Por: Ariel Ávila, Subdirección de la Fundación Paz y Reconciliación-Pares
Viene la prueba de fuego para las coaliciones alternativas que nacieron en las pasadas elecciones al congreso de la república y la presidencia. Como se sabe en la primera vuelta presidencial, las campañas de Sergio Fajardo y Gustavo Petro, lograron casi el 50% de los votos. Ambas campañas si bien tienen diferencias en aspectos programáticos e ideológicos, coinciden en tres grandes cosas. Por un lado fueron campañas sin maquinarias ni clientelismo. En segundo lugar, el espectro social en que se movían se basaba en población mayoritariamente joven que rechaza la vieja clase política y que pide cambios a gritos. Si bien los ritmos de los cambios varían de una zona a otra o de un estrato a otro, lo cierto es que es población que quiere cambiar el país. Por último, coincidían en que la lucha contra la corrupción, la consolidación de la paz y la educación son los motores de trasformación de la sociedad. Petro ponía más énfasis en la paz y Fajardo en temas de anticorrupción y educación.
Ambas campañas lograron hacer una coalición importante. Fajardo con compromiso ciudadano, el Partido Verde y el Polo Democrático crearon la Coalición Colombia, logrando elegir 15 senadores, ganaron en primera vuelta en ciudades como Bogotá, Cali, Armenia, Pereira, Tunja, entre otras capitales y fueron segundos en departamentos como Santander. Por su lado Petro fue muy fuerte en la Costa Atlántica y en todo el pacifico colombiano. Fue un voto de opinión, joven y muy politizado.
La pregunta es sencilla: ¿ambas coaliciones, tienen vida para el 2019 o fueron flor de un día? Todo parece indicar que la Coalición Colombia ha echado cimientos más sólidos para consolidar una alianza, tanto el partido Verde como el Polo Democrático han creado una estructura política en todos los departamentos del país. Por los lados del petrismo, la situación parece más compleja, ya que el único que tiene votos es Petro, los demás líderes y partidos tiene un alcance pequeño como la ASI o MAIS. Pero más allá de los niveles de consolidación, estas coaliciones dependen de tres grandes cosas.
Unas reglas de juego claras para escoger candidatos y otorgar avales. Para el caso de cargos uninominales el debate será en llevar candidato único cada coalición y sobre todo poner reglas claras, como la consulta o encuesta para que al final la coalición no salga lastimada. Por ejemplo, una regla de oro puede ser que se realice consulta si hay más de un candidato. Para el caso de cuerpos colegiados la situación es más complicada, pero se deben buscar alternativas como encuestas o cuotas por partidos. En este caso es más fuerte la Coalición Colombia que tiene arraigo regional más fuerte y más diverso. En el petrismo todo está por construir.
El segundo tema es clarificar en cada coalición un acuerdo programático. Aquí la situación es la contraria al primer punto. Pues en el caso de la Colombia Humana hay más coherencia ideológica y apuestas comunes entre los principales líderes de esta coalición. Mientras que en la Coalición Colombia hay gente de centro derecha, centro y centro izquierda, y aquí son más que necesarios unos mínimos acuerdos programáticos, que den cuentas de situaciones locales y regionales.
El tercer tema se refiere al papel que van a asumir las principales figuras de cada coalición a nivel nacional y en temas centrales como la paz o las reformas económicas que va a emprender el nuevo gobierno de Iván Duque. El papel de Petro está mucho más claro, pero por los lados de la otra coalición la pregunta es sobre el papel de Fajardo y el de la propia Claudia López. Van a tener que calcular muy bien, si juegan en lo local o se reservan para el 2022, con el riesgo de desdibujarse en los próximos cuatro años.
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