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Las 1.000 páginas con las que la juez Sandra Heredia demostró que Uribe era culpable del delito de Soborno

  • Foto del escritor: Redacción Pares
    Redacción Pares
  • hace 16 horas
  • 6 Min. de lectura

Por: Redacción Pares



“Tengan paciencia como yo he tenido paciencia con ustedes” Le dijo la juez Sandra Liliana Heredia al auditorio que esperaba el fallo de la sentencia en el juicio que se le sigue al expresidente Alvaro Uribe Vélez. Ninguno de los más de cien periodistas que cubrieron la lectura de la sentencia en el juicio que se le sigue al ex presidente pensaba que esto iba a durar tanto. Pero la juez Heredia, quien en los últimos días ha sido presionada por medios como la revista Semana, por jueces que le enviaron una carta enseñándole derecho y hasta por Jerónimo Uribe, necesitaba blindar su decisión. Sobre las 3:30 de la tarde la juez Heredia determinó que Uribe era culpable del delito de soborno de testigos en actuación penal.


La espera fue de 475 días en “una lucha contra el reloj”. Desde su finca en Rionegro el expresidente escuchaba la lectura de la juez en donde se invocaba incluso a la diosa “Temis”. La voz de la juez se quebraba mientras afirmaba que se exigía una justicia imparcial. “La justicia ha llegado como debe ser, efectiva y serena, sin arrebatos”. Las últimas horas para Heredia han sido duras. Un perfil de la revista Semana intentó enlodarla y encerrarla con el calificativo de ser de “izquierdas”. Heredia recordó los “ataques machistas” que han tenido que sufrir las mujeres que han estado al frente de este juicio.


El discurso de la juez dejaba en claro que el sentido del fallo no tendría lugar para la sospecha ni el cálculo electoral. No distinguía nombres y se separaba la justicia y la política como marca el Estado de Derecho. “Pedimos respeto y sensatez” le dijo una jueza que cada vez ponía más firmeza en su voz. “A usted ciudadano Alvaro Uribe lo ha hecho con la mayor gallardía, de la mano de su esposa, y le recordamos que este juzgado lo hará con justicia y sin pasiones. Todos somos iguales ante la ley”. En la pantalla de Uribe se veía atrás de él el caminar nervioso de Tomás, uno de sus hijos. Tanto el abogado Granados como el expresidente se veían completamente pétreos, como si las cámaras de ellos se hubieran paralizado.


En el tribunal estaba en cuerpo presente, como en todo el juicio, Iván Cepeda y sus abogados. En otra sala en Paloquemao estaba un enjambre de periodistas. De tanto en tanto Uribe se movía anotando en un papel lo que decía la juez. La lectura se extendía, cinco, diez minutos. Después del discurso emotivo de Heredia vino lo técnico, la lectura de la sentencia con todos sus vericuetos jurídicos. Entonces empezaron a hablar de las escuchas en la línea telefónica que sostuvo con Diego Cadena entre marzo y abril del 2018. La juez habló de cómo se hicieron estas interceptaciones. Con respecto a este punto la juez mostró que estas intervenciones tuvieron todo el respaldo de la ley. “Estas no comenzaron el 7 de marzo ni concluyeron el 9 de abril, sino se hicieron en las fechas establecidas. La interceptaciones se llevaron en días hábiles entre el 12 y el 17 de marzo. No se continuó con estas intervenciones después”.


A medida que la juez que hablaba se veía en la casa de Rionegro a Tomás Uribe caminando nervioso haciendo llamadas desde su celular. Todo parecía indicar lo inevitable, que Uribe sería el primer presidente condenado en un juicio en la historia de este país.


La lectura superó los cuarenta minutos. Una buena parte de ella se dedicó a tumbar la versión de la defensa del expresidente que la interceptación a Uribe y a Cadena contó con todo el respaldo de la Corte. Así que las interceptaciones que se usaron contra Uribe y su abogado eran legales.


La defensa de Uribe constantemente apostó por la preclusión. Esta se dará el 20 de octubre, por eso intentaron demorar lo más que pudieron el juicio, poniéndole palos en la rueda con tutelas al ritmo que llevaba la juez Heredia. Fue muy importante, tal y como lo dijo la togada al principio de la lectura de fallo, que fue una carrera “contra el reloj”.


