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«Hay que insistirle al Presidente que tome las riendas del país»

Por: Laura Cano. Periodista Pares.


La arenga que muchos repetían durante las movilizaciones, especialmente las del Paro Nacional del año pasado: “primero lo primero: salud y educación” cobran más vigencia hoy. Es oportuno ese cuestionamiento, pues en tiempos como los de ahora nos damos cuenta de la problemática que se nos viene a causa del precario y excluyente sistema de salud. A esto se le suma la inoperancia y falta de criterio decisivo de Iván Duque, cosa no menor.


Justamente el día de ayer el Gobierno Nacional expidió el Decreto 418 del 18 de marzo de 2020, por el que se dictan medidas transitorias en el marco de la emergencia sanitaria por el Coronavirus, el cual plantea que la dirección de esta situación y las decisiones que se tomen ante el COVID-19 están en cabeza del Presidente.


Con esto, deslegitimaba los toques de queda y simulacros de aislamiento preventivo que ya se habían programado en algunos departamentos y ciudades, entre estas Bogotá, la que al momento registra el número más alto de casos: 45.


Sin embargo, la respuesta de los ciudadanos fue inmediata y poco después se convocó un cacerolazo en rechazo a esta medida y a la poca contundencia de Duque para velar por el bien común por encima de otros intereses; económicos, por ejemplo. A las 8 de la noche varias cacerolas se escucharon en las calles, pero desde las casas, de alguna forma recordándonos que el espacio público que nos diputábamos hace tan solo unos meses, ahora nos lo discutimos de manera inversa, pero con algo en común, los reclamos que nos convocan y que nos recuerdan que la consigna debe ser siempre el bien para el pueblo.


Los errores del decreto


Al final, algunos errores fueron señalados por cuenta del senador Roy Barreras, quien a través de Twitter dijo: “Alcaldes y Gobernadores: Pueden seguir con sus decretos de aislamiento. Acabo de verificar que el decreto 418 no es decreto ley sino ordinario. No trae en su motivación el 417. No tiene firma de todos los ministros.


Hasta los decretos y los errores les quedan mal hechos”. Tras esto, un llamado a la desobediencia civil y aclaraciones de acuerdos que se habían hecho previamente, algunos gobernantes locales han mantenido las medidas preventivas antes nombradas: Bogotá, Neiva, Manizales, Cartagena, municipios del Oriente Antioqueño, Sucre, Quindío, Meta, Caquetá y Córdoba.


“Es necesaria una coordinación, debemos seguir insistiéndole al presidente desde todos los lados que tome las riendas del país, pero que las tome de manera sensata, decidida, urgente y drástica. Es muy importante eso. El país que siempre ha sido presidencialista, que acoge la conducción del primer mandatario lo respaldara si él es capaz de ponerse por encima algunos intereses y gobernar para todos los colombianos”, afirmó, León Valencia, director de Pares.


¿Por qué son importantes las medidas preventivas?


Según el Dane, en el año 2019 en Colombia se registraban 48.2 millones de habitantes, de esos el 9.1% eran mayores de 65 años, lo que representaría alrededor de 4.386.200 personas.


Por otra parte, la Asociación Colombiana de Diabetes alertó que en 2018 que 4.5 millones de los colombianos sufrían esta enfermedad y de estos la mitad no lo sabía. Adicional, Caracol Radio informó en mayo de 2019 que la cifra de pacientes con hipertensión era de 3.713.000 y el Tiempo aseveró que, en el 2018, 4.350.221 personas habían sido tratadas por enfermedades respiratorias. Asimismo, el Observatorio Global de Cáncer publicó que solo en el 2018 se habían registrado 101.893 casos de cáncer en el país.


Estos son los números que representan las personas con un nivel más alto de mortalidad con la llegada del Coronavirus a Colombia, virus que hoy tiene 108 contagiados en el territorio nacional y también una de las cifras que ha subido con más rapidez desde el 06 de marzo, el día que se conoció el primero en Bogotá.


