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El abucheo a Santos y la estupidez de algunos colombianos



El primero de enero el país amaneció con la noticia de una gran silbatina y abucheo al presidente Santos en Cartagena. En medio de la crisis de noticias, relativamente normal, en un país en festividades navideñas y sobre todo en un país en paz que estaba acostumbrado a abrir con noticias violentas, el abucheo fue noticia principal en varios medios de comunicación.

Inmediatamente surgieron múltiples interpretaciones sobre la silbatina: desde la consecuencia de la reforma tributaria, hasta que las camionetas que recogieron al presidente estaban en contravía y claro, el proceso de paz. También, como era de esperarse, la oposición política aprovechó el video, aunque cada cual desde su tribuna, pero tanto la derecha radical, como la izquierda no dejaron pasar el momento.

En todo caso el registro del hecho, las interpretaciones y las razones del escándalo no dejan de parecer estúpidas. Por un lado, es bastante normal una silbatina a un presidente, más aun cuando está terminando su periodo de gobierno, es decir, en momentos de desgaste es normal, las abucheadas a Pastrana, Uribe, Samper se cuentan por decenas. Así que aquí no hay nada nuevo o espectacular.

Por otro lado, el ruido no va a cambiar políticamente al país, es decir, es un ejercicio que desde el punto de vista de la Ciencia Política tiene un impacto de tipo ético, es lo que se llama “resistencia no violenta”, pero desde lo político no hay nada sustancial, ya que los ciudadanos siguen votando por los mismos que nos han gobernado los últimos casi 200 años. Es decir, abuchean a alguien para seguir votando igual.

 Si la ciudadanía está indignada y quiere cambiar el país, le recomiendo que no vote por los mismos, sin embargo, las encuestas dicen que van a votar por Vargas Lleras, el que diga Uribe, el Partido Conservador, los liberales, La U, etc., es decir, los de siempre.

Pero la mayor estupidez no está en pensar que silbando y votando por los mismos se va a cambiar el país, sino en aquellos que abuchearon al presidente Santos por haber firmado el proceso de paz, eso sí que es una idiotez. Por ejemplo, hace un año, las Farc estaban en 242 municipios de los 1.122 que tiene el país, hoy ya no hay Farc entendida como guerrilla. De hecho, las zonas donde algunos excombatientes están ubicados, llamados espacios territoriales de reincorporación y capacitación, están en 26 veredas, es decir, menos del 2 por ciento del territorio donde estaban hace 1 año. La pregunta es ¿en serio hay gente que continua pensando que Santos le entregó el país a las Farc o que fue el mal negocio? porque eso no dicen los datos.

Columna de opinión publicada en Semana.com


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