La razón por la que fueron considerados legales las interceptaciones fue la conducta punible que hubo entre Cadena y Uribe. Uno a uno cada argumento que había puesto la defensa del expresidente fueron cayendo. Desde Rionegro el ambiente se caldeaba. Los nervios de Tomás Uribe contrastaban con la tranquilidad de su papá quien miraba poco a la cámara. Mientras la juez leía la sentencia durante hora y media eran cada vez más los colombianos que se conectaban a la transmisión en vivo. En la cuenta de Youtube de Daniel Coronell habían 71 mil personas conectadas sobre las 10 de la mañana.


La otra observación que tuvo la defensa fueron las grabaciones de los relojes espía que compró Deyanira Gómez que fueron altamente cuestionadas por Uribe y Jaime Granados. En él se ve como intentaron, desde la parte de Uribe, cambiarle el relato a Monsalve. Estas pruebas fueron aceptadas, lo que dijo la juez fue determinante: “El testimonio de Deyanira Gómez es consecuente”. “Las grabaciones fueron ciertas” afirmó la juez en este caso.


La primera parte de la sesión duró noventa minutos. Durante ellas la juez reconoció que, aunque es un juicio que despierta pasiones “mi compromiso fue con la verdad”. Refiriéndose a las exclusiones de la defensa refiriéndose de las interceptaciones entre Uribe y Cadena afirmó que no eran ilegales porque se trataba de una comisión por un “presunto hecho delictivo”. La segunda parte estuvo orientada a la valoración de los relojes espías, con los que Monsalve grabó al abogado Diego Cadena en donde intentaba hacerle cambiar la versión. La juez afirmó que esas grabaciones, en donde capta a Cadena y Pardo, son válidas y que no acepta argumentos de la defensa donde afirman que es una prueba alterada. Esto hace parte de una copia que llegó y se pruebe comprobar que no hay alteración material de la prueba.


Sobre las 10: 35 de la mañana la jueza Heredia leyó la sentencia sobre soborno en actuación penal. Según la jueza Juan Guillermo Monsalve era constantemente abordado por Enrique Pardo para que cambiara la versión que comprometía a Uribe con la creación del Bloque Metro. A la presión de Pardo se sumaron las visitas de Diego Cadena a La Picota. Querían ofrecerle beneficios a cambio de que cambiara su versión y comprometiera a Iván Cepeda en el delito de manipulación de testigos. Incluso Pardo le ofreció una carta en donde sólo tenía que firmarla para pedirle disculpas a los hermanos Uribe. La defensa del expresidente afirmó que la actuación de Cadena fue en franca ley. Sobre las 10:47 se escuchó una voz en la audiencia, era María Fernanda Cabal que intentaba interrumpir la sesión. La jueza tuvo que parar su lectura de sentencia para mandar a callar a la senadora.


Sobre las 10:55 la juez afirmó que Deyanira Gómez fue víctima de acciones de amenazas y calumnias que la obligaron a exiliarse. Deyanira es una de las testigos de la presión que sufrió Monsalve en La Picota. “Hubo prejuicios sexistas contra ella” afirmó la juez Heredia. “Lo único que buscaban era la criminalización de Iván Cepeda” La jueza además dijo que la versión de Monsalve no tuvo contradicciones.


“Si existieron maniobras para cambiar su testimonio” concluyó la juez en un momento donde en la sala el ambiente se ponía cada vez más tenso. Heredia respaldó la versión de Monsalve y declaró que era un testigo creíble.


La jueza recordó que, por un intento de envenenamiento, el testigo Monsalve lleva 13 años lavando y cocinando sus propios alimentos. Uno a uno la juez fue dando la versión definitiva donde se consideró los testigos que llevó la defensa de Uribe.


Este primer delito por el que se encontró culpable a Uribe, el de soborno de testigos en actuación penal en el caso del testigo Juan Guillermo Monsalve el código dice que este delito puede dar cárcel de 3 a 6 años y una multa considerable. Es la primera vez que un presidente de Colombia recibe una condena por la justicia penal.


La actitud de Uribe ha sido serena mientras Granados, su abogado se mostraba preocupado. La juez Heredia ha resaltado que el expresidente se ha mostrado “gallardo” a la hora de enfrentar a la justicia.

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