Por: Redacción Pares
Ángel* llegó a trabajar a Buenaventura como policía antinarcóticos en el año 2001. Su deber era estar en el puerto para vigilar toda la mercancía que entraba y salía para el comercio nacional e internacional. Estando allí, muy rápido aprendió que en el puerto “hay personas que todo el día están pensando en cómo ocultar la droga”.
A la mayoría de los policías que enviaban a zonas como Buenaventura los enviaban como castigo, dice Ángel. Pues se sabía que por la presencia de grupos armados ilegales peligraba la vida de los uniformados. De hecho, el mismo año de su llegada al municipio, la noche del 5 marzo, ocurrió la Masacre de Citronela, perpetrada por un grupo de paramilitares del Bloque Pacífico. En ella, cuatro personas fueron asesinadas, entre las que se encontraba el presidente de Junta de Acción Comunal de la vereda.
Según Rutas del Conflicto, desde el año 2000 hasta el 2005, los ‘paras’ del Bloque Pacífico tuvieron una influencia casi total en Buenaventura, en esos 5 años fueron perpetradas 22 masacres en el municipio. Además, allí también tenía presencia el Bloque Alfonso Cano de las FARC, que por ese entonces estaba fortaleciéndose. “Estaban entrando ‘los paracos’ y la guerrilla siempre le daba duro a los policías, bombas en algunos barrios y en la vía, era complicado todo”, asegura Ángel.
El policía recuerda que cuando llegó a la ciudad tenía buenas intenciones. Sin embargo, “en ese tiempo fueron muchos policías que se fueron en 4 velas a sus casas” y eso lo desmotivaba. Según El País de Cali, el año más violento que se ha vivido en Buenaventura fue el 2000, con 576 muertes violentas. Esto ocurrió a la par de la aparición de las AUC, Bloques Calima y Pacífico.
Fue por este motivo que decidió entrar ‘al negocio’. Todos los días, los mismos policías le decían Ángel que entrara, que era una buena idea, que esa oportunidad no se veía todos los días. Esta es una práctica vieja y que sigue usándose, de hecho, el 14 de junio de este año fueron capturados en la ciudad de Barranquilla 14 policías por estar envueltos en negocios relacionados al narcotráfico. La situación se ha repetido también en Antioquia.
Entre la presión y depresión que le produjo que en la ciudad nada funcionara y que las instituciones estuvieran compradas, Ángel decidió vincularse al negocio. Dice que no era propiamente un ‘narco’, pues su labor, como la de otros policías, era hacer como si no viesen lo que está ocurriendo.
Según Pacífico Colombia, por los 2000 en Buenaventura se vivían los resquicios y legados de lo que antes había sido el Cartel de Cali. Fue ese año en que empezó la etapa del mayor tráfico de drogas en el municipio. Dada la arremetida del paramilitarismo, el negocio se fortaleció. Para el 2005, después del proceso de Justicia y Paz, los enfrentamientos entre grupos armados empezaron a acrecentarse. La pelea, según el Centro de Memoria Histórica, se daba sobre todo entre Urabeños, la Empresa y los Rastrojos.
Ángel se mantuvo un tiempo en el negocio, tiempo que se tradujo en dinero, dinero venidero porque llegó el momento en que el negocio cayó. Un día se envió un cargamento con droga directo para México. Ángel lo sabía, sin embargo, se hizo, como suele hacerse en las situaciones de ‘calentura’, el que no vio nada. El cargamento se cayó en otro puerto y descubrieron a Ángel. Actualmente, tiene una investigación con la Policía y la Fiscalía. Pasó dos años y medio en la cárcel y está esperando que su caso avance.
*Nombre cambiado a petición de la fuente
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