Por: Nataly Triana Guerrero Asistente de Investigación Línea de Investigación de Democracia y Gobernabilidad – Pares
Laureano Augusto Acuña Díaz, más conocido como ‘el gato volador’, es senador por el Partido Conservador y actualmente se desempeña como presidente de la Comisión de Ética en el Congreso de la República. Su llegada a esta instancia, el pasado 28 de julio, pone en riesgo el ejercicio imparcial de este organismo que tiene como objetivos: el cumplimiento del código de ética que rige a los y las congresistas, el seguimiento de casos abiertos y el establecimiento de sanciones en relación con el régimen de incompatibilidades e inhabilidades.
En 2018, la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) advirtió sobre los serios cuestionamientos que rodeaban a Acuña en su aspiración al Congreso para el periodo 2018-2022. Sin embargo, resultó elegido con una votación de 82.854 votos (la cual se concentró en el departamento de Atlántico). Los cuestionamientos más relevantes que tiene este senador están vinculados con sus presuntas relaciones con el sistema de compra de votos en el Atlántico.
Acuña es señalado por Aida Merlano en sus declaraciones como uno de los “tres mayores responsables de compra de votos en el Atlántico”, junto al ‘Clan Char’ y al ‘Clan Gerlein’[1]. Estas estructuras clientelares habrían permitido la llegada al Congreso de César Lorduy, Modesto Aguilera, Karina Rojano y José Gabriel Amar, quienes también obtuvieron sus mayores votaciones en el departamento de Atlántico, permitiéndoles ser actuales representantes a la Cámara por el partido Cambio Radical.
Entre los comportamientos más cuestionables de Acuña se encuentra un episodio del que fue protagonista en el 2015, cuando se negó ante la Policía de Tránsito y Transporte de la Guajira a realizarse una prueba de alcoholemia. Está situación casi le hace perder su curul, tal como le sucedió al exparlamentario Jorge Merlano. Para entonces, Acuña reconoció que se encontraba en estado de embriaguez, pero afirmó que no estaba conduciendo cuando fue detenido en el retén de la Policía de Riohacha. Lo anterior produjo que la Procuraduría General de la Nación abriera una investigación preliminar en su contra.
En la actualidad, a pesar de haber resultado elegido como presidente de la Comisión de Ética y Estatuto del Congresista, Acuña tiene un proceso penal en la Corte Suprema de Justicia, cuatro procesos en el Juzgado Civil del Circuito de Barranquilla, uno en el Juzgado Municipal Civil de Oralidad en Barranquilla y uno en el Juzgado de Familia de Barranquilla. Todos estos procesos son de carácter privado. Por su reserva, se desconocen los asuntos y el curso de estas investigaciones.
Por todo lo presentado, se puede afirmar que, en su ejercicio público, este senador no cumple con las características requeridas para ser presidente de esta Comisión de Ética: el comportamiento decoroso, íntegro y moral. Por el contrario, la elección de Acuña en este cargo corresponde a un ejercicio desesperado, por parte de las mayorías de Gobierno, para frenar los procesos en contra de sus integrantes. Cabe recordar que, entre las investigaciones que tiene la Comisión de Ética y que podrían encontrarse en riesgo, está el proceso en contra del senador Ernesto Macías, del partido Centro Democrático, quien, en su ejercicio como presidente del Congreso, el 20 de julio de 2019 interfirió en el sistema de pesos y contra pesos al haberse negado el derecho a la réplica a la oposición.
[1] Retomado de: https://pares.com.co/2019/10/07/aida-merlano-una-pieza-de-un-aparato-electoral-corrupto/
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