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La paz se reinventa en Pueblo Bello

Por: Sergio Saavedra. Redacción Pares


Crear espacios de convivencia que le apuestan a los niños, niñas y jóvenes para que existan unas alternativas desde el teatro, el baile y la música distintas a la violencia en el municipio de Pueblo Bello, que ha sido fuertemente golpeado por la violencia, es una propuesta comunitaria que lleva 20 años en la región.


La Asociación Talento y Futuro, según Ramón García, líder en la comunidad y abanderado de la iniciativa, es un proyecto en constante reinvención para adaptar el arte a la realidad de las comunidades del Urabá Antioqueño, sobre todo del municipio de Pueblo Bello.


Ramón cuenta que “la música ha sido un motor muy importante, porque justamente a través de la música los niños, niñas y jóvenes expresan y pueden llevar mensajes de prevención de reclutamiento y, de toda la problemática social juvenil”.

Como precisa Ramón, el Centro Social y Comunitario Remansos de Paz, es su sede y le da cabida a todo el que quiera. Es un espacio en el que se construye paz a partir del arte, donde se transforma el escenario a través de los conocimientos, se potencian las capacidades motrices y las habilidades que tienen los niños.


Una propuesta de arte a pesar de la guerra


El proyecto inicia en 1999, cuando el conflicto armado estaba en su pico más alto en la región del Urabá Antioqueño. Este espacio se creó para brindar una alternativa para niñas, niños y jóvenes, distinta a la vinculación en los grupos al margen de la ley. De esta forma, cuenta Ramón, es que nace el proyecto que buscó en el teatro, la recreación y la danza y con la nueva incursión en la música, una posibilidad de reescribir la historia de Pueblo Bello y del Urabá.


Justamente, el nacimiento fue en el municipio de Pueblo Bello, el 13 de diciembre de 1999 y la propuesta se ha extendido por medio de semilleros en los corregimientos de Altos de Mulatos, San Vicente del Congo y Nueva Granada.


El trabajo territorial desde el teatro ha permitido hayan llegado a festivales como el Iberoamericano en Bogotá y el Internacional en Manizales. Sin embargo, no dejan de tomarse el Urabá con el teatro, especialmente Turbo, pues allí, cada año llegan con “El Urabá celebra el teatro” haciendo un recorrido desde Arboletes, pasando por Mutatá, Necoclí, San Juan, Turbo, Carepa, Chigorodó para llevar mensajes a la comunidad y potencializar sus capacidades y saberes.


La música, una herramienta que surgió del teatro


La Escuela de Música trabaja especialmente sobre la música Folclórica de Atlético, con ritmos como la chirimía, música vallenata y la música tropical. De hecho, cuenta Ramón, “la idea de crear la escuela de música nació para crear una banda sinfónica para el teatro, una banda que acompañara con sonidos teatrales a los montajes”.


Asimismo, Ramón señala que había niños y niñas que no encontraban el lenguaje de expresión más idóneo en el teatro, en la danza y sí lo encontraban en la música. La capacidad de tener instrumentos y e instructores se ha dado por medio del apoyo de la comunidad, de la Unidad de Víctimas y la Fundación Reforestadora del Sinú —como aliado estratégico— así como del Banco Mundial.


Ramón cuenta que la Escuela de Música recibe más de 350 niños y niñas en formación y la banda de música folclórica del Atlántico tiene alrededor de 45 niños y niñas. Dentro del proyecto hay niños y niñas víctimas del conflicto armado que utilizan el arte como un método para transformar su vida y generar alternativas frente a las secuelas del conflicto.


El espacio ha generado que haya un fortalecimiento en la defensa de los Derechos Humanos y un liderazgo social y juvenil. Asimismo, “hemos sido muy enfáticos en el proceso de trabajo desde la resolución de conflictos”.

Por eso, señala Ramón, el vehículo ideal ha sido la danza, el teatro y la música para que permita llegarle a la comunidad. Además, son herramientas que permiten el fortalecimiento del tejido social. Esto ha permitido que uno de los objetivos que se han planteado, tenga que ver con que este espacio sirva como una respuesta preventiva.


Un pasado que no olvidan


Han pasado 29 años desde la masacre perpetrada en el municipio de Pueblo Bello en el Urabá Antioqueño. Una masacre perpetrada por los paramilitares en cabeza de Fidel Castaño y en la que actuó en complicidad con el Ejército; de hecho, hace más de 10 meses fue condenado el exteniente Fabio Rincón Pulido por este hecho.


De los 43 campesinos, que esa noche del 14 de enero de 1990 fueron desaparecidos a manos del grupo autodenominado “Los Tangueros”, aún no se encuentran los cadáveres de 36 de ellos. Las comunidades de Pueblo Bello se resisten al olvido y cada año, en compañía de los familiares de las víctimas conmemoran la memoria de quienes fueron asesinados.


Un robo de 43 reses al paramilitar Fidel Castaño por parte de la guerrilla y que estaban siendo transportadas por Pueblo Bello, fue usado de “pretexto” por Castaño para culpar a los habitantes cómo cómplices del robo.


El robo, ocurrido a finales de 1989 fue el preámbulo de una de las masacres más horrorosas del Urabá Antioqueño. Cerca de 60 paramilitares que llegaron a Puerto Bello, colocaron a las víctimas boca abajo, allí seleccionaron 43 campesinos —de los cuales había dos menores de edad— y se los llevaron hacia la finca Las Tangas.


Posteriormente fueron torturados y asesinados. El Ejército, a pesar de tener dos retenes custodiados por los Batallones Vélez y Cóndor de la Brigada XVII, dejó pasar a los paramilitares.


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Talento y Futuro ha articulado, durante 20 años, los lenguajes artísticos para hacer un fortalecimiento del tejido social que parte del reconocimiento de quienes habitan el territorio, su historia y, a partir de allí, contribuir a la paz.

Ramón afirma que los niños, niñas y jóvenes con el trabajo comunitario que hacen representan no solo la dignidad de quienes viven en Pueblo Bello, sino también de la resistencia y resiliencia del pueblo del Urabá.

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