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Elecciones sin partidos, un electorado indeciso y en el centro: ¿Entramos al posuribismo?

Por: Daniela Garzón (investigadora nacional) y Nataly Triana (asistente de investigación) Línea de Democracia y Gobernabilidad – Pares


Las últimas encuestas indican que más de la mitad de votantes no tiene aún candidato presidencial ni partido político definidos, que dividir el mundo entre izquierda y derecha es equivocado porque la mayoría dice ser de centro, y que la pésima gestión de Iván Duque ha sido la puerta de entrada al posuribismo. También, que mientras en el Valle del Cauca la gobernadora y el alcalde pierden puntos de favorabilidad, igual que Claudia López en Bogotá, los mandatarios puestos por los Char parecen de teflón.


El 20 de septiembre, la firma Cifras y Conceptos publicó su más reciente encuesta Polimétrica, en la que les preguntó a 2.231 ciudadanos, que representan casi seis millones de votantes, sobre su percepción frente a la gestión de los gobiernos nacional y locales, y frente al desempeño de algunas entidades. Además, incluyó un módulo de cultura política. Este sondeo se suma a la encuesta Pulso País, hecha por Datexco (que se publicó recientemente), y a la Invamer Poll (que se publica cada dos meses), ambas reportando datos de agosto. A continuación, presentamos los hallazgos más interesantes.


En primer lugar, llama la atención que la larga lista de candidatos y candidatas —un reto hasta para personas expertas en política— tenga un correlato en los altos niveles de desconocimiento de las personas sobre los aspirantes: según Polimétrica, el 69% de las personas hoy no los conocen, y el escenario para el Congreso es aún más dramático, pues esta cifra roza el 90%. Parece que el desprestigio de los y las congresistas va de la mano con lo invisibles que son los candidatos para las personas votantes.


De la misma manera, es apreciable el espacio y las posibilidades que tienen quienes aspiran a la Presidencia para buscar apoyos, pues solo el 23% de personas encuestadas afirman ya haber elegido por quien votar. Lo que es seguro es que en ese 77% de indecisión no hay espacio para tanta gente, pues solo dos candidatos van a llegar a segunda vuelta. Dicen los “gurú” del marketing político que una elección la gana quien le atine y conecte con el tema de la campaña, y aunque parecía que el de esta sería la grave crisis económica que estalló en el paro de abril, la “normalidad” de la que se está disfrutando desde hace unos meses calmó las aguas.


Además de la gran confusión en torno a los candidatos presidenciales, esta parece ser una elección sin partidos, pues ninguno ha presentado una candidatura propio definitiva. Los mecanismos para elegir esta candidatura dentro de las colectividades, en vez de congregarlas, parecen separarlas. Y, por si fuera poco, las personas parecen sentirse cada vez menos identificadas con estas agrupaciones políticas. Según Polimétrica, el 64% no tiene afinidad con ningún partido, y la colectividad ganadora entre las personas que sí manifestaron alguna afinidad es la Colombia Humana de Gustavo Petro, partido que recién recibió su personería jurídica y con el que se siente afín el 10% de las personas encuestadas. Los otrora poderosos partidos tradicionales confirman su mala hora: juntos, el Partido Liberal (con un 4%) y el Partido Conservador (con un 2%) no suman sino el 6% de la afinidad política hoy (Te podría interesar: La encrucijada del Partido Liberal).


Por su lado, Pulso País muestra que el 81% de las personas tiene una opinión desfavorable de los partidos políticos. De hecho, la última vez que esta cifra fue menor al 60% fue en junio de 2019. En la Invamer Poll, esa imagen negativa es del 89%, y para encontrar una cifra menor al 60% hay que ir hasta febrero de 2011. Los partidos políticos han sido, desde siempre, parte fundamental de las democracias representativas liberales, pero su ocaso es innegable y la dispersión de listas y movimientos nuevos recuerda el multipartidismo llevado al límite existente antes de la reforma política de 2003.


Esto también puede ser el anuncio de un fuerte remezón en el Congreso, pues las fuerzas hasta ahora más numerosas —el Centro Democrático, el Liberalismo y Cambio Radical— tienen cada vez menos militantes y muchos de sus representantes no buscarán su reelección. Como lo ha señalado en otras ocasiones la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), estas elecciones son un reto mayúsculo para los clanes políticos y la política tradicional, no solo porque las prácticas clientelistas son cada vez más caras y complejas, sino porque hoy la mayoría de la ciudadanía parece querer —ahora sí— otra cosa. La división del mundo entre izquierdas y derechas también parece mandada a recoger, pues el 70% de las personas encuestadas por Cifras y Conceptos se identifican a sí mismas dentro del centro político.


Es así como la preferencia por el centro, la poca afinidad con los partidos, junto con su mayoritaria percepción negativa, configuran una ventana de oportunidad para las 25 personas aspirantes que pretenden avalarse a la Presidencia a través de firmas, independientemente de si poseen respaldo extraoficial de algunos partidos. Aunque ya en el pasado las firmas habían sido un escaparate para huir de los partidos —las utilizó Vargas Lleras siendo el jefe natural de Cambio Radical—, esta será una elección de punto de quiebre en cuanto a su uso.


