado botín de las rentas ilegales ya está en disputas entre el ELN, el grupo postFarc ‘Carlos Patiño’ y las bandas locales de narcotraficantes, por lo que con las AGC: está llegando más leña al fuego.


En tal sentido, el pasado miércoles 7 de agosto a Red de Derechos Humanos del Suroccidente Colombiano Francisco Isaías Cifuentes emitió una denuncia pública DP.7 en la que mencionan que “Integrantes de Grupo paramilitar auto denominado “Autodefensas Gaitanistas de Colombia AGC” realizan control territorial extorsiones, amenazas de muerte y homicidios y convocan a reuniones a la comunidad campesina en una zona de amplia presencia militar del Estado Colombiano del Municipio de Balboa.”

Mapa de los actores armados del Norte del Nariño y Sur del Cauca, donde se evidencia el recorrido de las AGC y del ‘Frente Estiven González’ del Nariño al Cauca. Elaboró: Esteban Tello y ParesPacífico.

En la DP.7 traen a colación los hechos del sábado 3 de agosto en la vereda La Cumbre del corregimiento de Pureto, cuando “un grupo de hombres armados vestidos de civil que se identifican como integrantes de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia – AGC, quienes proceden del Municipio de Leiva en el Departamento de Nariño, incursionan en una finca y asesinan con proyectiles de armas largas a dos personas y dejan heridas a dos personas más.


En el hecho los herederos del paramilitarismo activaron una granada de mano.” Además, denuncian lo sucedido el martes 6 de agosto en la misma zona con la presencia territorial intimidatoria de las AGC, aplicando extorsiones y convocando a reuniones en las que manifiestan su lucha anti-insurgente.


Los riesgos son muy altos ¿qué sigue para la región?


Todo tiende a empeorar, pues a la lentitud de la respuesta de las autoridades, sólo hasta el jueves 8 de agosto el gobernador del Cauca Oscar Campo aceptó la presencia de los dos nuevos grupos armados, se suma el anuncio de nuevos enfrentamientos en el sector de Pureto el día miércoles, en los que según las primeras indagaciones, serían cerca de seis (6) las personas muertas y varias heridas, en esta ocasión de las AGC.


Aunque el gobernador manifiesta que la Fuerza Pública ya hace presencia, lo cierto es que su reacción es tardía, brindando información incompleta y no han tenido la suficiente visión estratégica para dar cuenta del nivel de riesgo en el que se encuentra el Sur del Cauca.


Otro factor adicional es el ETCR del Estrecho-Patía donde hay decenas de excombatientes de las Farc-Ep y que se encuentra en el medio de los grupos postFarc ‘Carlos Patiño’ y ‘Estiven González’, más la presencia de las AGC. El riesgo para este proceso de reincorporación a la vida civil y el desarrollo de proyectos productivos es muy alto, no sólo porque puedan atentar contra la integridad de los excombatientes sino porque se pueden ver seducidos para engrosar las filas de cualquiera de estos grupos armados.


En términos de la implementación de los acuerdos de paz, esta guerra reeditada también trae inseguridad sobre los PNIS ya firmados hace más de un año en los municipios de Policarpa (Nariño), y Argelia y El Tambo (Cauca), que están estancados por parte del gobierno y que cuyos procesos son atacados por estos grupos armados que viven de las rentas del narcotráfico.


Todo sucede justo en momentos del inminente regreso de la aspersión aérea de glifosato en los cultivos de uso ilícito, de precios altos de la hoja de coca como no se veían hace una década y de anuncios de defensa territorial como los realizados por la COCCAM en el Cauca (Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, amapola y Marihuana) que pueden llevar a un eventual paro cocalero.


Otros riesgos para el sur del Cauca


Preocupa entonces que no se le de la magnitud que requiere esta situación: lo cierto es que la guerra en el Sur del Cauca está viviendo un nuevo capítulo y todo tiende a empeorar:


· Desplazamientos masivos con una institucionalidad que no está preparada, confinamientos y restricción de la movilidad, asesinatos selectivos, amenazas y extorsiones.

· Enfrentamientos de las AGC con el grupo postFarc ‘Carlos Patiño’. No se sabe hasta qué punto ambos grupos postFarc que ahora están tan cerca actúan coordinadamente o si son estructuras aisladas.

· La entrada al municipio de Argelia sería a sangre y fuego, como se evidenció con la llegada del Frente Carlos Patiño en los meses de marzo y abril, cuyos enfrentamientos con el ELN y el ejército dejaron un saldo de 15 muertes.

· La época electoral es un telón de fondo propicio que se presta para fenómenos de violencia política.

· Las AGC son reconocidas por realizar un control extremo sobre los ingresos y salidas de los territorios, más la injerencia en negocios, y establecimiento de reglas para la movilidad por las carreteras, caminos y ríos.


Las autoridades nuevamente en deuda y las comunidades sometidas a las acciones violentas de múltiples grupos armados en un territorio que está inundado de armas y coca.

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