Los casos de otros países y sus medidas de contención nos estaban dando aviso de los errores que podíamos evitar cometer en el país. “Luego no hemos tenido la suficiente lucidez para actuar. Era necesario cerrar aeropuertos, no se hizo. Era necesario restringir la presencia de la ciudadanía en lugares públicos masivos. Era urgente también empezar a poner todo el aparato de salud en disposición de hacer conteos reales y aleatorios en las calles y no lo hicimos. Nosotros estamos mostrando la debilidad de nuestro sistema de salud”, aseveró León Valencia.


Esto puede ser uno de los puntos que nos permitía tomar las advertencias de otros lados, pero no comparar los alcances que podría llegar a tener el virus y su propagación en problemáticas sociales.

A Colombia le llegó el COVID-19 cuando el Presidente elegido pasa por varios quiebres en su gobierno; líderes y lideresas sistemáticamente asesinados, escándalos de narcotráfico, compra de votos, intercepciones telefónicas ilegales, una estabilidad económica decayendo, un sistema educativo reclamando recursos y en general un descontento nacional que ha tenido como resultado un paro que se ha extendido hasta este año desde noviembre de 2019. Y ante todo esto ninguna respuesta ha sido contundente. Ahora lo vemos, el COVID-19 no fue la excepción.


En Colombia, seguramente la situación que más encenderá las alarmas, si es que ya no las ha encendido, es el número de camas disponibles en las Unidades de Cuidados Intensivos. Según lo informado por la Revista Dinero el pasado 17 de marzo “el país cuenta actualmente con una capacidad real de 5.300 camas de UCI. Sin embargo, solamente entre el 10 y el 15% tiene el aislamiento adecuado como para atender pacientes de COVID-19 severo. Esto significa, que en Colombia solo habría alrededor de 750 camas para manejar pacientes Covid-19 de verdad aislados como corresponde, para que estos pacientes no contagien a otros pacientes”.


La solidaridad es la ternura de los pueblos


Ante las pocas medidas y la terquedad del presidente por acatar las advertencias, deslegitimando lo que se propone y velando por intereses económicos, como los de Avianca, donde su hermana tiene uno de los cargos más altos de la compañía, además de hacerse el de la vista gorda con los laboratorios de cocaína que han aparecido y el narcotráfico que ha querido salir del país, Duque nos tiene a la deriva con un panorama no alentador que prevé, sin necesidad de mucho análisis, que los hospitales van a colapsar, que la epidemia será mortal, pero también serán letales las pocas soluciones que se han tomado frente a la precarización en la que está el sistema de salud.



¿Quién podrá hacer uso de esas 750 camas de UCI adecuadas para tratar el COVID-19? Seguramente no son los mismos que hoy están en las calles con un mayor riesgo de contagio, quienes hoy no han podido decir #YoMeQuedoEnCasa


Cabe resaltar, el riesgo de salubridad, no solo está siendo afectado por el desacato a medidas más efectivas que las propuestas por Duque, sino también por la negativa que ha puesto el presidente para poder hacer un pacto que permita trabajar conjuntamente por los migrantes que están en zonas cercanas a la frontera y donde se ha decidido cerrar los albergues que daban protección a quienes no tiene posibilidades de estabilidad económica que les permita establecerse permanentemente en un punto con condiciones de vida dignas.


Este sería el momento preciso para decirle al dirigente nacional lo que alguna vez dijo Gioconda Belli: “La solidaridad es la ternura de los pueblos”.


También es el momento para que nos movilicemos políticamente, entendiendo que esto no solo es en las calles, es también generando aprendizajes colectivos, cuidarnos, no generar pánico, sensibilizarnos, poner en discusión las problemáticas nacionales y si es necesario, no dejar la cacerola para seguir presionando al Gobierno hasta que tome las riendas de una forma responsable con todos y todas.

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