En la misma línea, la encuesta de Polimétrica trae una novedosa clasificación sobre la afinidad política de la gente. Así, identificó cuatro grupos de votantes: los “Mamados”, que son el 41%, los “Reformistas”, que son el 26%, los “Incluyentes”, que son el 19%, y los “Continuistas”, que son el 14%.

Resalta en el primer grupo que apoyan la cadena perpetua —tumbada recientemente por la Corte — y que no apoyan que sea mayor la edad para pensionarse. En el segundo grupo están de acuerdo con subir la edad de jubilación y con legalizar a las personas migrantes. Los “Incluyentes” son quizás ese grupo de “nuevas ciudadanías”, aquellas personas que están de acuerdo con la legalización de migrantes, con darle preponderancia a los temas sociales y que apoyan la despenalización total del aborto (que se está discutiendo en la Corte Constitucional). Finalmente, los “Continuistas” están de acuerdo con la cadena perpetua, como los “Mamados”, y son el grupo más conservador porque no apoyan ni la legalización de migrantes, ni el matrimonio entre personas gais ni que aumente la edad para pensionarse.


El punto de convergencia entre todos los grupos es que ninguno quiere la continuidad del Gobierno Duque: el 71% tiene una imagen desfavorable del presidente, lo que no solo significa un durísimo golpe para el uribismo y su idea de quedarse en la Casa de Nariño, sino que, además, confirma lo que Pares ha venido afirmando: la época del posuribismo es una realidad (Te podría interesar: Posturibismo político o el fin de una etapa en Colombia). En las otras dos encuestas tampoco le va bien a Duque: en Pulso País tiene una imagen negativa del 71%, y el 77% de las personas desaprueba su gestión; y en Invamer Poll registra una desaprobación del 75%. Un dato adicional es la imagen desfavorable de Uribe, que según Invamer es del 70%, cuando alcanzó niveles de favorabilidad del 85% siendo presidente.


Por otra parte, la mayor desfavorabilidad para alcaldes y gobernadores reside en Valle del Cauca. De acuerdo con Invamer y Polimétrica, Clara Luz Roldan mantiene niveles de desfavorabilidad del 58% y 49%, respectivamente. En este mismo caso está Jorge Iván Ospina, uno de los alcaldes más impopulares, con una desaprobación del 74% en Polimétrica e Invamer, y del 68% en Pulso País.


Quien también ha sufrido un golpe en la favorabilidad es la alcaldesa Claudia López: según Invamer, en agosto registró, por primera vez, una imagen desfavorable (51%) mayor que la favorable (42%) en el año y medio que lleva en el cargo. Las declaraciones contra la población migrante, la inseguridad y haber extendido medidas restrictivas como las cuarentenas por localidades podrían haberle pasado factura. Aunque en el caso de la alcaldesa Polimétrica aún registra una imagen favorable (54%) mayor a la desfavorable (46%), el descenso desde abril de 2020, cuando su favorabilidad era del 89%, es muy notorio. Esto, en últimas, ha afectado a la Alianza Verde, que se ve como un partido fragmentado (Te podría interesar: Las prospectivas del verde para 2022).


Para Daniel Quintero el castigo ha sido menor: según Polimétrica, hoy su favorabilidad es del 59%, mientras que en Invamer es del 46% y su desfavorabilidad alcanza el 53%. Quintero ha estado encartado con Telemedellín, no ha podido con los nombramientos en la junta directiva de EPM y vive de pelea con el uribismo. La revocatoria en su contra está en marcha.


Quienes siguen sorprendiendo y la sacan barata de la crisis son las personas que puso el ‘Clan Char’ tanto en la Alcaldía de Barranquilla como en la Gobernación del Atlántico: según Invamer, tienen la mayor favorabilidad en el país. Jaime Pumarejo y Elsa Noguera registran el 63% y 78% de imagen positiva, respectivamente; y los datos de Polimétrica muestran algo parecido: 65% y 72%, respectivamente. Parece que son de teflón porque sus números no reflejan lo que han significado la temporada de lluvias, las muertes por el covid-19 y la pobreza para muchos atlanticenses.

Los verdaderos victoriosos, de acuerdo a Polimérica, son los mandatarios del Magdalena que hacen parte de Fuerza Ciudadana: Virna Johnson y Carlos Caicedo, quienes superan los índices del charismo, con un 76% y 75% respectivamente.


La carrera es de largo aliento y aún faltan seis meses para las elecciones de Congreso y ocho para las presidenciales. Sin embargo, las señales son claras: nadie quiere que las políticas de Duque sigan, la mayoría de alcaldes andan en descalabro, los partidos pasaron de moda y, en la lista de sesenta o más precandidatos presidenciales, la mayoría de votantes no encuentra ningún liderazgo inspirador.

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